“Las enfermeras son las manos que ejecutan, cuidan y sanan”, Día Internacional de la Enfermería
Por: Dra. Luz Abigail Limón, Servicio Médico Anáhuac Puebla
Cuando pensamos en momentos en los que nuestra salud se ha visto afectada y hemos requerido tratamientos hospitalarios, por poco o mucho tiempo, siempre viene a nuestra mente la enfermera que estuvo ahí para cuidarnos.
Las enfermeras son la pieza clave en el cuidado médico y la recuperación de los pacientes. Son las manos que ejecutan, que cuidan y que sanan. Los médicos diagnosticamos, damos un tratamiento y seguimos a nuestros pacientes, pero quizá no tan cercano como ellas.
La enfermería es amor, es desprendimiento, es paciencia y es habilidad técnica. La piedra angular de la profesión es la caridad seguida de la agudeza en conocimiento y certeza en el actuar. Ser enfermera es dormir poco y trabajar turnos largos. Es llenar papeleo y sonreír con el alma ante la adversidad, el dolor y la muerte.
La parte humana de su misión es que el paciente se sienta cómodo y seguro cuando está recibiendo cuidados médicos. Su presencia contribuye a mejorar la vida de sus pacientes en los momentos de mayor vulnerabilidad y sufrimiento.
Practicar la enfermería no es para todos, se necesitan hombres y mujeres con voluntad de hierro, mentes inteligentes y espíritus compasivos que adopten en su corazón la enfermedad y el dolor del mundo con pasión y valentía. En sus manos está la salud y el bienestar de la humanidad. Tocan con sus manos y sus cuidados la vida de miles de seres humanos en los que dejan huella profunda. Son el motor del cambio y la parte activa de la sanación.
En México el número de personal de enfermería ronda los 280 mil practicantes. Hombres y mujeres que, día a día, entregan sus días y sus noches para salvar, mejorar o despedir con dignidad y amor la vida de los demás. Este es un número muy pequeño en tiempos regulares, pero este último año de pandemia, esas pocas 280 mil almas, han llevado en sus hombros la carga de una población enferma y necesitada de cuidados, de compasión y de compañía en los momentos más difíciles y quizá los últimos de su vida.
Miles de mexicanos han luchado hasta la muerte contra un virus implacable y voraz, y son ellos, el personal de enfermería, los que han vivido con los pacientes el dolor y han visto la muerte pasar encarrerada frente a sus ojos. Para que esta crisis se vaya sorteando de la mejor manera, se necesita del compromiso y entrega de las enfermeras y enfermeros, los que con dolor, cansancio y tristeza han tenido que sacar la casta y el amor por su profesión, por la vida y en beneficio de la humanidad.
Como médico, no tengo más que palabras de agradecimiento, admiración y respeto por el trabajo incansable de estos ángeles en la tierra. Honremos a nuestros al personal de enfermería.