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La juventud como motor de la reconciliación en Chipre



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A través de diversas actividades, los jóvenes promueven una narrativa de reconciliación que presiona a los líderes políticos para avanzar en las negociaciones de paz en la región.

Desde la invasión turca de 1974, Chipre ha sido un símbolo de separación y uno de los desafíos más complejos para la paz en el Mediterráneo. A pesar de décadas de negociaciones y esfuerzos por sanar las heridas del conflicto, la reunificación sigue siendo una meta esquiva. Pero entre las barreras que aún persisten, las nuevas generaciones, con energía, creatividad e iniciativa, están impulsando un cambio hacia la reconciliación y la construcción de paz.

El conflicto chipriota tiene raíces profundas en tensiones étnicas, políticas y religiosas. La crisis estalló en 1974, cuando Turquía invadió la isla como respuesta a un golpe de Estado promovido por Grecia, que buscaba la unión de Chipre con el país heleno (la llamada enosis). Esto llevó a la ocupación del 38% del territorio por parte de Turquía y a la creación de una zona de amortiguamiento administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que separó a las comunidades grecochipriota y turcochipriota, tanto física como socialmente.

Desde entonces, generaciones de jóvenes han crecido en una isla dividida. Sin embargo, lejos de resignarse, muchos han decidido actuar para cambiar esta realidad. Gracias a iniciativas lideradas por organizaciones juveniles y civiles, la juventud chipriota se ha convertido en un motor de paz, demostrando que las diferencias históricas pueden superarse con diálogo, empatía y cooperación.

Organizaciones como Creating Friendship for Peace (CFT), Hade, Peace for Cyprus, Avrli y Unite Cyprus Now (UCN) trabajan incansablemente para acercar a jóvenes de ambos lados de la isla. A través de proyectos culturales, educativos y medioambientales promueven el entendimiento mutuo y la colaboración. Estas iniciativas abarcan desde bailes, obras de teatro y conciertos hasta talleres de comunicación no violenta centrados en la empatía y el respeto. También fomentan el aprendizaje de los dos idiomas de la isla (turco y griego) y organizan competencias deportivas que unen al norte y al sur.

Aunque estas actividades generan optimismo, aún enfrentan desafíos. Las narrativas nacionales que alimentan la desconfianza entre comunidades siguen presentes, y los jóvenes deben lidiar con el escepticismo de generaciones mayores y el acceso limitado a recursos. Aun así, continúan liderando iniciativas que no solo construyen paz, sino que también influyen en el proceso político y en la opinión pública.

A través de las redes sociales y otros medios, también promueven una narrativa de reconciliación que presiona a los líderes políticos para avanzar en las negociaciones de paz. No obstante, es importante recordar que, para lograr un cambio duradero, este esfuerzo debe complementarse con un compromiso político más firme y del respaldo constante de la sociedad civil.
En el contexto global, la Resolución 2250 de las Naciones Unidas sobre Juventud, Paz y Seguridad subraya la importancia de la participación juvenil en procesos de paz. Aunque en Chipre los jóvenes aún no tienen un rol destacado en las negociaciones formales, su influencia indirecta ya es palpable.

La experiencia chipriota deja una lección clara: 

Cuando las voces jóvenes son amplificadas y reciben el apoyo adecuado, pueden convertirse en agentes clave de reconciliación y transformación social. El camino hacia la paz sigue siendo difícil, pero la juventud chipriota avanza con pasos firmes, convencida de que un futuro unido y pacífico es posible.

*Colaboración de la Dra. Maria Luisa Calero Martínez de Irujo, titular de la Cátedra A.G. Leventis - Anáhuac en estudios de Chipre de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México.


Más información:
Mtra. Carolina Leticia Ibarra García
carolina.ibarra@anahuac.mx
Comité de Formación y Cultura de Paz