“La felicidad es estar constantemente explotando mi creatividad”, Macarena Riva de Raw Apothecary

Nuestra egresada de Ingeniería Química compartió su experiencia profesional en el mundo de las finanzas y como emprendedora de Raw Apothecary.

Macarena Riva (Ingeniería Química, gen. ‘15), fundadora y socia de Raw Apothecary, empresa de productos para el cuidado de la piel y dedicado a la belleza, comparte con nuestra Comunidad Anáhuac, su backround en finanzas y marketing.
 

Para nuestra egresada, quien se estrenó como emprendedora en el año 2018, reveló que su mayor reto ha sido ser flexible y abrazar la falta de conocimiento, y que cuando empezó su empresa se dio cuenta de la cantidad de cosas que no sabía, motivo por el cual llamó a ampliar la mente para aprenderlas.

Sobre el éxito, dijo que es un sinónimo de felicidad, aunque reconoció que es diferente para cada ser humano. “Para alguien puede significar tener billones de dólares y para la siguiente persona tener 15 hijos y vivir en una granja. Para mí, la felicidad es estar constantemente explotando mi creatividad y tener una familia saludable y feliz”, aseveró.

En cuanto al fracaso, Macarena consideró que es sinónimo de desidia y apatía, “es sentir que no tienes un propósito y no estás caminando hacia ningún lado”. En entrevista, también definió al liderazgo como la capacidad de guiar e inspirar en lugar de solucionar por tu propia mano. “Creo que se trata de mantener a tu equipo motivado, de transmitir la misión y entenderlos a fondo para saber cuál es su misión particular”, añadió.

Al pedirle un consejo a los futuros egresados de Ingeniera Química, les pidió que no se tomen la vida tan en serio. “Tienen 21 años y si quieren una vida increíble, llena de propósito, no pueden jugársela seguro. Recuerdo cuando me gradué, sentía que cada decisión que tomaba iba a dictar el éxito o fracaso de mi vida. Hoy me río a carcajadas de mí misma. Creo que la peor vida que existe es la segura, la que tiene el propósito de llegar al final con la menor cantidad de caídas; cuándo tienes 21 años, la meta debería ser caerte 15 veces y descubrir hacia dónde vas”.

 
Finalmente, aseguró que el papel de los jóvenes es el de retar, por lo que los alentó a retar a los establecimientos, las creencias y los modelos fijos de vida. “Los jóvenes están llenos de energía y no cargan con tantas creencias sobre lo que se puede y no se puede hacer. Ahí está el valor”, puntualizó.

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*Colaboración de la maestra Begoña Manero Martínez, coordinadora de Vinculación con Egresados.