Los algoritmos: muletas para la intuición
La transformación digital de las empresas trae cosas muy buenas para la competitividad, pero lo mejor son los algoritmos que ayudan al ejecutivo a tomar mejores decisiones.
El maestro Guillermo Híjar Fernández, director del Centro Anáhuac de Ingeniería Empresarial (CAIE), presenta un texto en el que aborda los algoritmos y la intuición en la toma de decisiones.
Los algoritmos: muletas para la intuición
Los conjuntos de datos muy grandes son esenciales para realizar análisis complejos y su creciente disponibilidad es una de las principales causas del progreso de la inteligencia artificial en los últimos años.
Recientemente la inteligencia artificial, en particular las técnicas de aprendizaje automático, ha permitido a las máquinas ejecutar muchas tareas que anteriormente se consideraban eminentemente humanas. Actualmente, hay infinidad de métodos mecánicos y algoritmos que pueden superar al juicio humano.
Estos avances, naturalmente, han generado en muchas personas una fuerte resistencia a los algoritmos, lo cual ha sido motivada por el temor al desempleo tecnológico, una escasa formación en este campo y una aversión a las computadoras. No obstante, la resistencia a los algoritmos no siempre se manifiesta en un rechazo generalizado a la adopción de nuevas herramientas de apoyo a la toma de decisiones. De manera frecuente la gente está dispuesta a darle una oportunidad al algoritmo, pero en el momento en que ve que este comete errores, deja de confiar en él.
El algoritmo comete errores, por supuesto. Sin embargo, si los tomadores de decisiones cometen errores aún mayores, ¿en quién debemos confiar? Algunos ejecutivos dicen con orgullo que confían más en su instinto que en cualquier proceso de análisis. Los ejecutivos más experimentados recurren en gran medida a lo que llaman intuición, corazonada o buen juicio.
Uno de ellos es Jeff Bezos, quien afirma que “las mejores decisiones que he tomado en mi vida y en mis negocios han sido fruto del instinto y de la intuición”. Pero agrega que, además de escuchar a tu corazón e intuiciones, debes analizar los datos empíricos y que las grandes decisiones se toman en grupo. También admite que ha cometido muchos errores, como el lanzamiento del Fire Phone, pero que esto es lo esperado, pues lo realista no es tener éxito en todo, sino maximizar las probabilidades de obtenerlo.
La intuición es un juicio para un determinado curso de acción que viene a la mente con una fuerte convicción de plausibilidad, pero sin razones claramente articuladas. Es como un saber, pero sin saber por qué.
El ejecutivo intuitivo experimenta una agradable sensación de coherencia porque cree que las pruebas consideradas y el resultado alcanzado son correctos. Además, frecuentemente refuerza la coherencia a base de ignorar las piezas que no encajan en el rompecabezas. La señal interna es muchas veces engañosa porque no se interpreta como una sensación, sino como una creencia y se disfraza de confianza racional en el propio juicio.
Las personas que se creen capaces de alcanzar un nivel muy alto de exactitud predictiva no solo tienen demasiada confianza en sí mismas, sino que también creen en la predictibilidad de lo impredecible y niegan la realidad de la incertidumbre. Para resolver esta trampa, el ejecutivo podría ensayar tres cosas:
1. Realizar una evaluación objetiva de las evidencias del poder predictivo.
2. Renunciar a la recompensa emocional de la certeza intuitiva.
3. Entender que el éxito nunca puede estar garantizado y que lo que se trata de lograr con las decisiones que uno toma es una mayor probabilidad de éxito.
No obstante, la mente intuitiva del directivo es capaz de tomar buenas decisiones y resolver muchos problemas cotidianamente en virtud de su amplia experiencia y repetida exposición a situaciones difíciles. Sin embargo, cuando se requiere del poder de la mente racional para resolver alguna situación incierta o compleja, la memoria operativa no se da abasto y necesita de ayuda porque son muchas las variables que hay que procesar simultáneamente. Es aquí donde los métodos de analítica de datos y dinámica de sistemas son de gran utilidad.
Hay que prestarle a la mente muletas para que, apoyándose en ellas, pueda tomar mejores decisiones. La transformación digital de las empresas trae cosas muy buenas para la competitividad: automatización de operaciones, disminución de los costos transaccionales, comunicación efectiva con los clientes y facilitación de los procesos de pago. Pero lo mejor son los algoritmos que ayudan al ejecutivo a tomar mejores decisiones. La toma de decisiones es una predicción que se hace con base en el conocimiento almacenado durante algún tiempo, el cual puede estar en el cerebro o en un data warehouse. ¡Qué mejor que existan algoritmos que nos ayuden a procesarla!
La ingeniería empresarial desarrolla y aplica estos algoritmos para tomar mejores decisiones en dos áreas fundamentales de las empresas: la económica y la organizativa.
1. Ingeniería económica: Se trata de rastrear el flujo de valor a lo largo de la cadena de suministro para implementar cursos de acción y realizar ajustes que aseguren que le llegue al cliente el mayor valor posible, lo cual se traducirá en mayores márgenes de utilidad para la empresa. La herramienta recomendada es la analítica de datos.
2. Ingeniería organizacional: Se trata de estructurar la organización y sus procesos de tal manera que las relaciones internas optimicen el aprovechamiento del talento, el conocimiento y otros recursos para minimizar el reproceso y el desperdicio, lo cual redundará en una mayor productividad y rentabilidad para la empresa. La herramienta recomendada es la dinámica de sistemas.
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Guillermo Híjar Fernández es Ingeniero Mecánico por la Universidad Anáhuac México y Maestro en Ciencias en Ingeniería Mecánica por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). También cursó el programa de alta dirección del IPADE Business School (Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa).
Actualmente es director del Centro Anáhuac de Ingeniería Empresarial, que ofrece asesoría y capacitación para el fortalecimiento tecnológico de las empresas. Durante 10 años dirigió la Facultad de Ingeniería de la Universidad Anáhuac México y ha sido catedrático de esta desde 1976.
Cuenta con una amplia experiencia de más de 25 años como director general de empresas industriales y de productos de consumo. Es miembro del MIT Enterprise Forum, organización no lucrativa que apoya el desarrollo de empresas tecnológicas mexicanas.
Más información:
Centro Anáhuac de Ingeniería Empresarial
Mtro. Guillermo Híjar Fernández
ghijar@anahuac.mx