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La ética como pilar de la esperanza



 humanism Liderazgo Anáhuac en Humanismo

En este artículo, el Dr. Juan Manuel Palomares reflexiona sobre los retos que enfrenta la sociedad mexicana ante un ambiente polarizado y cómo la ética puede ser un bastión para superar este problema.

En tiempos de incertidumbre y polarización, la esperanza es un recurso invaluable. Sin embargo, esta debe estar cimentada en algo sólido como la ética, por lo que cultivar una conciencia ética en nuestra sociedad nos llevará no solo a la justicia social, sino a un compromiso más profundo con nuestro entorno y una cultura de paz y no violencia.

La ética se define como el conjunto de principios que guía nuestra conducta, por lo que es una necesidad urgente para abordar los problemas que aquejan a nuestra nación. En un país donde la desigualdad y la corrupción están arraigadas, es crucial recordar que la verdadera solución no radica en reformas legislativas o cambios de administración, sino en un cambio de mentalidad y comportamiento.

El lema de la Universidad Anáhuac, Vince in bono malum, Vence al mal con el bien, encapsula esta necesidad, ya que hacer el bien y evitar el mal no son solo preceptos morales, sino pilares para construir una sociedad más justa y equitativa. Debido a lo anterior, podemos decir que la justicia social es la base de una sociedad donde cada individuo tiene la oportunidad de prosperar y esto se logra adoptando una ética de responsabilidad y solidaridad.

Cabe resaltar que los jóvenes juegan un papel crucial en este proceso, debido a que son quienes deben liderar con el ejemplo y demostrar que es posible romper con la inercia de la confrontación y el odio. Al vivir en una época donde la división y la falta de coordinación amenazan nuestro progreso y el divisionismo es alimentado por discursos polarizantes y la falta de voluntad para colaborar, podemos asegurar que una salida es tener una renovada conciencia ética que nos lleve a trabajar juntos por el bien común.

Nuestro país necesita un nuevo rumbo que responda a las exigencias urgentes de la sociedad, por lo que este cambio no solo debe venir de nuestros líderes, sino de cada uno de nosotros, por lo que debemos inyectar esperanza y mostrar que un futuro mejor es posible si actuamos con integridad y compromiso.

Para ello, la brújula que puede guiarnos es la ética. Esta no es una solución mágica, pero sí una respuesta sólida y sostenible a muchos de los problemas humanos, ya que al estar bien fundamentada podemos construir una sociedad más justa, comprometida con su entorno y capaz de promover una cultura de paz.

En la práctica, esto implica acciones concretas. En el ámbito educativo se deben fomentar programas que inculquen valores éticos desde una edad temprana, por lo que las instituciones educativas deben ser bastiones de integridad que promuevan el pensamiento crítico y el compromiso social. A la vez, los profesores deben enseñar conocimientos técnicos y ser ejemplos vivos de ética y responsabilidad.

En el sector empresarial, las compañías deben adoptar prácticas que vayan más allá de la mera responsabilidad social corporativa. Esto significa no solo evitar prácticas corruptas, sino también contribuir activamente al bienestar de la comunidad, además de operar con transparencia y equidad. Al hacerlo, ganan la confianza de sus clientes y establecen un estándar para el resto del mercado.

En la política, es imperativo que los funcionarios actúen con un sentido de deber y servicio público, debido a que la ética en la política no se limita a cumplir con la ley, sino a actuar con un compromiso genuino hacia el bienestar de todos los ciudadanos. Los políticos también deben ser modelos de integridad que trabajen incansablemente para reducir la desigualdad y mejorar la calidad de vida de las comunidades más vulnerables.

Debido a todo lo anterior, el lema Vince in bono malum debe resonar en todas nuestras acciones diarias. Vencer al mal con el bien requiere esfuerzo y dedicación, pero los frutos de esta labor son inmensos, porque una sociedad guiada por principios éticos avanza hacia la paz, la justicia y el desarrollo sostenible.

Que este nuevo rumbo nos lleve a un destino donde la esperanza sea una realidad palpable es nuestra responsabilidad, por lo que no solamente debemos soñar con un mejor mañana, sino trabajar activamente para lograrlo. En la medida que lo hagamos, veremos cómo la confrontación y el odio ceden paso a la cooperación y el entendimiento. Unidos en la ética y la esperanza, podemos superar cualquier desafío y alcanzar la grandeza que México merece.


Más información:
Dr. Juan Manuel Palomares Cantero
juan.palomares@anahuac.mx
Coordinador de Ética
Dirección Académica de Formación Integral