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carlos

Un conejo malo, los brincafilas y la innovación

Un domingo cualquiera, camino a una comida familiar recordé que me tocó llevar el postre; siendo un procrastinador con amplia experiencia, decidí pasar a comprarlo de camino a la reunión, ¡sorpresa la mía!, olvidé que era fin de semana de quincena, el escenario era desesperanzador, todas las cajas con filas de al menos 5 personas, carritos llenos, yo con menos de 10 minutos para llegar en punto a la cita y con 3 cajas de paletas de hielo en mis manos, pensé que no podría estar peor la situación -pero lo peor no había pasado-.

 

Mi capacidad de observación, análisis y toma de decisiones al máximo evaluó cuál sería la mejor fila y elegí ágilmente cuál era la mejor opción: personas con productos cargados en mano o con pocos productos en el carrito; todo parecía sencillo, elegí mi mejor opción, pero no, para mi mala fortuna empezaron a surgir quienes yo decidí llamar los “brincafilas”, personas que van al super en pareja y cada uno se forma en una fila, una vez que ven cuál avanza más rápido, deciden cambiarse de lugar, nada nuevo en realidad, y eso cambió todo mi “modelo” mental que había construido para salir del problema rápido.

 

Filas, filas, filas…
 

Un señor de nombre Benito Antonio Martínez Ocasio, el “Conejo malo”, superando en fama a Bugs Bunny y al conejo de Alicia en el país de las maravillas – aunque en el mismo mundo de la fantasía no estaría tan lejano de una combinación de ambos personajes - ha roto muchos récords en los últimos años, pero hoy hablaré de las 280 mil personas que estaban esperando en la fila virtual apenas unos minutos después de iniciar la venta de boletos de su próximo concierto en México, solo para ayudarte a dimensionarlo, la UNAM tiene apenas un poco más de 229 mil alumnos inscritos en sus programas de licenciatura. El costo de la entrada al concierto oscilaba de los $660 a los $8,050 – Fun fact (no tan fun y más fact): la colegiatura anual en la UNAM es de 25 centavos -.

 

Ironía: en esta versión virtual de la venta de boletos también hubo “brinca filas” en su versión digital, las personas se “formaban” en sus diferentes dispositivos electrónicos por si alguno de ellos fallaba. (¿tendrá algo que ver con el problema de la supuesta sobreventa de boletos para sus conciertos en CDMX?, quizá será una duda con la que nos quedaremos).

 

Como lo menciona Michael J. Sandel, en su libro “Lo que el dinero no puede comprar”, la empresa LineStanding.com hace negocio vendiendo lugares en las filas, te explico cómo: la empresa recluta jubilados, mensajeros y en algunos casos indigentes, para que tomen el lugar en una fila de espera, la empresa le avisa al cliente en qué momento llegar y su lugar estará vigilado y le será cedido por un “profesional de la fila” (término real de la persona con este oficio), el cliente paga por el servicio dependiendo de las horas de espera, el precio oscila entre 36 a 60 dólares por hora dependiendo el lugar y el evento.

 

¿Ilegal?, hasta la fecha no, ¿moralmente correcto?, sería debatible.

 

Algunos pagamos por pertenecer a cierta categoría que nos da acceso a filas preferentes, por ejemplo: en el lobby de los hoteles, en el abordaje de un avión, en el banco, para una preventa de boletos de un concierto, y puedo seguir...

 

Hablando en temas de innovación y emprendimiento, todo lo que planteo anteriormente, está tratando de resolver al usuario la pregunta ¿cómo puede ahorrar tiempo?, la innovación deberá estar centrada en los problemas que tiene el usuario, y te puedes hacer preguntas como: ¿qué está tratando de resolver el usuario? ¿cómo lo resuelve actualmente? ¿cómo puedes mejorar esas alternativas actuales?

 

Lo escucharán incansablemente: Enamórate del problema y no de la solución.


Carlos Ortiz Clemente
Coordinador de Emprendimiento