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Nuevo Centro Anáhuac de Liderazgo y Formación Integral en Posgrado 



Nuevo Centro Anáhuac de Liderazgo y Formación Integral en Posgrado 

La Universidad Anáhuac México cuenta con este nuevo organismo de liderazgo y formación integral, que está encabezado por la maestra María Eugenia Cárdenas Cisneros.

 


La Universidad Anáhuac México cuenta con el nuevo Centro Anáhuac de Liderazgo y Formación Integral en Posgrado (CALFIP), el cual está encabezado por la maestra María Eugenia Cárdenas Cisneros, exdirectora de la Dirección Académica de Formación Integral de nuestra Institución, misma que nos comparte un artículo sobre la labor de este organismo y su objetivo.

 

Por qué un nuevo Centro Anáhuac de Liderazgo y Formación Integral en Posgrado

 “Juzgo a un hombre por sus preguntas en lugar de juzgarlo por sus respuestas”.
Voltaire


En la antigua Grecia, el oráculo de Delfos era visitado por personas de toda edad y condición. En el recinto sagrado de Apolo, ricos y pobres, reyes y campesinos, buscaban respuestas y certezas. Las preguntas no eran consideraciones banales, abstractas, sino interrogantes vitales que esperaban una “indicación” para decidir el rumbo a tomar.  Tenían tanta fe en el oráculo que creían en su infalibilidad, si el futuro salía contrario a lo predicho, atribuían el problema a la pregunta o la interpretación, no a la respuesta dada. Es conocido el caso de Creso, rey de Lidia, que ante la duda de atacar a Persia recibe la sentencia: “Poderoso imperio será destruido”. Con la confianza de que el destino está de su lado, se lanza al ataque y pierde. Su imperio fue el destrozado. ¡Lástima! Fue un error de interpretación. 


El ser humano busca, pregunta y las preguntas importan mucho. Sea que ponga su confianza en la familia, en un amigo, en la ciencia o en Dios, el hombre no lo sabe todo y experimenta la necesidad imperiosa de buscar las respuestas. Siendo esta una actividad tan natural y habitual, uno pensaría que todo ser humano pregunta y pregunta bien. Sin embargo, la experiencia y la historia muestran que no es siempre así. A veces no se busca, a veces se busca mal. 


El pensamiento débil y la indiferencia posmoderna desaniman a las personas en la búsqueda de la verdad. Al niño preguntón se le ve como una molestia y pronto, con “educación”, modera sus preguntas a lo estrictamente necesario. El imperio de lo urgente prima sobre lo importante, lo práctico sobre lo teórico, lo que “me afecta directamente” lo enfrento, lo pregunto, lo demás se deja para la especulación de un ratón de biblioteca. La vergüenza del desconocimiento, el miedo al qué dirán o al ridículo estanca a las personas que no se atreven a preguntar. Parece que en ciertos medios es mejor socialmente aparentar indiferencia que mostrar ignorancia. Se necesita interés y humildad para preguntar y no esconder las propias dudas e inquietudes en una fachada de conocimiento. Lo grave no es no saber, sino no preguntar.


En numerosas ocasiones el problema no es que no se pregunte, sino que se pregunta mal. La veracidad de la respuesta no garantiza nada si la pregunta no es atinada, pertinente. Actualmente, en la red contamos con millones de datos, información desbordante; sin embargo, no es raro encontrar jóvenes que tras navegar en la red varias horas no encuentran la respuesta. ¿Sabemos buscar? En las universidades se escuchan muchas preguntas que hablan más del que pregunta que del que responde. Alumnos que genuinamente quieren aprender y también alumnos que quieren distraer la atención del tema, mostrar su inconformidad o su personalidad. A algunos les encanta escucharse y después de una larga intervención, el entrevistado no consigue identificar cuál fue la pregunta, si es que la hubo. Hay preguntas inteligentes, profundas, y otras superficiales o evidentes; hay preguntas genuinas y otras intrigantes. Preguntas que ayudan a esclarecer el camino y preguntas manipuladoras que confunden más. Cuando después de una clase no hay preguntas, lo más probable es que el entendimiento haya sido escaso o el desinterés sea grande, a preguntas superficiales, entendimiento superficial.


