Cuando sometemos a nuestras ideas de negocio, que pueden ser fascinantes, al análisis financiero evaluamos su viabilidad, por ejemplo, el valor presente neto de sus flujos o la tasa interna de retorno. De validarse esta primera etapa viene el momento del financiamiento, es decir, la forma de hacer realidad nuestro proyecto. Entonces la relación instantánea que procesa nuestra mente es evocar a la banca comercial, sin embargo, las tecnologías han transformado radicalmente estos mecanismos.
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