El pasado 2 de junio se llevaron a cabo elecciones federales y locales en nuestro país, en las que el partido en el poder, Morena, junto a sus aliados, obtuvieron la mayoría de los cargos de elección popular, dejando a los partidos de oposición sin contrapeso alguno. Tras el contundente triunfo de Morena, que ahora tendrá la capacidad de realizar cambios constitucionales desde el Congreso de la Unión gracias a la mayoría en ambas cámaras, surgieron inquietudes entre los inversionistas y empresarios. Estas preocupaciones, motivadas por el temor y la incertidumbre, provocaron una depreciación en el tipo de cambio, un fenómeno no observado desde la pandemia, y llevaron a niveles récord los bonos gubernamentales a 30 años. Ante todo esto, es natural ponerse a pensar, ¿Qué podemos esperar de esta nueva administración?
Crecimiento e Inflación.
Diversos organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, han reducido sus expectativas de crecimiento para México a medida que se acerca el final del ciclo económico. Por ejemplo, el Banco Mundial ha recortado un 0.3% de sus estimaciones de crecimiento para 2024, proyectando ahora un crecimiento del 2.3% respecto a 2023. Por su parte, el FMI ha dejado sus expectativas en un 2.4%. El crecimiento de nuestra economía resulta insuficiente, presentando un desempeño débil en comparación con el histórico registrado en los últimos 30 años. Sin embargo, es una buena noticia que, finalmente, en este sexenio, la economía mexicana cerrará con una tasa de crecimiento del PIB per cápita superior al 0%.
Otro aspecto importante para considerar es la evolución de la inflación a nivel global. La inflación es una de las principales preocupaciones de los empresarios, liderando diversas mediciones como el principal problema de la economía global en nuestro país. La tasa de inflación se encuentra aún por encima de la meta de largo plazo del Banco de México, que es del 3%. Actualmente, observamos una tasa de inflación cercana al 4.9%, casi 5%, lo cual ha llevado a que las tasas de interés, y en particular la tasa objetivo del Banco de México, permanezcan en niveles elevados. Se prevé que las tasas de interés se mantendrán altas, al menos hasta finales del 2024, momento en el cual sabremos la evolución de la economía con el cambio de gobierno.
Paquete de Reformas
Uno de los temas que más preocupa y presiona a los empresarios es el paquete de reformas propuesto para este nuevo sexenio. El 1 de septiembre asumirá el nuevo Congreso, y con ello se planea aprobar las reformas impulsadas por el presidente López Obrador, que incluyen el "Plan C electoral", la reforma al poder judicial, así como la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales y el aumento de los días de aguinaldo de 15 a 30 días. Los empresarios han manifestado que, de aprobarse estas reformas, podrían verse obligados a realizar recortes de personal debido al incremento en el desembolso por horas extras y el pago de aguinaldos.
Adicionalmente, existe temor sobre una posible reforma fiscal. Aunque la presidenta electa ha asegurado que no habrá una reforma fiscal durante su mandato, el incremento en el nuevo sistema de pensiones, las megaobras de infraestructura, programas sociales, el sistema de salud, el deterioro financiero de PEMEX y la inseguridad podrían forzar la reconsideración de este tema. El Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP) ha señalado que el país necesita una reforma fiscal urgente ante el déficit fiscal previsto del 6.0% del PIB para el cierre de 2024, lo que pone en riesgo la salud de las finanzas públicas, la calificación crediticia de México y la confianza de los empresarios tanto nacionales como extranjeros. Por el momento, no hay ninguna propuesta concreta sobre la mesa.
La próxima administración en México enfrentará un panorama complejo y desafiante ante la capacidad para impulsar cambios constitucionales. Las inquietudes entre los inversionistas y empresarios se han manifestado en la depreciación del tipo de cambio y el aumento de los bonos gubernamentales a largo plazo. Además, las expectativas de crecimiento económico han sido revisadas a la baja por organismos internacionales, mientras que la inflación continúa su tendencia al alza, generando preocupación. No obstante, los empresarios han optado por otorgar un voto de confianza a la próxima presidenta, esperando que las decisiones futuras favorezcan la estabilidad y el crecimiento económico del país. Solo el tiempo dirá si esta confianza fue bien depositada, pero es crucial estar preparados para los próximos años.