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Una Cuaresma transfigurada

Una Cuaresma transfigurada

Por: Mtro. Adolfo Ruiz Guzmán

La Cuaresma se nos presenta como un tiempo de desierto, preparación, meditación, pero lo más importante, introspección para vivir la pasión, muerte y resurrección del Señor. Las herramientas con las que contamos y que nos permitirán vivir una Cuaresma Transfigurada se presentan en la liturgia del Miércoles de Ceniza: El ayuno, la oración y limosna.

Es interesante que este tiempo litúrgico inicie con la ceniza porque nos hace recordar lo que somos delante de Dios, nada, que del barro que nacimos, a él regresaremos. Es un momento para reconocer en humildad lo que necesitamos de Dios y que no somos tan autosuficientes como creemos. Ello nos motiva a voltear los ojos hacia Él para destruir al yo que no me permite tener la experiencia de su amor; vaciarme de mi, para que todo lo que hay en mí, pueda ocuparlo en plenitud.

Para lograr ello, debemos asimilar las dimensiones de las herramientas que se nos ofrecen, comencemos por el ayuno que tiene la finalidad de forjar nuestra voluntad, pero a lo que estamos llamados no es solo dejar de comer o privarnos de un alimento. Busca ayudarnos a rechazar aquello que, aunque me gusta, me hace mal, me corrompe el alma; ahí radica el éxito para vencer a las tentaciones que se nos presentan, hoy las principales vienen desde la soberbia y la sensualidad. El ayuno también tiene otra dimensión, vencerme a mí, el rechazar mi terquedad para reconocer que soy limitado y necesito ayuda.

Con esa necesidad de amor, viene la oración que surge de la humildad de un corazón sediento de la misericordia de Dios, que aprendió, por el ayuno, que el mundo tan apetecible a los ojos de los hombres, solo es un sofisma y un espejismo. Cuando el hombre entabla ese diálogo con su Creador, lo vivifica y santifica, aprende a darle un sentido a todo en su vida, incluso al sufrimiento, se da cuenta que en la vida tiene una razón y le permite a Dios ser Dios, sin querer convertirlo en mago o quitapenas y lo libera del absurdo de pensar que Dios permite las cosas.

La oración es el vínculo de amor que tiende a dar fruto, a construir y ofrece una experiencia profunda de Dios a la que el hombre está inviado a responder. Entrar en el misterio de Dios, que se presenta silencioso y escondido en lo sencillo, es vivir en la libertad de saberse hijos amados del Padre, pero también en la responsabilidad que brota del amor, por lo que con la fuerza aprendida del ayuno y la que imprime la oración, podré rechazar aquello que me perjudica o genera mal, demuestro y hago patente el amor a Dios en que busco mi bien y el de mis prójimos, aunque a veces me cueste o no lo haga tan patente.

Una herramienta poco comprendida es la limosna, porque incluso la hemos confundido con la ofrenda que hacemos en la Misa. Partamos que, para llegar a ella, debimos haber transitado por el ayuno y la oración, porque la limosna solo puede darle por acción de un corazón vivo por el amor de Dios. No es dar lo que me sobra, es entregarme al otro, no solo desde el punto de vista económico, sino como uno, es decir, querer participarle

mi experiencia del amor de Dios, en la que busco su bien y busco ayudarle para que también logre alcanzar su realización.

La limosna no es ponerme desde una posición de privilegio, es caminar juntos, lado a lado, creciendo esa experiencia de la que tanto he hablado, pero ahora en comunidad, porque nadie cree solo, es una fe compartida, que tiene su fundamento en conjunto, lo que he recibido gratuitamente, lo quiero compartir para que crezca. La limosna es dar lo que más nos cuesta, nuestro tiempo, experiencia, corazón y a veces también, lo económico, pero no es lo principal.

Tras recorrer todo este caminar de 40 días – y en ocasiones de vida – llegaremos al cumplimiento del proyecto, que inició en cenizas, pero terminará en la resurrección que nos llevará a la vida que no se agota, a la vida eterna.

Les deseo una santa y transfigurada Cuaresma.

Adolfo es egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y del MBA por la Universidad Anáhuac México Campus Sur, cuenta con distintas especialides por el IORTV en España y Harvard Business School; además de ser piloto aviador por la Escuela AIRE. Actualmente se desempeña como Director de Comunicación y Relaciones Públicas de Grupo Financiero B×+, Catedrático en la Universidad Anáhuac México y conferenciasta nacional e internacional. Tiene una trayectoría de 13 años en comunicación del sector financiero e impulsor de la creación de la cultura financiera en nuestro país.

adolfo.ruiz.guzman@yahoo.com.mx

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