Las emociones en los viajes presentes en la obra de Julio Verne: Parte 1

Presentamos un texto en el que se muestra cómo el acto de viajar puede trascender lo físico y trasladarse al plano de la imaginación.
Las emociones forman parte de la naturaleza humana, de sus conductas y comportamientos, de sus reacciones y decisiones, y como tales, adquieren un rol principal a la hora de viajar, pues es a partir de estas que los viajes adquieren significado en la vida del viajero.
Viajar es una experiencia transformadora que se graba en la memoria del viajero a través de las emociones. La alegría de descubrir un destino nuevo, la ansiedad de lo desconocido, la sorpresa ante lo inesperado y la nostalgia al recordar lo vivido son parte esencial de cualquier travesía. Estas mismas emociones son el eje central en la literatura de Julio Verne, cuya narrativa transporta al lector a mundos lejanos y aventuras extraordinarias, despertando en él una mezcla de sentimientos tan vívidos como los que experimentaría en un viaje real.
El acto de viajar puede trascender lo físico y trasladarse al plano de la imaginación. La literatura tiene el poder de hacer viajar a las personas sin moverse de su lugar, permitiéndoles recorrer paisajes exóticos, mares insondables y territorios inexplorados. Verne fue un maestro en este arte, logrando que generaciones de lectores se aventuraran junto a sus personajes en travesías épicas que, en su tiempo, parecían imposibles.
El contexto en el que Verne escribió sus historias es clave para comprender la carga emocional de sus relatos. En el siglo XIX, viajar era un privilegio reservado para exploradores, científicos y personas adineradas. Para la mayoría, los lugares exóticos descritos en sus novelas eran inalcanzables, lo que hacía que la lectura de sus obras fuera una forma de experimentar lo desconocido. Sus historias no solo ofrecían conocimiento sobre ciencia y geografía, sino que también sumergían al lector en un torbellino de emociones: desde la excitación de partir hacia lo desconocido hasta la angustia ante los peligros del camino.
Uno de los ejemplos más claros de esta inmersión emocional es Veinte mil leguas de viaje submarino. En esta obra, el profesor Aronnax, un científico de renombre, se embarca en una expedición que lo llevará a descubrir los secretos del océano a bordo del Nautilus, bajo el mando del enigmático Capitán Nemo. A lo largo del relato, Verne plasma con maestría la evolución emocional del protagonista: la curiosidad que lo impulsa a embarcarse, la maravilla ante los paisajes submarinos, el miedo ante lo desconocido y la fascinación por los descubrimientos que Nemo comparte con él.
La riqueza emocional en las novelas de Verne se debe en gran parte a la construcción detallada de sus personajes. Cada uno de ellos representa un arquetipo con características bien definidas que influyen en su manera de vivir la aventura. La incertidumbre del viajero primerizo, el arrojo del aventurero experimentado, la prudencia del científico y la pasión del explorador se combinan para generar historias en las que el lector puede identificarse y experimentar las mismas emociones que los protagonistas.
En la segunda parte de esta nota, exploraremos los medios de transporte, el conocimiento científico y cómo hizo Verne para escribir historias sorprendentes sobre viajes.
Más información:
Dra. Blanca Correa Guevara
blanca.correa@anahuac.mx
Facultad de Turismo y Gastronomía