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El futuro del tratamiento de las alergias: hacia la promesa de una cura definitiva



El futuro del tratamiento de las alergias: hacia la promesa de una cura definitiva

Para la mayor parte de las enfermedades alérgicas aún no existe una cura definitiva, pero esto podría cambiar en el futuro cercano.

Las enfermedades alérgicas representan uno de los mayores desafíos en la salud pública contemporánea. Se estima que entre el 10 y 30 por ciento de la población mundial sufre alguna forma de alergia, una prevalencia que ha ido en aumento en las últimas décadas (1).

Este aumento se debe a múltiples factores. Por ejemplo, nuestro estilo de vida nos ha llevado a exponernos a sustancias químicas en los alimentos ultraprocesados (2) que contribuyen a una disfunción inmunológica que favorece la alergia; el cambio climático también está modificando nuestra exposición a moléculas alergénicas, promoviendo que nos sensibilicemos a ellas (3), es por ello que iniciativas globales como el Día Mundial de la Alergia, que se conmemora cada 8 de julio, buscan resaltar la necesidad de una acción coordinada para enfrentar este problema de salud pública y promover estrategias efectivas para su control y tratamiento.

La alergia puede tener distintas manifestaciones que van desde síntomas leves, como estornudos y comezón, hasta condiciones graves y potencialmente mortales, como el asma y el choque anafiláctico. Las enfermedades alérgicas no solo afectan la calidad de vida de quienes la padecen, sino que también imponen una carga económica considerable debido a los costos directos e indirectos de la atención médica, la pérdida de productividad y la necesidad de tratamientos continuos y a largo plazo. Además, no debemos soslayar que tienen un fuerte impacto emocional y psicológico sobre los pacientes y sus familias.

Se puede ser alérgico a sustancias de distinto origen como lo son proteínas de origen animal, vegetal (como los pólenes) o incluso a moléculas pequeñas que, acopladas a proteínas, se convierten en alérgenos, situación en la que se les conoce como haptenos. La alergia se desencadena cuando el sistema inmunológico identifica erróneamente estas sustancias inofensivas como amenazas, provocando una respuesta exagerada. Al exponerse por primera vez al alérgeno, una persona susceptible puede producir anticuerpos IgE, que se unen a células como mastocitos y basófilos, las cuales, frente a una segunda exposición, pueden liberar sustancias inflamatorias como la histamina, uno de los principales mediadores responsables de los síntomas característicos de la alergia. También existen unas células llamadas eosinófilos que contribuyen a la sensibilización o a la fase sintomática de la enfermedad.

La razón por la que algunas personas se sensibilizan mientras otras no, se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales. La predisposición genética juega un papel importante; aquellos con antecedentes familiares de alergias tienen mayor probabilidad de desarrollarlas. Además, hay factores ambientales que favorecen la alergia y que pueden ser evitables. El tabaquismo en las mujeres embarazadas se asocia a mayor riesgo de alergia y siempre debe ser evitado, también es necesario asegurar que las mujeres embarazadas tengan niveles adecuados de vitamina D, ya que esta desempeña un papel importante en la regulación del sistema inmunitario. La cesárea (en lugar del parto natural) y la falta de lactancia materna son factores de riesgo para el desarrollo de alergias.

Los niños nacidos por cesárea tienen un microbioma intestinal diferente, lo que puede afectar el desarrollo de su sistema inmunitario. La lactancia materna proporciona una regulación inmunológica esencial que ayuda a proteger contra las alergias. Aunque antes se creía que era una buena práctica evitar darles alimentos alergénicos a los lactantes, hoy sabemos que introducir este tipo de alimentos, tales como cacahuate, chocolate o fresas, de forma temprana en la dieta del lactante también puede ayudar a desarrollar tolerancia y reducir el riesgo de alergias alimentarias.

La higiene excesiva también puede impedir la exposición a microorganismos necesarios para el desarrollo inmunológico, aumentando la susceptibilidad a las alergias. El consumo de alimentos procesados, ricos en aditivos y conservadores, puede aumentar la inflamación y la reactividad alérgica (4).

Para la mayor parte de las enfermedades alérgicas aún no existe una cura definitiva, pero esto podría cambiar en el futuro cercano. Existe la terapia de desensibilización que consiste en la administración gradual de pequeñas dosis del alérgeno para aumentar la tolerancia del paciente. Aunque esta terapia puede ser efectiva, no es una solución rápida y puede llevar varios años de tratamiento para lograr resultados duraderos. En épocas recientes, se han desarrollado anticuerpos monoclonales que pueden bloquear a la IgE o a otras moléculas o células involucradas en la alergia.

Avances novedosos en la investigación médica están abriendo nuevas posibilidades, por ejemplo, un área prometedora es el uso de células CAR T (células T con receptores de antígenos quiméricos). En un estudio publicado en Nature Immunology en 2024 (5), investigadores demostraron que la administración de células T modificadas genéticamente para eliminar eosinófilos puede inducir una remisión duradera del asma. Este ejemplo, entre muchos tratamientos biotecnológicos de las alergias, podrían modificar el panorama de tratamiento en un futuro próximo.

Estamos en el umbral de una nueva era en el tratamiento de las alergias, donde las terapias biotecnológicas y celulares proporcionarán soluciones a largo plazo con menos efectos secundarios y mayor eficacia. La investigación continúa explorando enfoques innovadores en beneficio de los millones de personas que padecen estas enfermedades.

El futuro de la alergología parece prometedor y, con los continuos avances en biotecnología y la comprensión de los mecanismos inmunológicos, es posible que en los próximos años veamos tratamientos más efectivos y, eventualmente, una cura para muchas enfermedades alérgicas.

 

Referencias:

1. Sampath V, Abrams EM, Adlou B, Akdis C, Akdis M, Brough HA, et al. Food allergy across the globe. J Allergy Clin Immunol. 2021 Dec;148(6):1347-1364. Doi: 10.1016/j.jaci.2021.10.018. PMID: 34872649.
2. Kotchetkoff EC, Suano-Souza FI, Neri Gama de Almeida D, Barreto TL, Mendonça RB, Sarni RO. Ultraprocessed food intake and food allergy in children and adolescents. International Journal of Food Sciences and Nutrition. 2024 Apr 2;75(3):317-24.
3. D'Amato G, Chong-Neto HJ, Monge Ortega OP, Vitale C, Ansotegui I, Rosario N, et al. The effects of climate change on respiratory allergy and asthma induced by pollen and mold allergens. Allergy. 2020 Sep;75(9):2219-2228. Doi: 10.1111/all.14476. 
4. Reynolds LA, Finlay BB. Early life factors that affect allergy development. Nat Rev Immunol. 2017 Aug;17(8):518-528. Doi: 10.1038/nri.2017.39. Epub 2017 May 15. PMID: 28504257.
5. Jin G, Liu Y, Wang L, He Z, Zhao X, Ma Y, et al. A single infusion of engineered longlived and multifunctional T cells confers durable remission of asthma in mice. Nat Immunol. 2024; 25:1059-1072.


Más información:
M. en C. José Israel León Pedroza
Médico Especialista y Maestro en Ciencias en Inmunología
israel.leon@anahuac.mx
Facultad de Ciencias de la Salud