Por Arq. David García Martínez
Para el funcionamiento de los edificios consumimos el 50 % de la energía que generamos en el mundo, la mayoría proveniente de combustibles fósiles. Si sumamos el desplazamiento de las personas hasta los edificios que usan diariamente (escuelas, oficinas, hospitales, etcétera), descubriremos que alarmantemente gastamos otro 25 % de la energía mundial en transporte. Finalmente, el 25% restante corresponde a la industria.* En resumen, los profesionistas que intervenimos en el medio construido (arquitectos, urbanistas, ingenieros civiles, etcétera) somos responsables hasta de 75 % de la energía producida mundialmente.
Tener en cuenta el consumo energético en un edificio es muy importante, ya que la premisa de la eficiencia energética es que a “mayor consumo de energía, mayores las emisiones de CO2 liberadas a la atmósfera”. Es necesario recordad que el CO2 es el principal gas causante del efecto invernadero que está provocando el caliento global.
Como ciudadanos o profesionistas, debemos aportar nuestro granito de arena, disminuyendo nuestros consumos de energía en el ámbito que nos desenvolvamos (la casa, el trabajo, la escuela), si es que queremos prolongar la vida y condiciones de habitabilidad de nuestro planeta.
PUNTO DE ACCIÓN
Los arquitectos siempre nos hemos caracterizado por desarrollar propuestas estéticas ante problemas de habitabilidad y espacio; sin embargo, hoy eso ya no es suficiente. El arquitecto debe tomar cartas en el asunto sobre el problema del calentamiento global y adaptar sus diseños a las condiciones del sitio de emplazamiento, es decir, adaptarse al tipo de clima de la región, teniendo en cuenta el soleamiento, los vientos dominantes, la humedad, la precipitación pluvial anual, la orografía y la hidrografía, entre otras variables.
Los profesionistas que intervenimos en el medio construido somos responsables hasta de 75 % de la producida mundialmente.
La aplicación de sistemas pasivos en los edificios resulta la mejor estrategia para disminuir los consumos de energía en los mismos. Un sistema pasivo es aquel que pretende lograr el confortde los usuarios mediante el aprovechamiento de los flujos energéticos del entorno, como el viento, el soleamiento, entre otros, sin la necesidad de recurrir a medios mecánicos para lograrlo (sistemas activos), tales como el AC, la calefacción, etcétera. Entender el emplazamiento y sus condicionantes nos puede ayudar a definir estrategias pasivas de ahorro energético. Para ello se sugieren algunos puntos:
- Identificar las condicionantes del sitio de emplazamiento del proyecto, generando un check list de todos los puntos por considerar.
- Tomar en cuenta las construcciones de la zona, analizando rasgos particulares de estos edificios, por ejemplo, en áreas en donde hay mucha nieve o lluvia durante el año, la mayoría de tejados son inclinados para favorecer el aprovechamiento del agua pluvial.
- Apoyarnos en el uso de softwares de diseño asistido por computadora para encaminar nuestros proyectos de una manera más eficiente desde el punto de vista bioclimático, ejemplo de ello, Revit para análisis solares, CFD Design para análisis de viento, Archi Wizard para análisis de envolvente.
- Aprovechar las propiedades térmicas y de conductividad de los materiales que conforman los cerramientos del edificio. De esta manera favorecemos la acumulación o liberación de energía en el interior, según sea necesario.
- Considerar la procedencia de los materiales de construcción en todas las etapas, ya que el nivel de energía embebida (la implícita en la extracción y producción de un material) puede desfavorecer el proceso de desarrollo de un edificio sustentable, es decir, buscar en todo momento el uso y comercialización de materiales locales.
El correcto análisis de las condicionantes del sitio de emplazamiento determinará las soluciones geométricas y constructivas que un edificio debe adoptar, para que este sea capaz de aprovechar los flujos energéticos del entorno (radiación solar, transmisión y ventilación) y las prestaciones térmicas de los materiales de la envolvente, en pro de la acumulación y liberación de energía, garantizando de esta manera las condiciones de confort requeridas en el interior del edificio, sin la necesidad de recurrir a medios mecánicos para lograrlo.