La división de Básquetbol Femenil surgió en el ciclo 2015-2016, gracias a la iniciativa del P. Guillermo Romo que buscaba permear en la población estudiantil la vocación por el básquetbol, y así ampliar los horizontes de esta disciplina para ambos géneros. Para esto encomendó al profesor Juan Ramón Carrillo conformar un equipo por lo que de forma muy humilde y entusiasta se dio a la tarea de acudir a cada salón dentro de nuestra Universidad, invitando a las alumnas a unirse y participar en el proyecto; meses más tarde se conformaría un grupo que forjaría los cimientos de este ramo y posteriormente un proyecto formal.
Hace dos años, en agosto del 2016, comenzaba justamente un ideal para un entrenador, un ramo, un equipo; la ambición del mismo era imposible fijarla más allá de los límites que poseían sus integrantes en ese momento y esto lo entendió a la perfección el Coach Rafael García cuando tomó bajo su dirección al equipo femenil de básquetbol de esta Institución. El desarrollo de un equipo sin experiencia en conjunto no es sencillo, pero aún es más difícil cuando se necesita impulsar toda una división, forjar lazos entre las integrantes, foguearlas en conjunto frente a equipos de nivel profesional; y en los entrenamientos trabajar día a día cada una de las características para después aplicarlas en competencias locales, estatales y nacionales. Se habla de no recibir oportunidades, se habla de crearlas, generarlas.
En el primer año el equipo disputó competencias de CONADEIP (Comisión Nacional Deportiva Estudiantil de Instituciones Privadas), eliminatorias de CONDDE (Consejo Nacional del Deporte de la Educación), torneos invitacionales locales y foráneos, incluso juegos amistosos; todo en cuanto se podía participar fue gestionado en favor de buscar la armonía, desarrollo y adiestramiento del equipo; el proyecto ya estaba en marcha y las jugadoras comenzaron a responder a la entrega y compromiso de su entrenador. Para la llegada de los Juegos Interanáhuac 2017 ya existía solidez entre las jóvenes integrantes; se consolidaba una base de confianza y se tenían expectativas notables de avance; sin embargo, el equipo no explotó aún todas sus capacidades, la competencia fue difícil de principio a fin y las Leonas enfrentaron duros resultados, aunque eso no impidió que el punto estuviera marcado: El equipo y la división habían ganado presencia y, sobre todo, habían ganado capacidad.
Comenzó el ciclo 2017-2018 con una problemática a enfrentar: Paulina Segovia, habitual titular y una de las jugadoras clave en el equipo había sufrido una lesión de ligamentos y se perdía lo que restaba del año y parte del inicio del siguiente; fue momento entonces de que otras jugadoras comenzaran a tomar relevancia y cubrir diferentes áreas para evitar que esta baja afectara al equipo. Se unieron nuevas integrantes y se afianzó el trabajo con divisiones inferiores de Bachillerato Anáhuac; la solvencia y capacidad del equipo, producto de los férreos entrenamientos, y de que por primera vez se contaba con una cancha propia y adecuada, gracias a la inauguración de nuestro Territorio León, forjaron lazos más estrechos y el comienzo de una serie de muestras de capacidades para la competencia. En los próximos meses las Leonas determinarían un estilo, un formato que les permitiría hacer uso de sus cualidades sobre la duela y trabajar colectivamente con altas expectativas, los resultados fueron apareciendo y las recompensas les permitieron avanzar a pasos agigantados en las eliminatorias que disputaban. Su esfuerzo y dedicación eran símbolo de respeto y admiración para los afortunados que fueron testigos del proceso que vivieron: amigos, familiares, allegados y el cuerpo técnico principalmente conformado por su entrenador, el Mtro. Rafael García, que había conseguido manifestar de forma efectiva en la cancha el resultado de estrategias bien pensadas, no con base en las rivales, ni mucho menos en la competencia que disputaban, ¡no!, lo hizo con base en lo que tenía y lo que podía explotar, conocía a sus jugadoras, entabló un vínculo fundamental con cada una y formó en ellas el espíritu positivo Anáhuac, juego tras juego, y eso marcó la diferencia.
