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¿Qué es la huella ecológica?

deja una mejor huella en el planeta

La seriedad de esta situación se ha incrementado debido a la sobrepoblación, cada vez se requiere dar servicio a una mayor cantidad de personas, por lo que los depósitos naturales que absorben dichos gases son insuficientes para la gran concentración provocada por la industria. Desde 1950, la ONU ha registrado un aumento de la población en el planeta de 2,600 millones de personas a más de 7,300 millones. El crecimiento desmedido ha promovido que se privilegien métodos orientados a que generen productos con una gran rapidez a un bajo costo, para poder mantener la competitividad con otras empresas que producen los mismos servicios.

Generalmente, para llevar a cabo las prácticas de producción que tienen las características antes mencionadas, se requieren procesos que dejan una “huella de carbono” aún más significativa. La huella de carbono es la cantidad de GEI que produce una empresa, industria o persona, causando así un impacto ambiental.

Los gases de efecto invernadero son aquellos que absorben y emiten radiación, distribuyendo y regulando la temperatura de la Tierra. En la naturaleza estos gases son emitidos y absorbidos por el propio ecosistema, creando ciclos que generan las condiciones para que exista la vida como la conocemos en este planeta. Los principales gases de efecto invernadero son el vapor de agua, el óxido de nitrógeno, el metano, el ozono y el dióxido de carbono.

Los gases de efecto invernadero son aquellos que absorben y emiten radiación, distribuyendo y regulando la temperatura de la Tierra.

En la naturaleza el vapor de agua es producido por evaporación (o sublimación en el caso del hielo) mientras que el dióxido de carbono puede encontrarse en géiseres, volcanes o aguas termales, así como en yacimientos de petróleo o gas natural; también aparece por medio de la fotosíntesis o la respiración aeróbica de los seres terrestres y acuáticos. El metano, por ejemplo, puede encontrarse de manera natural en los procesos de descomposición de materia orgánica y constituye 97% del gas natural.

De manera artificial, estos mismos gases se producen a causa de ciertas actividades humanas, como el uso de combustibles fósiles (petróleo, gas natural) para maquinaria o transporte, la erosión del suelo, deforestación y destrucción de ecosistemas que funcionan como reservas de GEI, así como por las prácticas de crianza animal para consumo humano.

A gran escala podríamos medir la huella de carbono de una organización basándonos en la emisión total de GEI que produce al año o en la emisión que genera un producto durante todo su periodo de vida. Las emisiones de la organización o el producto pueden ser de tres tipos: directa (uso directo de combustibles, energía, emisión de gases), indirecta por energía (servicios de producción de la energía requerida para hacer el producto) o indirecta (gasto de los proveedores).

HUELLA DE CARBONO PERSONAL

El impacto en el planeta es responsabilidad de todos y la cantidad de GEI que generamos por persona depende mucho de nuestro estilo de vida, las actividades que realizamos y los productos que consumimos, aunado a cómo administramos los recursos naturales.

Actualmente, distintas organizaciones cuentan con calculadoras de emisión de GEI (“personal emisiones calculator”), como myclimate.com o carbonfootprint.org, así como organismos gubernamentales como la EPA (United States Enviromental Protection Agency).

Las calculadoras personales miden nuestro impacto en el mundo a través de las siguientes actividades:

  • Cuánto combustible gastamos en nuestro transporte diario.
  • La cantidad de agua que usamos al día.
  • Frecuencia de consumo de alimentos de origen animal.
  • Gasto de energía en casa y en la oficina (luz, calefacción, aparatos electrónicos, etcétera.)
  • Hábitos de compra y calidad de productos (productos desechables versus productos duraderos, materiales de consumo y vida útil de los productos).

Este problema requiere de compromisos y soluciones en distintos niveles: gubernamental, industrial y civil. Por parte del gobierno se pueden impulsar programas orientados a la regulación de las industrias y de los ciudadanos para garantizar el compromiso con la ecología.

También, al tener un acceso cada vez mayor a la información, es nuestra responsabilidad ser consumidores y empresarios conscientes y participar de manera activa en la disminución de nuestra huella ecológica creando o apoyando a organizaciones que tengan programas de regulación y disminución del impacto ambiental, consumiendo sus productos mientras sigan garantizando la mejora de sus procesos y su compromiso con el medio ambiente.

Asimismo, a nivel individual podemos y debemos realizar cambios en nuestro estilo de vida positivos, como el consumo de productos sustentables, mejor administración de los recursos y ejercer prácticas de educación ambiental que repercuten de manera positiva en nuestra salud.

 

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¿SABÍAS QUE…?

Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los dos sectores que generan mayor impacto negativo en el ambiente son el energético y el alimenticio. El uso de combustibles fósiles aumenta la carga ambiental de otros materiales, como los metales (ya que se utilizan para su detección, extracción, transporte y tratamiento).

Por parte del sector alimenticio, lo que más genera impacto negativo es la crianza, procesamiento y distribución de carne animal para consumo humano. Entre 1970 y 2012 se registró un declive de 58% de las especies de vertebrados —mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces— de la Tierra debido a la destrucción de sus hábitats o la explotación directa o indirecta de la especie World Wildlife Fund (WWF).

Hacia 2030 la fabricación, instalación y mantenimiento de paneles solares creará más de seis millones de puestos de trabajo (PNUMA).