Por: DR. JOSÉ ARTURO VÁZQUEZ VÁZQUEZ
Coordinador De La Licenciatura En Médico Cirujano IEST-Anáhuac.
DURANTE NUESTRA FORMACIÓN MÉDICA ESCUCHAMOS A NUESTROS MAESTROS DECIR FRECUENTEMENTE QUE ATENDEMOS ENFERMOS Y NO ENFERMEDADES Y ASÍ MISMO TRANSMITIMOS EL MISMO MENSAJE A NUESTROS ALUMNOS, SOBRE TODO EN LA FORMACIÓN CLÍNICA.
Sin embargo, como enseñamos a nuestros jóvenes alumnos médicos en formación, a llevar esto a la práctica; es necesario el desarrollo de ciertas competencias para esto, pero: ¿cuál es el mejor momento para que esto suceda? Por otro lado, el ego característico de algunos médicos, en muchas ocasiones nos lleva a mantener una educación centrada en el maestro y no en el alumno; enseñamos a nuestros alumnos que por el simple hecho de ser el médico tenemos la razón y sabemos lo que conviene o no al paciente.
Durante la práctica clínica el paciente se aborda de manera fragmentada, por especialidades, por regiones o por aparatos y sistemas, lo que generalmente lleva a la despersonalización y a tratamientos también fragmentados e ineficientes sobre todo en aquellos pacientes en donde coexisten varios afecciones o diagnósticos.
La medicina centrada en la persona representa un trabajo alrededor de ella, para contribuir a su desarrollo, y alcanzar metas en salud, esto con un enfoque de acompañamiento a lo largo de la vida en donde el principal objetivo es construir la salud de la mano también con las personas, su visión y sus proyectos.
La medicina centrada en la persona propone a esta como parte de un equipo de salud, dado que todos somos responsables del autocuidado; sin embargo, los programas académicos de la carrera de medicina presentan cursos centrados en regiones anatómicas, en eventos fisiológicos, en la enfermedad, y más tarde a las sociedades médicas centradas en los auxiliares de diagnóstico; reflexionando en esto, surgen los siguientes cuestionamientos:
¿En dónde está el paciente como persona?
¿Estamos contribuyendo a una educación médica centrada en la persona?
Podemos iniciar con el planteamiento de nuestros contenidos temáticos, como ejemplo cito: “La persona con enfermedades digestivas” o “Las personas con enfermedades crónico degenerativas” bajo esta premisa estaríamos presentando una condición con la cual el paciente vive, resulta interesante la posibilidad de un planteamiento como este en los diseños curriculares de las ciencias de la salud; sin embargo dados los avances tecnológicos aplicados a métodos de diagnóstico y tratamiento, esto pareciera estar cada vez más alejado de la simple situación de estar o no estar enfermo.
Es importante entender que la medicina centrada en la persona no significa que las enfermedades no deban estudiarse, prevenirse o manejarse, el médico de este siglo debe, además del conocimiento tener presente que la meta es que una persona sana o enferma tenga claro cómo cuidarse y cómo prevenir enfermedades, conociendo su entorno.
ATENCIÓN MÉDICA Y LO QUE ES IMPORTANTE PARA LA PERSONA
El concepto cuidado centrado en las prioridades del paciente tiene en cuenta el manejo médico bajo la óptica de lo que es más importante para cada persona; pero ¿cómo saber lo que más importa a nuestros pacientes? y cómo llevarlo a las medidas de prevención y de tratamiento para que de manera simple y sencilla nuestra población establezca medidas preventivas y mejore su calidad de vida, dado que generalmente los sentimientos de frustración se presentan sobre todo en el abordaje de pacientes complejos o con afecciones múltiples.
Cuanto más conozca un equipo de salud sobre lo que más interesa a un paciente, se podrá trabajar de una mejor manera para vincular el manejo médico con las prioridades de salud de una persona.
Debemos enseñar a nuestros estudiantes y a nuestros pacientes como identificar sus resultados en cuanto a salud se refiere y sus preferencias de atención además de cómo influyen en los cuidados de una persona, esto resulta clave para responder al cuestionamiento de cómo orientar el proceso de diseño curricular que siguen los profesionales de la salud, centrándolo en la persona.
Los elementos prioritarios para una persona incluyen actividades cotidianas, proyectos de vida, y muchos momentos en los que potencialmente requerirá de atención o ayuda médica, apoyado en lo que puede y desea hacer, y siempre relacionado con algunos puntos de conexión significativos como son la familia, los amigos, la comunidad, crecimiento, aprendizaje personal y por supuesto la espiritualidad, dignidad, e independencia.
Si quieres leer más al respecto, busca nuestro artículo completo en la Edición #192 de la Revista Generación Anáhuac.