La universidad es el lugar privilegiado para hacerse preguntas. Es el laboratorio de ideas por excelencia, es un momento y lugar importante pero no el único. Parte de la vida es crecer, conocer y sólo estamos abiertos si preguntamos, si escuchamos, si nos interesamos. La calidad de las preguntas repercutirá en la calidad del pensamiento, y la calidad del pensamiento repercute en la calidad de vida. No cuestionarse implica jubilarse intelectualmente antes de tiempo. Animémonos a preguntar, a sacudirnos la indiferencia y la ignorancia, preguntemos y preguntemos bien.


De la misión de la Universidad nace el CALFIP, Centro Anáhuac de Liderazgo y Formación Integral en Posgrado. Las preguntas no terminan en licenciatura, si bien es verdad que la edad, la experiencia laboral, las horas de vuelo ayudan a contar con ideas y cemento más sólido, la realidad es que no se tienen todas las respuestas. Incluso las preguntas se hacen más importantes, más urgentes, con más consecuencias para uno y para los que nos rodean. El CALFIP es un espacio de encuentro que ofrece oportunidades de crecimiento en el propio liderazgo, a través del diálogo antropológico y ético para enriquecer el ejercicio profesional de alumnos y docentes con los valores del humanismo cristiano. 


¿Cómo fortalecer la formación integral? Generando espacios de encuentro y pensando juntos. Con un claustro académico que reflexiona y promueve el diálogo entre la propia ciencia y la filosofía y, por qué no, también con la fe. Ofrecemos materias con casos actuales que ponen sobre la mesa los referentes antropológicos y éticos con los que contamos. A través del Círculo Newman, dialogamos sobre temas de actualidad con el telón de fondo de buscar la mejor manera de preparar a nuestros alumnos. El CALFIP es puente entre personas y proyectos, propiciamos el intercambio de ideas y colaboración entre la comunidad para apoyar personas e ideas que contribuyan al bien común. Es el lugar para generar posibilidades, es cuestión de creatividad y productividad.


Sócrates era un experto en el arte de preguntar. Formulaba las preguntas correctas. Su método todavía influye en la cultura actual.  Sócrates provocaba con sus preguntas, no se podía tener un encuentro con él y quedar indiferente. Era un experto en preguntas esenciales, con su método solía llegar al meollo de la cuestión, al corazón del asunto. A preguntar se aprende preguntando, conociendo más del tema, mejorando en el propio pensamiento exigiéndonos rigor, solidez y la mayor objetividad posible. Es imprescindible saber lo que se desea conocer y formular la pregunta con el menor número de palabras. La idea es generar un diálogo, no confundir al que responde. Te esperamos en el CALFIP, tu participación será sin duda muy valiosa, enriquecerá mucho a la comunidad.

 

 

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María Eugenia Cárdenas Cisneros es licenciada en Derecho, cuenta con una maestría en Administración y Finanzas y es candidata a doctor en Filosofía. Realizó el Program on Financial Institutions for Private Entreprise Development (Harvard University) y el Diplomado en Género y Políticas Públicas (FLACSO).


Como académica, ha sido invitada en más de veinte ocasiones a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a la CSW y a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) como parte de la delegación oficial de México. Ha dado conferencias en más de diez países y en diversos estados de la República Mexicana, además de ser TED Speaker.


Escribió el libro Formación en Pensamiento Crítico, publicado por McGraw Hill. Su línea de investigación es la noción de capacidades y el desarrollo de las mujeres en Martha Nussbaum.

 

Más información:
Centro Anáhuac de Liderazgo y Formación Integral de Posgrado (CALFIP)
Mtra. María Eugenia Cárdenas Cisneros
eugenia.cardenas@anahuac.mx