Las ciudades rumbo a 2030: La convergencia de la digitalización y la sostenibilidad
El informe de riesgos globales del Foro Económico Mundial señala el cambio climático, la contaminación y la insuficiencia en servicios de infraestructura como algunos de los principales eventos que están modificando el curso del mundo e impactando la vida de las personas. En particular, los riesgos ambientales ocupan un lugar central en la agenda internacional, y su manifestación es evidente en las ciudades. Considere, por ejemplo, las recientes inundaciones en Valencia, España o los impactos nocivos de los huracanes Otis y John en Acapulco, Guerrero, México.
En este contexto, la creciente urbanización agrava los desafíos ambientales mencionados. En 1800, más del 90% de la población mundial vivía en zonas rurales. La urbanización en Estados Unidos empezó a aumentar rápidamente a lo largo del siglo XIX, alcanzando alrededor del 40% en 1900. En 2008, se alcanzó un hito mundial y, por primera vez en la historia, la población urbana superó a la rural. Para 2050, se prevé que cerca de 7,000 millones de personas en el mundo vivirá en zonas urbanas. La urbanización tiene importantes implicaciones para la provisión de servicios, como el agua potable, alcantarillado, movilidad, servicios de salud, entre otros.
Paralelamente, estamos atravesando una histórica revolución industrial, cuya máxima expresión es el desarrollo de la tecnología digital. Los avances actuales como la inteligencia artificial (AI), el big data, el internet de las cosas (Internet of Things, IoT), la computación en la nube (Cloud Computing) y el blockchain han transformado por completo la comunicación, los negocios, los empleos y la vida cotidiana en general.
La conjunción de estos tres fenómenos -los desafíos ambientales, la urbanización y la transformación digital- ha cambiado por completo el paradigma del diseño de las ciudades. En línea con esta conjunción, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas establece la necesidad de desarrollar ciudades y comunidades sostenibles. Al respecto, la tecnología digital representa una enorme oportunidad para alcanzar este objetivo de la Agenda 2030.
Ahora bien, es razonable pensar que las ciudades inteligentes son únicamente la consecuencia natural del avance de la tecnología digital, especialmente si consideramos que el citado ODS no las menciona explícitamente. Sin embargo, aunque es verdad que las ciudades inteligentes representan un nuevo enfoque para el diseño de las ciudades que está en consonancia con los avances de la tecnología digital, también están alineadas con la solución de los desafíos ambientales que enfrentamos.
El concepto de ciudad inteligente, acuñado inicialmente dentro de la industria tecnológica, tuvo su origen en iniciativas de la empresa IBM que buscaban aumentar la calidad de vida en los centros urbanos utilizando las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Hoy en día, proliferan las iniciativas de compañías privadas e Instituciones de Educación Superior para impulsar el desarrollo de ciudades inteligentes. Por ejemplo, destacan Sidewalk Labs, de Google, City Next de Microsoft, Intelligent Urbanization de Cisco, Smarter Cities Challenge de IBM y EcoStruxure de Schneider Electric. En el ámbito académico, vale la pena destacar el Senseable City Lab, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Ahora bien, es importante señalar que el concepto de ciudades inteligentes supone necesariamente la existencia de un entorno inteligente (Smart environment), que está en consonancia con el concepto de ciudades sostenible y con el abordaje de los problemas ambientales. Además, implica incorporar infraestructura verde, soluciones basadas en la naturaleza, movilidad inteligente, fuentes limpias de energía y las mejores prácticas en edificios verdes e inteligentes. Con esta óptica, pueden abordarse efectivamente los desafíos de las ciudades.
En síntesis, las ciudades inteligentes emergen no sólo como una consecuencia natural de avance tecnológico, sino también de la necesidad de abordar problemas ambientales y sociales. Al aprovechar su potencial y alinear su desarrollo con el ODS de ciudades sostenibles, es posible incrementar la calidad de los servicios que se ofrecen a la población, mejorando su calidad de vida.
Por el Mtro. David Eduardo Guevara Polo
Docente de la Escuela de Ingeniería y Actuaría