Los peregrinos Anáhuac llevan sus intenciones a la Basílica de Guadalupe 

Una vez más se llevó a cabo la peregrinación a la Basílica de Guadalupe que en esta ocasión reunió a feligreses de la Universidad Anáhuac México y de la Red de Universidades Anáhuac.

La calzada de Guadalupe se ha convertido en la senda que la familia Anáhuac recorre desde hace años con cantos, oraciones, devoción y alegría, y con el objetivo de llevar sus intenciones a la “morenita del Tepeyac”.

Este año los integrantes de la Universidad Anáhuac México campus Norte y Sur, la Universidad Anáhuac Veracruz, la Universidad Anáhuac Querétaro y la Universidad Anáhuac Puebla, como los hermanos que son, se reunieron una vez más en esta peregrinación para caminar juntos cerca de dos kilómetros. 

El naranja característico de aquellos que portan con orgullo la camiseta Anáhuac se fusiona con las casas de campaña de múltiples colores que en esta ocasión adornan el recorrido. Familias enteras, oriundas en su mayoría de Toluca y Puebla, descansan sobre las bancas de concreto, algunas al lado de imágenes de distintos tamaños de la Virgen de Guadalupe, otros tantos, sobre el suelo, con cobijas o bolsas de plástico, toman café y comen pan mientras miran pasar al contingente que corea ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! Y ¡Viva la Comunidad Anáhuac!

Alumnos, directivos, académicos, administrativos, amigos y familiares se sumaron a esta actividad de formación integral que busca reforzar la identidad católica. Personas de todas las edades celebran su fe y viven de diferente manera esta peregrinación, como es el caso de Elena y Michelle, alumnas del Diplomado en Desarrollo de Habilidades Sociales y Vocacionales de la Facultad de Educación, quienes coincidieron en el amor, paz y alegría que les trae visitar la Basílica de Guadalupe.

Para Dominique Suárez Moya, coordinadora de Red Misión Anáhuac de la Dirección de Pastoral Universitaria del Campus Norte, quien confesó sentirse orgullosa de ser parte de una red tan grande, con valores y espíritu, dijo que participar en la peregrinación “es como venir a casa de mi mamá del cielo”.

La peregrinación a la Basílica de Guadalupe une a toda la Comunidad Anáhuac con la finalidad vivir la fe católica y llevar a la Virgen las peticiones que se tienen como Institución, así como las intenciones personales o familiares. Tal es el caso de Rosaura Aguilar Espinosa, quien acompañó a Clara Luz Montalvo Aguilar, coordinadora del Bloque Interdisciplinario de la Escuela de Humanidades de la Universidad Anáhuac Puebla, en esta actividad. 

“Para mí es un honor muy grande y una felicidad increíble participar en la peregrinación. La Basílica de Guadalupe es la casa de nuestra madre y es incomparable lo que se siente. Es increíble convivir con los jóvenes, que contagian la alegría y la fuerza. Para mí la Anáhuac es la mejor universidad que existe en Puebla”, aseguró.

De la mano de Pastoral Universitaria, el área de Capital Humano también facilita al personal administrativo los medios para sumarse a esta peregrinación que promueve la identidad católica de la Institución, y muchos agradecen esta oportunidad. Tal es el caso de Ángela Berenice Guadarrama Quiroz, quien labora para la Vicerrectoría de Finanzas en el departamento de compras y que, después de cinco años, pudo sumarse a los peregrinos Anáhuac.

“Esta es una oportunidad para agradecer el ser parte de una comunidad tan importante como la Anáhuac y para dar gracias a Dios por tener trabajo y por estar vivos, luego de la pandemia. Venir a la Basílica de Guadalupe es una parte importante de nuestra espiritualidad; es la oportunidad de fraternizar en otro ámbito, además del laboral; es vernos más allá de ser compañeros de trabajo, es mirarnos como hermanos y ayudarnos de manera distinta; es una oportunidad de comprendernos, de solidarizarnos y, sobre todo, de buscar el bien común”, añadió.

El atrio del recinto mariano está lleno de miembros de nuestra Comunidad Anáhuac y cientos de feligreses de distintos lugares, quienes esperan entrar a la Basílica de Guadalupe, ubicada al pie del Cerro del Tepeyac, a escuchar la misa oficiada por el Padre Cipriano Sánchez García, L.C., Rector de la Universidad Anáhuac México.

Una vez instalados en la casa de María Guadalupe, comienza la primera lectura del libro del Génesis (8, 6-13. 20-22), así como la lectura de los Salmos (115, 12-13, 14-15, 18-19). 

Durante su homilía, el Padre Cipriano señaló que pese a vivir en un mundo tan complejo y difícil, debemos agradecer en nuestro corazón por todos aquellos que han sido semilla de vida y de esperanza.

“Somos semilla de esperanza para México. Pongamos en manos de la Virgen de Guadalupe nuestras acciones para ser semillas de vida. Dios siempre pone, aún en medio de los fracasos y de los momentos más difíciles, una semilla de esperanza”, agregó.

También llamó a los feligreses a preguntarse qué es lo que llevan en su corazón y si eso es realmente lo que quieren poner en las manos de la Virgen de Guadalupe. En el mismo tenor, recordó que es un buen momento para pedirle a la Virgen que les ayude a ver su interior.

Posteriormente, se leyeron las peticiones de la Comunidad Anáhuac que fueron dirigidas hacia la Iglesia católica y quienes la conforman; por la búsqueda de la verdad y la formación de los líderes de acción positiva; por todas las familias y sus necesidades; por el amor, la unión y la fe; así como por la paz del mundo, las necesidades de los afectados por los terremotos de Siria y Turquía, y por todas las intenciones personales. 

Una vez concluida la celebración litúrgica, quienes participaron en esta peregrinación se despidieron de la casa de la Virgen de Guadalupe con la promesa de regresar el próximo año como peregrinos Anáhuac.

Pastoral Universitaria