A lo largo de la historia de la humanidad, el ayuno ha sido algo habitual. De hecho, nuestros antepasados hacían frente a largos periodos con poca o ninguna comida, ya fuera por variaciones estacionales en disponibilidad de alimentos, por malas cosechas o por desastres provocados por el humano, como las guerras. En consecuencia, el ayuno ha sido un factor clave durante la evolución humana, que ha moldeado el metabolismo energético humano.
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