Impacto del COVID-19 en el Turismo
Por Dr. Javier Ruiz Hermoso, Director de la Escuela de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac Puebla.
En los últimos 20 años la actividad turística se ha convertido en una de las más importantes fuentes de empleo y economía a nivel global, y en una de las actividades más estratégicas para el desarrollo. Este sector representa casi el 11% del PIB mundial, genera 1 de cada 11 empleos directos y el año pasado se registraron más de 1,400 millones de viajes internacionales, de los cuales más de 40 millones se hicieron a México ubicándonos en el 7mo lugar dentro del ranking de llegadas de turistas internacionales de acuerdo con la OMT.
En nuestro país, el Sector Turismo aporta casi el 8.9% del PIB directo, representa casi el 9% de los empleos formales y entre turismo nacional e internacional se dan más de 250 millones de visitas al año; pero si a ello le integramos toda la cadena de valor y los empleos indirectos, el alcance es mucho mayor.
En medio de ello, emerge la pandemia COVID-19 que afecta y afectará aún más la actividad turística del mundo fundamentalmente en lo económico y en lo social. Hasta el día de hoy, el Consejo Mundial de Viajes (WTTC por sus siglas en inglés) estima un impacto negativo mundial de 30 mil millones de dólares y la pérdida de 1 millón de empleos cada día que pasa de la pandemia; la Organización Mundial del Turismo (UNWTO por sus siglas en inglés) estima el impacto negativo en unos 45 mil millones de dólares; y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés) prevé un impacto negativo en su industria de alrededor de 100 mil millones de dólares.
En México el impacto también se está notando de manera significativa al tener plazas hoteleras que muestran tasas de ocupación de 1 dígito, cierre de atractivos turísticos, centros de consumo de alimentos y bebidas vacíos y cerrados y una economía contraída.
Aunque todavía es prematuro calcular el impacto que tendrá esta pandemia en el turismo en Puebla, si comparamos y analizamos la información disponible y la contrastamos con la de años anteriores, en un escenario moderado prevemos una desaceleración del flujo turístico entre un -1 y -5% durante el 2020, fundamentalmente por el descenso en la llegada de turistas norteamericanos, canadienses y de la contracción del turismo nacional.
En un escenario negativo donde se paraliza el mercado doméstico por varias semanas, caen las llegadas internacionales durante verano y diciembre y la desaceleración económica mundial deriva en la suspensión de pagos, el flujo turístico llegaría a niveles de -8% durante 2020.
Sin embargo, se hace un llamado a la acción dado que hay muchas cosas por hacer. Al paso del tiempo, el turismo mundial ha desarrollado una gran resiliencia y tiene una extraordinaria capacidad de recuperación. El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por sus siglas en inglés) analizó 90 crisis de alto impacto sufridas entre 2001 y 2018, identificando que el tiempo de recuperación se ha reducido en promedio de 28 a 10 meses. En el caso específico de epidemias el tiempo promedio de recuperación ha sido de 19.4 meses.
Otro ejemplo es que con los ataques terroristas del 11-S cambió el nuevo orden internacional y nació una nueva forma de viajar con más seguridad, controles biométricos, entre otros, dando lugar a un nuevo turismo. La geopolítica se transformó y el centro de gravedad se dirigió a occidente con Estados Unidos.
Después del 11 de marzo, día que se declaró la pandemia por la OMS, y como menciona Simón Levy, nuevamente se transformará el orden mundial llevándolo a oriente con China. La reconstrucción económica del mundo y los cimientos de un nuevo orden mundial avanzan rápidamente. Los países que sepan leer lo que sucede y reaccionen, podrán obtener ventaja de ello.
Estamos pues frente al nacimiento de una nueva era en el turismo. Desde el sector empresarial se requerirá mucha solidaridad y coordinación para sortear los obstáculos de la falta de flujo de efectivo y solventar los gastos fijos; pero también un alto grado de creatividad y resiliencia para diseñar y desarrollar nuevos productos turísticos, más disruptivos, más innovadores y usando nuevas tecnologías, por un lado, y con mucho compromiso social y ambiental por el otro. Y el sector público requerirá de estrategias específicas de fomento al turismo como el otorgamiento de prorrogas de pagos y otros planes emergentes en lo fiscal, financiero y laboral para mitigar el impacto económico; así como una absoluta articulación de estratégias en conjunto con el sector privado y académico.
El turismo como lo conocemos ya no lo veremos más o solo quedarán vestigios de él. Podríamos quedar rezagados del turismo mundial cuando una vez superada la pandemia COVID-19 queramos regresar a la actividad turística convencional. Entramos en una etapa de rápida evolución y adaptación donde el turismo pasó de ser algo para grupos de altos ingresos a la masificación, de ser solo un escaparate al involucramiento social y ambiental, de ser considerado solo una actividad económica a ser un elemento estratégico para el desarrollo local.
En la Universidad Anáhuac entendemos el Turismo como un fenómeno complejo de alcances globales y su estudio no lo limitamos a la visión economicista, nada desdeñable, pero que lo reduce a traslados y hospedaje. Es algo mucho más amplio que abarca entre otras cosas, un amplio sentido de compromiso social, valorar el impacto del turismo en las sociedades locales y buscar una mejor calidad de vida. Es por ello que, el nuevo programa de licenciatura en Turismo Internacional 2025 ya incluye temáticas innovadoras y disruptivas como Inteligencia Artificial, Robótica y Turismo; Movilidad inteligente y sustentable, Revenue management, Gestión de destinos inteligentes, una ruta de emprendimiento e innovación y todo ello certificado por la Organización Mundial del Turismo TedQual.