Comprendiendo el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

Liderazgo Anáhuac en Humanismo
Compartimos un texto en el que se precisa cómo se manifiesta el TDAH, así como los beneficios de un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado.
El 13 de julio conmemoramos el Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una fecha que nos invita a reflexionar sobre una condición neurobiológica que, según cifras de la Asociación Americana de Psiquiatría (2014), afecta aproximadamente al 5% de los niños y al 2.5% de los adultos. Las personas con TDAH tienen dificultades para controlar su atención o nivel de actividad, lo que puede complicarles realizar actividades diarias.
Este trastorno se presenta de dos maneras, que pueden aparecer juntas o por separado:
1. Problemas de atención: La persona tiene dificultad para concentrarse en detalles, se distrae fácilmente, parece no escuchar cuando se le habla, le cuesta seguir instrucciones hasta el final, tiene problemas para organizarse, evita tareas que requieren concentración prolongada, pierde cosas con frecuencia y se olvida de actividades cotidianas.
2. Hiperactividad e impulsividad: La persona se mueve constantemente, le cuesta quedarse sentada o hacer actividades tranquilamente, actúa como si estuviera “movida por un motor”, habla demasiado, responde antes de que terminen las preguntas, le cuesta esperar y tiende a interrumpir a otros.
¿Cómo se manifiesta el TDAH durante la vida?
• En niños pequeños: Están constantemente en movimiento, como si tuvieran “pilas recargables”, y les cuesta quedarse quietos incluso por periodos cortos.
• En niños de primaria: Empiezan a notarse más los problemas para prestar atención, se distraen fácilmente en clase, olvidan hacer tareas o las entregan incompletas (su rendimiento escolar puede verse afectado).
• En adolescentes: Las manifestaciones pueden variar mucho. Algunos jóvenes aprenden a manejar mejor sus síntomas, mientras que otros pueden desarrollar problemas de conducta como rebeldía o comportamientos de riesgo.
• En adultos: La hiperactividad física tiende a disminuir, pero internamente siguen sintiendo inquietud. Continúan las dificultades para concentrarse, organizarse, planificar actividades y controlar impulsos, afectando su vida laboral y personal.
Cuando el TDAH no se diagnostica ni se trata adecuadamente, puede afectar seriamente la vida diaria de la persona. No es simplemente un asunto de “portarse mal” o ser “inquieto”, pues sin la ayuda apropiada, este trastorno puede complicar muchos aspectos importantes de la vida.
En la escuela o el trabajo, las personas sin tratamiento suelen tener dificultades para completar tareas y seguir instrucciones. Esto puede traducirse en calificaciones más bajas, abandono escolar temprano y, ya en la edad adulta, problemas para mantener un empleo estable o avanzar profesionalmente.
Las relaciones personales también suelen verse afectadas, pues la impulsividad y las dificultades para prestar atención pueden causar malentendidos y conflictos. Muchas personas experimentan rechazo por parte de compañeros y tensiones familiares debido a comportamientos que no logran controlar adecuadamente.
Con el tiempo, y sin el apoyo necesario, algunas personas también pueden desarrollar problemas de conducta más serios, como frustración acumulada, rebeldía y conductas problemáticas como el consumo excesivo de alcohol o drogas, en una búsqueda inconsciente de “automedicación”.
Las dificultades con la atención e impulsividad pueden aumentar el riesgo de accidentes, desde pequeñas lesiones hasta problemas más graves como accidentes de tráfico. También existe mayor tendencia a desarrollar hábitos alimenticios irregulares que pueden contribuir a problemas de peso.
De manera menos dañina, pero a costa de una gran cantidad de tiempo y energía, las personas pueden adaptarse a través de desarrollar mecanismos compensatorios para sobrellevar los retos del día a día, por ejemplo:
• Crear sistemas elaborados de recordatorios y alarmas para compensar los problemas de memoria.
• Buscar entornos estimulantes o de alta presión donde la adrenalina ayuda a mantener la concentración.
• Establecer rutinas muy estructuradas para minimizar la necesidad de toma de decisiones espontáneas
Finalmente, cuando alguien con TDAH tiene dificultades para completar tareas o mantener la atención, a menudo se le etiqueta injustamente como “perezoso” o “irresponsable”, cuando en realidad está luchando contra una condición neurobiológica real que afecta su capacidad para funcionar como los demás, aumentando su aislamiento y dificultando la creación de redes de apoyo.
Es fundamental comprender que el TDAH no define a la persona. Con un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado, que puede incluir intervenciones farmacológicas, psicológicas y psicoeducativas, las personas con TDAH pueden desarrollar estrategias efectivas para gestionar sus síntomas y aprovechar sus fortalezas, que a menudo incluyen creatividad, pensamiento divergente, capacidad para resolver problemas de formas innovadoras y energía para emprender múltiples proyectos.
Si sospechas que tú o alguien cercano podría tener TDAH, busca una evaluación profesional. El diagnóstico y tratamiento adecuados pueden marcar una diferencia significativa en la calidad de vida y el desarrollo del potencial individual.
Referencia:
• Asociación Americana de Psiquiatría. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5° ed. Editorial Médica Panamericana
Más información:
Lic. Martha Leticia Cisneros Flores
martha.cisneros@anahuac.mx
Clínica de Atención Psicológica Anáhuac-Cenyeliztli