El cine puede dejar de ser una caja negra.
- Andy W. Bohli, Propietario de INMACULIX
En el año de 1895 los hermanos Augusto y Louis Lumière proyectaron las primeras tomas o flickers de la historia del cine sobre una pared blanca. Era la Salida de los obreros de la fábrica Lumière en la ciudad de Lyon. Los espectadores se estremecieron porque pensaron que los personajes iban a salirse de la pantalla y corrieron asustados.
La gran revolución en la historia del cinematógrafo: la llegada del cine sonoro, acontecimiento producido en 1928 con el estreno de El cantante de jazz, de Alan Crosland, interpretada por Al Jolson, que tuvo un éxito apoteósico, marcó la novedad que representaba escuchar hablar y cantar a los personajes, y ello llevó a decenas de miles de personas a los
cines. Esta cinta estaba sonorizada por el procedimiento Vitaphone, desarrollado por la Electric Research Products en 1925, que se basaba en la sincronización de la banda sonora de la obra, grabada en un disco de gramófono, con el proyector de cine.
Los exhibidores vieron la pertinencia de ir a los teatros de Broadway y comenzar a proyectar en grandes pantallas con superficies menos porosas que las paredes blancas para que las producciones fílmicas lucieran.
Como la película estándar seguía siendo la de 35 mm, hubo que reducir la anchura disponible para la imagen en unos 2.5 mm, espacio que era aprovechado para la inserción de la banda sonora. Debido a esto, el formato de pantalla resultante en la proyección era casi cuadrado, no en la forma rectangular que la conocemos hoy en día. En 1931, los magnates del cine decidieron estandarizar el formato de sus películas —lo que en Hollywood llamaban el aspect ratio de un filme— optaron por normalizarlo en una escala que sería la empleada mayoritariamente hasta los años cincuenta.
Sin embargo, algunos cineastas decidieron utilizar sus propios formatos, y durante varios años se rodaron y exhibieron cintas con distintos tamaños de pantalla, aunque, por lo general, todos eran más o menos cuadrangulares. Para lograrlo, se decidió reducir la altura de la imagen, fijando las dimensiones en 21 x 15.3 mm. Este fue el formato universal del cine, aquel en el que se rodaron y proyectaron las maravillosas películas del cine dorado de Hollywood.
Esta escala fue bautizada como Academy Standard Flat o ASF. Tenía una gran ventaja, que se vería reflejada a finales de los años cuarenta, con el advenimiento de la televisión: su formato era muy semejante al de las pantallas de los televisores analógicos de la época, por lo que cualquier película podía ser transmitida por televisión sin que se recortara parte de la imagen. Gracias a ello se pudo disfrutar de los grandes clásicos del cine sin afectar su calidad visual.
De la revolución a la resolución
El cine en pantalla panorámica nació oficialmente en 1952 con el Cinerama, invento que revolucionó los procesos de filmación y proyección, y fue inventado por Fred Waller. Consistía en rodar las películas utilizando tres cámaras sincronizadas, cargadas con película estándar de 35 mm y equipadas con lentes de gran angular. La visualización de la toma, es decir,
de espacio visual que podía captarse combinando los ángulos de las tres cámaras, era de una amplitud sorprendente. Cuando la película estaba terminada, se exhibía en tres proyectores igualmente sincronizados sobre una pantalla rectangular y cóncava gigantesca, algo insólito para su época. Pero, el Cinerama tuvo grandes inconvenientes para los exhibidores, el 90 % de los cuales no podían hacer frente a la enorme inversión requerida para adaptar sus salas a semejante formato con unas pantallas caras y la necesidad de contratar a cuatro proyeccionistas a la vez.
A principios de los años cincuenta, la mayor amenaza para Hollywood fue, sin duda, la llegada de la televisión, que comenzaba a ser el entretenimiento de moda entre los estadounidenses. Los grandes corporativos hollywoodenses, conocidos como Majors, decidieron hacer frente a esta competencia revolucionaria. Y, fue la Fox quien lanzaría el CinemaScope. Esta nueva técnica se basaba en el empleo de lentes anamórficos en las cámaras durante el rodaje y permitían registrar una imagen que abarcaba un campo mucho más extenso que el obtenido con lentes estándares. Para la proyección de los filmes rodados por este procedimiento, bastaba con instalar en el proyector una lente especialmente diseñada para descomprimir las imágenes e instalar en los cines una pantalla más ancha y ligeramente cóncava, provocando una visión mayor de las acciones que sucedían en la película proyectada. El principal defecto del CinemaScope era una ligera distorsión que se producía en el centro de la pantalla, lo que hacía que la imagen en esa zona quedara algo aplastada, por así decirlo.
Para mejorar esta calidad, Panavision Inc. logró unas lentes que impedían la proyección amórfica. Desde entonces se han hecho mejoras para tener proyecciones sobre pantallas menos porosas y más nítidas.
De última tecnología
La tecnología ha permitido experimentar para mejorar. Y fueron los cines Arena Cinemas de Zúrich en Suiza, los que estrenaron en 2018 la primera sala en Europa con una pantalla LED, una tecnología que busca acabar con los más modernos proyectores y pantallas convencionales. Este invento de la marca Samsung, nacida en Corea del Sur, es una pantalla que está formada por 96 módulos reemplazables que dan lugar a una única pantalla sólida.
La Samsung ONYX, una pantalla de cine que mide casi 15 metros de ancho y 11 metros de largo, presume ser la más grande del mundo. Cuenta con la tecnología Onyx Cinema LED, propia de la compañía, lo que le ayuda a trasladar la calidad de las pantallas de sus televisores y teléfonos móviles al cine. Es, además, la primera en 3D del mundo. Los espectadores pueden apreciar una mejor calidad de imagen, mejoras en la luminosidad de la pantalla —incluso es 10 veces mayor que la que proporcionan los proyectores convencionales —y altos niveles de contraste. También, esta nueva tecnología cambia la forma de entender el cine, ya que permite exhibir material audiovisual con la luz encendida. Las ventajas de ser diferente: desaparecen los problemas de ángulo de visión, se gana espacio —el pasillo puede desaparecer— y cabe hasta un 20 % más de butacas.
Los directivos de Samsung Display Europe aseguran que ya hay varios cines que han adaptado esta tecnología. Entre ellos México, que ya ha instalado este tipo de pantalla en un complejo al sur de la ciudad capital.
Mejor visualización en una pantalla LED
El formato de resolución Full 4K permite la visualización de los dos formatos cinematográficos habituales, flat y scope. Esto se consigue sin las molestas bandas grisáceas propias de los proyectores. Como no hay haz de proyección, se logra un negro realmente intenso y la imagen se muestra siempre nítida y perfectamente alineada en todas las zonas de la pantalla. Sin embargo, existe una limitación para instalar esta pantalla en todos los cines: el precio.
La marca Samsung reconoce que es un lujo y que se debe invertir mucho más dinero que en una sala convencional. Veremos cómo harán las más de cinco mil pantallas de nuestro país para adaptarse a esta nueva tecnología que hoy es la vanguardia en proyección.