El tiempo de Navidad nos invita a dar, a regalar. No sólo porque a veces caemos en el juego de la mercadotecnia, sino también porque ante Jesús, hecho un niño en Belén, nos sentimos agradecidos con el Padre por habernos dado a su Hijo; y porque esa gratitud nos puede inspirar a dar de nosotros mismos a los demás.