Día del Amor y la Amistad: ¿Para qué un noviazgo?
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Liderazgo Anáhuac en Humanismo
En una relación de noviazgo se forman personas en una de las etapas más importantes de su vida y en la que se establecen algunos actos exclusivos.
Cada año, cuando inicia el mes de febrero, podemos ver una gran manifestación que nos sugiere la celebración del amor y la amistad, así como una vasta variedad de productos, promociones, comida, planes, en fin, una extensa cantidad de opciones a nuestra disposición y capacidad económica para elegir y celebrar.
En este espacio comentaremos una de las manifestaciones originadas del amor, el noviazgo. La pregunta es, ¿para qué un noviazgo? Hay otras modalidades para este tipo de relación, como amigovios, amigos con derechos, free, por mencionar algunos, aunque todas caracterizadas por el poco compromiso entre ambas partes, puesto que, si los dos involucrados están de acuerdo en tener una relación así, sin reclamos, sin fidelidad, sin cierto grado de responsabilidad, bien por ellos, el tema se complica cuando a uno le acomoda este esquema y al otro no, y tiene la ilusión o la esperanza de que la situación cambie, como por arte de magia o porque pasa el tiempo, pero esto no siempre sucede, lo que causa cierta frustración, desesperación y tristeza que, de alguna forma, se ve reflejada en la relación.
Volviendo a la pregunta ¿Para que un noviazgo? En mis clases de noviazgo, compromiso y matrimonio a universitarios, muchos de mis alumnos todavía dan validez y reconocimiento a establecer una relación en noviazgo, además siempre hago esta pregunta dirigida básicamente a mis alumnas: ¿Es necesaria una declaración para establecer el noviazgo? Y la respuesta siempre es sí, por sencilla o románticamente elaborada que sea, claro, esto da certeza a la relación, se establece una fecha de inicio, de aniversario, se hace pública la relación y es aquí donde se puede dar respuesta a la pregunta que se ha planteado.
En una relación de noviazgo, tratando de dar respuesta a la pregunta, se forman personas en una de las etapas más importantes de su vida, además de establecer algunos actos exclusivos como besos y abrazos, un noviazgo debe buscar identificarse mutuamente, también un conocimiento amplio, procurar ser la mejor versión de uno mismo, si en esta relación estoy sacando lo peor de mí, al grado de ni reconocerme, o sentirme mal, tal vez no es la relación adecuada, habrá que repensar, hablar o dejar, según sea el caso, y el grado de madurez y capacidad para tomar decisiones.
Hay que analizar de ambos qué pesa más: la razón o el corazón, porque con base en esto serán reflejadas las acciones y decisiones, y es importante saber por dónde se mueve el otro para poder entenderlo, implica también cierta exclusividad, no propiedad, además de compartir ciertos momentos de la vida que idealmente unirán, enriquecerán y fortalecerán esta historia de amor.
El noviazgo debe ser una época de maduración en la que el amor se desarrolla, la esperanza se intensifica y reina la alegría, aunque esto debe ser fruto de una atención inteligente y de un realismo profundo.
“Los novios deben ser serios, so pena de ser unos esposos desgraciados”, señala Paul-Eugène Charboneau. Y es que el noviazgo es la antesala del matrimonio, por lo que, si es el plan, hay que dedicar el tiempo a prepararlo, no solo la boda, pues esta tiene horas de duración, su preparación implica meses y muchas actividades para llevarla a cabo; el matrimonio es un compromiso donde se hacen promesas para todos los días de la vida y es una gran responsabilidad preparar el matrimonio en el noviazgo, es uno de los objetivos que responden a la pregunta inicial, tener un terreno mayormente abonado con certezas, no con ilusiones, que pueden dar como resultado frustraciones.
Dentro de muchas virtudes hay cuatro que pueden ayudar, robustecer y afianzar un noviazgo:
• Fortaleza para luchar contra las dificultades, enfrentar los riesgos, superar los obstáculos, procurar el bienestar del otro. En sí, se trata de acometer lo que haya que hacer y resistir lo que se vaya presentando con el ejercicio de esta virtud.
• Prudencia, vivir el noviazgo con sensatez y no solo con impulsos, valorar las etapas, tomar decisiones con responsabilidad y mostrar esta virtud al hablar para llegar acuerdos, en las dificultades o desacuerdos, con realismo y sinceridad.
• Comprensión, virtud tan importante como el amor y la empatía. Para comprender, hay que observar, descubrir, conocerse profundamente y amarse.
• Aprender hablar, explicar y ser capaz de recibir explicaciones, antes de reproches o enojos, conocer el lenguaje verbal y no verbal de los dos, reconocer el modo de pensar y expresarse o no, de cada uno y aceptarlo.
Al conocer esto sobre el noviazgo, bien vale la pena el festejo, no solo de un día sino de todos los días, por contar con alguien dispuesto a compartir la vida misma, el gran tesoro que estoy dispuesto a entregar y recibir para amar, crecer, formar y servir con armonía y alegría.
Más información:
Mtra. Irma Patricia Salazar Torres.
patricia.salazar@anahuac.mx
Coordinadora académica de educación continua y extensión universitaria
Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II