La recompensa llegó cuando consiguieron coronarse como ganadoras del Campeonato Estatal de CONADEIP, obteniendo, así, el pase para el Campeonato Nacional. Eventualmente la seleccionada nacional Paulina Segovia se recuperó y se incorporó a tiempo al equipo; y todo esto, en conjunto, significó la gran oportunidad para las Leonas de demostrar las capacidades que habían desarrollado. El equipo estaba listo para apuntar a consolidar de forma positiva los procesos iniciados. Las jugadoras entusiastas y entregadas al proyecto entrenaron duro para llegar ahí; las vacaciones significaron un aprovechamiento total del Territorio León para hacer doble sesión diaria, las dinámicas y horarios rebasaron el compromiso preestablecido y fueron prueba del sacrificio que estaban dispuestas a realizar por su cometido como equipo. Sabían que no eran favoritas, el campeonato exigía mucho nivel en lo táctico y en lo físico, poniéndolas en desventaja en diferentes instancias, pero supieron anteponerse ante las adversidades marcadas en el papel. Y así llegaron a Morelia, llenas de confianza y seguridad para disputar el Campeonato Nacional de la Tercera División de CONADEIP. La travesía en el torneo inició el 9 de abril; equipos como la Universidad Iberoamericana, UVM Monterrey e ITESM Aguascalientes, colectivos con mayor apoyo financiero y jugadoras de diferentes características sucumbieron ante las Leonas que arrasaron en su búsqueda por acceder a las privilegiadas semifinales; pues en el formato de CONADEIP, quienes arribaran a la final obtendrían automáticamente el ansiado lugar en la Segunda División de Básquetbol Femenil de la Asociación de Básquetbol Estudiantil.
El partido más importante en este proyecto llegó: un trabajo de dos años que consolidaba una posibilidad muy grande de ascender y hacer historia en la Institución, emulando la hazaña que en su momento el colectivo varonil realizara; solamente, que en esta ocasión, el trabajo, los recursos y las oportunidades fueron creadas bajo diferentes expectativas, sorprendiendo a todos los equipos en el torneo. La misión no fue fácil, el planteamiento tuvo que surgir imaginando todos los escenarios posibles; y el trabajo del entrenador, alentando de forma total a las jugadoras, fue parte crucial para que lo dieran todo por cumplir su meta, inclusive por lapsos parecía que el equipo rival les daría la vuelta. La U. San Carlos tenía entre sus filas jugadoras con fortalezas en lo físico que diezmaron en diferentes momentos a las nuestras, consintiendo robos y consiguiendo más puntos en su favor, orillando al Coach Rafael a buscar motivarlas sobre la duela para evitar la derrota, acción que repercutiría en ellas de forma más profunda de la que esperaba: el ideal de vencer y demostrar de lo que la sangre Anáhuac era, y vanagloriarse de lo que eran capaces, las orilló a derramar algunas lágrimas, llevándolas a hacer aún más personal esta victoria. Y ocurrió, ocurrió ante la mirada de los presentes y de todos los que las seguían a través de enlaces en vivo. ¡Las Leonas consiguieron la victoria y el ascenso automático a Segunda División! Medios, entrenadores, alumnos, las mismas jugadoras y el cuerpo técnico estaban sorprendidos e inundados de alegría por el logro, pero aún faltaba un último escalón en la competencia: la final.
La postrera etapa de esta competencia guardaría en sus páginas un final distinto al esperado, porque la suerte de este deporte apuntaría a favorecer a quien hizo uso de sus mejores cualidades como no lo había hecho en todo el torneo; se diría que un par de instrucciones por parte de su entrenadora les habrían dado el triunfo. Por ello la Universidad Montrer se quedó con el Campeonato, no sin antes darle el debido respeto a nuestras guerreras que a su vez se quedaban con el Subcampeonato, pero igual con un extraordinario ascenso a la Segunda División de Liga ABE Femenil; un hecho sin precedentes para toda la institución que marcará un antes y un después para el equipo y esta división.
Las Leonas, equipo ganador del codiciado ascenso a la 2.a división, y merecedor de todo el reconocimiento, estuvo integrado por las siguientes jugadoras: Paulina Segovia Meza, Cinthia Zárate Sánchez, Karen G. Díaz González, Abril Ramírez Santiago, Daniela A. Utrera Escobar, Luz Giselle Ginés Moreno, Yareth Tlapa González, Karla I. Hernández García, Guadalupe Oceguera, Christa Saenz, Karla Rivas, Karina G. Martínez, Dorian Montero de los Santos, Fabiola Rosado Rivera y el entrenador Rafael García Arellano. Mención especial para Karen y Christa acreedoras de un lugar en el Cuadro Ideal de la competición. ¡Felicidades Leonas!
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