¿Por qué celebrar la democracia?
El Dr. Carlos de Jesús Becerril Hernández habla sobre la democracia, este sistema político que va más allá de depositar el voto en la urna.
“La voluntad del pueblo será la base de la autoridad del gobierno", reza la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General en 1948 y que, además de definir en esencia el concepto de democracia, ha inspirado la aceptación global de los valores y principios democráticos de muchas naciones.
Este 15 de septiembre, además de ser una de las fechas más importantes para los mexicanos al llevarse a cabo el famoso “Grito de Independencia”, también se conmemora el Día Internacional de la Democracia, uno de los valores y principios básicos universales e indivisibles de las Naciones Unidas.
Al respecto, el Dr. Carlos de Jesús Becerril Hernández, académico e investigador de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad Anáhuac México, recordó que la democracia es una forma de gobierno en la cual se aspira a que todos los sectores sociales que componen un Estado-Nación contemporáneo tengan participación activa en las decisiones políticas.
Sin embargo, se pronunció porque la democracia sea vista más allá del derecho de ejercer el voto y que sea entendida desde una perspectiva participativa e inclusiva.
“La democracia actual nos da la facultad de vigilar la actuación de las autoridades. Esta democracia mexicana es bastante virtuosa porque permite activar mecanismos de vigilancia y de fiscalización de las autoridades por medio de la Cámara de Diputados y Senadores o por el Congreso en general”.
Lo cierto es que, según el investigador, tenemos una democracia arraigada en las viejas estructuras que tienen que ver con un partido de gobierno que durante más de 70 años – que si bien no era totalmente autoritario como se le ha señalado –, “sí fue un gobierno que no permitió durante mucho tiempo la inclusión de otros agentes políticos en la vida pública”, lo que tal vez ha plantado la semilla de la desconfianza.
De acuerdo con el Dr. Becerril Hernández, esta desconfianza en México se arraigó en la etapa denominada revolución institucionalizada (1920-2000), donde el partido hegemónico concentró el poder con exclusión de otras fuerzas políticas por medio del fraude electoral, misma que no permite que hoy le tengamos confianza incluso a un órgano constitucional autónomo como lo es el Instituto Nacional Electoral (INE).
“Es una ardua tarea de la función pública y de los órganos electorales mexicanos el tratar de hacer cambiar al electorado, con muestras reales, de que no están influidos por algún órgano externo o por el mismo presidente de la República, aunque hay que entender que la democracia es una forma de gobierno que procura los intereses del Estado”, aseveró.
A pregunta expresa sobre el principal peligro con la democracia, el también autor de Historiografía del Porfiriato. Diversas interpretaciones en torno a un polémico asunto consideró que el que una facción política se apodere de la distribución del poder, es decir, que un partido político concentre todo el poder en sí mismo, sería peligroso.
Es cierto que puede resultar peligroso que un grupo político con ideales totalitarios absorba el poder, pues un país sin democracia está condenado al fracaso, al más escandaloso caos y al abuso de los derechos humanos.
Finalmente y para conmemorar el Día Internacional de la Democracia, el destacado académico recordó que un aspecto que nos ha dejado la democracia mexicana es libertad. “Hoy podemos decidir qué hacer y no debemos permitir que ninguna idea política ni idea de nación nos sea arrebatada. Alguna vez dijo un pensador que la libertad es como el aire, solamente la extrañamos cuando nos hace falta, y yo espero que nunca tengamos que añorar que alguna vez tuvimos una democracia en México que nos permitía hacer lo que queríamos y no que ya no nos podemos quejar porque ya no exista”.
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Facultad de Derecho
Dr. Carlos de Jesús Becerril Hernández
carlos.becerrilh@anahuac.mx