LNCP. Iván Gerardo Benitez Ruiz
Profesor de la Escuela de Nutrición de la Universidad Anáhuac Cancún
En la última década ha surgido cada vez más interés acerca de este tema y lo primero que tenemos que dejar claro es la definición.
Este estilo de alimentación trata de promover una relación saludable con la comida y el cuerpo a través de una respuesta a las señales fisiológicas de hambre y saciedad, que se basa en 10 principios:
- Rechazar la mentalidad de estar siempre a dieta: Esta mentalidad también llamada “cultura de la dieta” se refiere a un conjunto de creencias y prácticas sociales que valoran la delgadez, promueven la pérdida de peso y perpetúan la idea de que ciertos tipos de cuerpos y alimentos son superiores a otros. Y en este punto se sugiere identificar cuáles son las señales de la cultura de la dieta en tu vida. ¿Viene de tu médico? ¿De los miembros de tu familia? ¿De redes sociales?
- Hacer caso a la señal de hambre: Pensar en cómo sientes el hambre. ¿Cambia tu estado de ánimo? ¿Tienes una combinación de enfado y hambre?, prestar atención y pensar por qué ocurre. ¿Has pasado mucho tiempo sin comer?
- Reconciliarse con la comida: Se sugiere hacer una lista de los alimentos que no te permites comer (excluyendo cualquier alergia alimentaria o alguna otra condición médica). Se sugiere darte el permiso para comerlos, prestar atención a su sabor y a cómo te hace sentir. Puede que descubras que no disfrutas de ese alimento tanto como pensabas, o que vuelvas a descubrir lo mucho que te gusta ese alimento y te des permiso para empezar a disfrutarlo de nuevo.
- Desafiar a la policía de la comida: La “cultura de la dieta” suele clasificar a las personas de acuerdo con lo que consumen, se consideran como “buenos” los que comen verduras y “malos” por comer pasteles. Se sugiere hacer una lista de todas las reglas que tienes en torno a la comida. ¿Evitas los carbohidratos? ¿Nunca disfrutas del postre? ¿Cuentas las calorías en tu cabeza todo el día? ¿Qué ocurre si rompes una regla? ¿Te das un atracón de comida y luego te castigas por ello? El objetivo aquí es concientizar cómo estas reglas alimentarias pueden interponerse en el camino de la alimentación consciente.
- Descubrir el factor de satisfacción: Hacer una pregunta sencilla: ¿qué es lo que te parece una comida satisfactoria? Pensar en los componentes de esa comida y en cómo hace sentirte al terminar. La comida puede consistir en determinados alimentos, o puede ser un picnic en el parque, una velada en un restaurante favorito o una comida a domicilio o un asado con amigos o familiares.
- Sentir la saciedad: Consulta con tu cuerpo ¿cómo te sabe?, ¿cómo está mi hambre y mi saciedad en este momento?
- Afrontar las emociones con amabilidad: Comprobar las emociones. Las dietas crónicas pueden crear una tendencia a reaccionar a las emociones comiendo. El objetivo de este ejercicio es ampliar las herramientas para hacer frente a esas emociones.
- Respetar el cuerpo: Abstenerse de hacer comentarios sobre el propio cuerpo y el de los demás. Dedica un momento a pensar en los comentarios sobre el cuerpo que has hecho a los demás y en los pensamientos sobre el cuerpo que has tenido sobre ti mismo.
- Sentir la diferencia del movimiento: Concéntrate en lo que sientes cuando te mueves, ya sea al hacer las labores domésticas, al caminar o al hacer ejercicio. Y aquí viene el giro: piensa en cómo te sientes cuando no te mueves, también. ¡El descanso es importante! El objetivo de este ejercicio es dejar de computar las calorías que podemos quemar durante el ejercicio y el movimiento, y empezar a centrarnos en lo bien que nos hace sentir el movimiento.
Honrar la salud con una nutrición gentil: “Elegir alimentos que honren tu salud y tus papilas gustativas al tiempo que te hacen sentir bien”.
Aunque la alimentación intuitiva ha relacionado de manera positiva con la prevención y mejora de la calidad de la alimentación, así como el control de la ingesta de alimentos, todavía existen importantes lagunas en el conocimiento científico sobre el tema. La mayoría de los estudios son de naturaleza transversal, se realizan con tamaños de muestra pequeños y carecen de grupos de control adecuados en los ensayos clínicos. Claramente, es importante que futuras investigaciones evalúen mejor los efectos, especialmente en el manejo de patologías como trastornos de la conducta alimentaria, trastornos cardio metabólicos, etc.