Ponerme en los zapatos de mi hijo, o el arte de la empatía

Un artículo del Centro Psicopedagógico Anáhuac en el que se aborda el tema de la empatía y cómo cultivarla o construirla con los hijos.

El Centro Psicopedagógico Anáhuac, a través de su Clínica Anáhuac Cenyeliztli, comparte un artículo de la maestra Araceli Aguilar en el que nos invita a que vivamos de una manera más consciente y que dejemos de reaccionar siempre negativamente.

Ponerme en los zapatos de mi hijo, o el arte de ser empáticos

La empatía se ha entendido de manera coloquial como “ponerse en los zapatos del otro”. De manera más amplia, es la intención o capacidad de percibir, comprender y compartir las emociones y sentimientos de otra persona. Esto no implica que necesariamente se compartan las opiniones o razones que lleven a otra persona a determinada acción o estado emocional.
 

Si la empatía se aprende al practicarla, entonces, como padres ¿cómo podemos cultivarla o construirla?

Autoconocimiento. Es una labor que implica tiempo. Es primordial e importante considerar que debemos estar muy conscientes de nosotros mismos, que volquemos la mirada a nuestro interior, a nuestras experiencias previas y sentimientos para poder entender y comprender con qué ojos estamos mirando a nuestros hijos.
 

Tratemos de comprender y sintonizar con sus emociones, porque nosotros somos los adultos y los que le estamos enseñando cómo funciona el mundo, las relaciones, que se autorregule, exprese sus emociones de manera adecuada y pida asertivamente lo que necesita.

Paremos, escuchemos y observemos con mente abierta qué es realmente lo que están sintiendo, buscando o necesitando: cariño, atención, tiene miedo, está frustrado, siente celos o envidia, está triste, etc. Ante un comportamiento que no nos guste o agrade de ellos, antes de reaccionar, enfurecernos, solucionarles algún problema o pretender que nuestros hijos entiendan nuestra lógica y vean el mundo como lo vemos nosotros, hay que guardar la calma necesariamente.

Cuando logremos comprender a nuestros hijos y les ayudemos a entender lo que les pasa, ellos tendrán la experiencia de sentirse valorados y amados. Así estaremos estableciendo con ellos el vínculo que necesitan para fortalecer su Yo y su autoestima, saberse aceptados y seguros, ya que les estaremos transmitiendo que tienen derecho a ser quienes son.

Es necesario que vivamos de una manera más consciente, que dejemos de reaccionar siempre negativamente, que aceptemos que las cosas no sean a nuestro modo y que no luchemos contra aquello que es diferente a lo que pensamos y creemos que debe ser, siempre y cuando no vaya contra nuestros valores y principios, y que no ponga en riesgo la seguridad del hijo.

La empatía requiere un profundo conocimiento de nosotros mismos, una completa aceptación de nuestras cualidades, emociones y conflictos; dejar de lado la necesidad de buscar aceptación externa porque eso nos lleva a guiarnos no por nosotros mismos, sino por el qué dirán y por las expectativas que creemos que tienen otras personas de nosotros.

¿Sabías que… si dejamos de funcionar de esta manera, entonces estaremos cultivando el arte de la empatía y podremos enseñar a nuestras hijas e hijos a ser ellos mismos, a aceptarse y manejar sus emociones (las que sean) y a tener relaciones más auténticas y plenas, más empáticas?

*Araceli Aguilar Ábrego, licenciada en Psicología, maestra en Psicología con residencia en Terapia Infantil y psicoterapeuta en la Clínica Anáhuac Cenyeliztli.

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El Centro Psicopedagógico Anáhuac, integrado por la Clínica Anáhuac Cenyeliztli, la Coordinación de Orientación Vocacional Anáhuac y el Programa de Apoyo al Estudiante (PAE) de nuestra Universidad, tiene como misión atender y mejorar la salud mental de alumnos, profesores, personal administrativo, egresados y público en general. Trabaja en favor de la salud y del bienestar de las personas y familias mexicanas en proyectos formativos, de intervención y de servicio a la sociedad.