El arte y la educación
“Las artes como la literatura, las artes visuales, la música, la danza y el teatro son los medios más poderosos de que dispone nuestra cultura para dar intensidad a las particularidades de la vida. De esta forma las artes acrecientan el conocimiento (Eisner, 1974).”
Los artistas dedican su vida profesional al estudio de estructuras visuales. Son expertos en lo que podemos llamar recursos del lenguaje visual por tanto el estudio del arte debería ser un componente indispensable de la formación de cualquier otro campo del saber pues su beneficio no se limita a una mayor destreza de la creación de diagramas, tablas u otras ilustraciones. Después de todo, estas ayudas visuales no son más que reflejo de las imágenes del pensamiento mediante las cuales el artista, el economista, el cirujano o el ingeniero conciben su trabajo al abordar teorías y estrategias. El arte por sus características visuales y creativas se convierte en un preparador de habilidades necesarias para otros ámbitos (Arnheim 1989). Es por esto que la relación de las artes con la educación es muy importante para nuestra formación.
Las manifestaciones artísticas tempranas son uno de los recursos más potentes de los que la mente dispone para orientarse en su medio. El mundo del que despiertan los sentidos está muy lejos de ser un lugar fácil de comprender. La percepción y la representación son indispensables para captar propiedades esenciales del medio (Arnheim 1989). Para Rudolf Arneheim, existen personas que aseguran conocer las virtudes de la vida por experiencia propia, y no porque sus experiencias sensoriales y emotivas sean privadas de estas, sino porque llevan una vida concentrada en tareas y ganancias que son prácticas, las cuales han suprimido respuestas espontáneas. Quizá pueden pensar que su educación fue completa pese a no cultivar la expresión artística dejando a un lado el fin último de la vida humana cuyos objetivos prácticos sobre realizar una actividad útil y rentable, de acentuar el beneficio a otros y de divertirse llegan a ser fáciles de definir, pero llega un momento donde uno se enfrenta a la gran revelación de que el único sentido de la vida es la más plena y pura experiencia de la vida misma. Percibir toda su plenitud, lo que significa amar plenamente, interesarse por algo, comprender, crear, descubrir, anhelar o esperar es el valor supremo de la vida misma. Una vez que se comprende, es igual de evidente que el arte es la evocación a la vida en toda su plenitud, pureza e intensidad.
El arte es uno de los instrumentos más poderosos que disponemos para la realización de la vida (Arnheim 1989). En las sociedades actuales las artes están vinculadas totalmente entre sí y con otras ciencias por lo que su estudio a nivel básico, medio y superior no puede estar segmentado o dividido. Son útiles para profundizar en las áreas y los saberes de una educación que son: la inteligencia, la habilidad, el trabajo, la disciplina sin dejar a un lado la importancia de la creatividad que da lugar a una forma artística (Eisner 1994).
Las teorías que han generado opciones curriculares en la educación artística han sido las de Piaget (1947) con su planteamiento evolutivo de la génesis de la inteligencia que se desarrolla en diferentes etapas: la etapa de inteligencia sensorio-motriz, la intuitiva, la concreta y la abstracta. Esta teoría del aprendizaje construye el conocimiento partir de la interacción con su entorno y forma parte de los procesos psicológicos y repercusiones en la educación artística. Gardner (1983) afirma que la enseñanza a través de las artes satisface diversas necesidades de la enseñanza-aprendizaje pues esta no es un proceso de transmisión lineal y unidireccional sino una actividad circular, reflexiva y multilateral en donde se abordan las inteligencias múltiples de los estudiantes. Arnheim (1989), está convencido que través de las artes el ser humano desarrolla la intuición perceptiva que es la principal forma que tiene le cerebro de explorar y comprender el mundo.
Dentro de las Neurociencias, Pérez Rubín (2001), muestra que el estudio de las artes le ha sido asignado al hemisferio derecho del cerebro, pero se ha comprobado que el estudio de la música y la ejecución de algún instrumento musical activan a ambos hemisferios del cerebro. Por tanto, se deduce que el estudio y el impulso hacia las artes en la primera infancia desarrolla al ser humano de una forma integral y lo prepara mejor para cualquier actividad profesional en la que se involucre.
El arte lleva al individuo a reflejar su propia realidad a partir de observarla y representarla a través de los sentidos de los mismos que dependemos para aprender. No podríamos conocer la estructura de la hoja de un árbol si no la hubiéramos observado y dibujado. La medicina no podría avanzar si no pudiéramos esculpir la estructura muscular y ósea de un cuerpo. De la observación de la vida y sus estructuras sensoriales es de donde hemos podido aprender. El pensar al hombre lejos de ellas resulta difícil pues no habría oportunidad de construir conocimientos.
Es por esto que debemos de festejar el día del arte como un reconocimiento a la mayor de las expresiones humanas que nos permiten comunicarnos con nuestra propia existencia.
Más información:
Mtra. Itia Domínguez Rosales
itia.dominguezr84@anahuac.mx
Directora del Coro de la Universidad Anáhuac
Escuela de Artes.