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alzhaimer

Día Mundial del Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad crónica, progresiva y neurodegenerativa que se desarrolla silenciosamente durante más de 10 años antes de la aparición de los síntomas.
 

Los principales factores de riesgo de la EA se pueden dividir en no modificables y modificables: La edad es el factor de riesgo más importante para la EA. Más allá de la edad, aproximadamente el 80% de la variación del riesgo de EA parece atribuirse a factores genéticos, siendo el alelo APOE ε4, con diferencia, el factor de riesgo genético más importante.

Según un metaanálisis de 2020 de casi 400 estudios publicados en todo el mundo, la evidencia más sólida de factores protectores se encontró en la duración de la educación infantil, un índice de masa corporal más alto en los adultos mayores y la participación en actividades cognitivamente activas. Se encontró que los siguientes factores tenían los efectos negativos más fuertes: diabetes, hipertensión en la mediana edad, traumatismo craneoencefálico, estrés, depresión, obesidad en la mediana edad, además, el ejercicio en la mediana edad puede disminuir el riesgo de desarrollar EA de una manera dependiente de la dosis
y los estudios de intervención en personas mayores de 65 años sugieren que el ejercicio puede disminuir la probabilidad de desarrollar trastorno neurocognitivo. 

Se ha sugerido que la hiperhomocisteinemia puede aumentar el riesgo de demencia en la vejez y que el tratamiento con una combinación de ácido fólico y vitaminas B 6 y B 12 puede disminuir el riesgo de desarrollar EA.
Las mujeres tienen casi el doble de riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer a lo largo de su vida en comparación con los hombres.


La clave para un diagnóstico preciso es el acceso a un informante que conozca bien al paciente y pueda proporcionar observaciones del curso temporal del desarrollo de los síntomas y el grado de deterioro funcional resultante del deterioro cognitivo. Las pautas de la Academia Estadounidense de Neurología (AAN) para el diagnóstico de trastorno neurocognitivo recomiendan una prueba cognitiva, imágenes estructurales del cerebro (TC o RMN), detección de depresión y evaluación de los niveles séricos de hormona estimulante de la tiroides (TSH) y vitamina B 12.
 

El tratamiento de la EA requiere un enfoque farmacológico y no farmacológico integral que evoluciona con la progresión de la enfermedad y se dirige tanto a los síntomas cognitivos como a los no cognitivos. Sin embargo, también existe la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano es un grupo heterogéneo de síndromes que suele aparecer antes de los 65 años. Muchos de estos pacientes presentan un perfil amnésico que se asocia con otras manifestaciones clínicas como mayor deterioro en la atención, parte ejecutiva, lenguaje, comportamiento/personalidad y funciones visuoespaciales en el momento de la presentación.

El daño cerebral significativo se localiza en la región temporo-parietal posterior, los pacientes con ATROFIA CORTICAL POSTERIOR muestran daño cerebral en las cortezas parietal occipital y temporal posterior, que a menudo es más prominente en el hemisferio derecho. 


Por el Dr. Gustavo González González, Neurólogo

Docente de Neurología de la Escuela de Ciencias de la Salud de la Anáhuac Puebla