Los jóvenes y la Iglesia
Un artículo del Centro Psicopedagógico Anáhuac que brinda consejos importantes sobre cómo encaminar a los jóvenes a una vida activa en la Iglesia.
El Centro Psicopedagógico Anáhuac, a través de su Clínica Anáhuac Cenyeliztli, comparte un artículo de la maestra Dulce María Fernández sobre el rol de los jóvenes en la Iglesia y cómo estos pueden involucrarse en sus tareas.
Los jóvenes y la Iglesia
Los jóvenes son la sal del mundo y la luz de la tierra, y la Iglesia necesita de su participación para mantenerse viva y actual.
¿Sabías que… es súper importante que sepamos encaminar a nuestros hijos en la vida activa de la Iglesia? Por eso aquí te dejo cinco claves para que los hijos, en especial los jóvenes, participen activamente en la vida de la Iglesia:
1. Fomenta el amor por la Iglesia.
Es necesario que nuestros hijos vivan en un ambiente de respeto y amor a las cosas de Dios y a la Iglesia, así aprenderán a darle su lugar en el corazón y en la vida cotidiana.
Es importante que lo hagamos con nuestro ejemplo; es bueno que nuestros hijos vean que amamos a la Iglesia y que no nos da pena.
2. Mientras más pronto mejor.
Sí, es mejor comenzar desde pequeños a llevarlos a la Iglesia y que participen de las actividades que en ella se ofrecen, siempre de acuerdo con su edad. Al principio es difícil que quieran asistir voluntariamente, tengan la edad que tengan, por lo que habrá que encaminarlos. Poco a poco irán entrando en la dinámica y entonces será más fácil que asistan por gusto.
Si nuestros hijos ya son jóvenes, seguro habrá algún coro, un grupo juvenil, la adoración, una misión o alguna actividad que les quede bien, dependiendo de su carisma y aptitudes.
3. Empieza por lo pequeño.
El que es fiel en lo poco lo será en lo mucho, por eso es bueno que empiecen con algún compromiso pequeño. Si nuestros hijos son chiquitos, pueden asistir a la catequesis. Si ya son jóvenes, quizá sea mejor que comiencen por algún grupo juvenil apostólico para que tengan contacto con otros jóvenes.
Siempre es mejor que participen poco a poco en las actividades de la Iglesia, a menos que salga de ellos el participar más activamente.
4. Busca el lugar más adecuado.
La parroquia es el lugar más recomendable, pero si no es posible, debemos buscar el lugar que más se acomode en cuanto a los intereses y al horario de nuestros hijos.
La idea es que nuestros jóvenes tengan espacios y momentos para vivir en comunidad y hacer Iglesia en un ambiente adecuado, rodeados de otros jóvenes que tengan las mismas inquietudes.
5. Apóyales en sus actividades.
Muchas veces pasa que ya nuestros hijos están felices y trabajando en el grupo juvenil y somos nosotros quienes les frenamos o les hacemos todo más difícil, porque no comprendemos sus actividades o porque no les damos permiso para que asistan a ellas.
Que un joven quiera participar en la vida activa de la Iglesia es una gracia y una bendición. Por eso debemos dar gracias a Dios y orar para que esa disposición siga creciendo y dé mucho fruto.
Nuestra Iglesia necesita de jóvenes valientes que estén dispuestos a dar testimonio de amor, fidelidad y compromiso.
*La maestra Dulce María Fernández es licenciada en Psicología. Se desempeña como colaboradora y miembro del Consejo de Cenyeliztli A.C.
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El Centro Psicopedagógico Anáhuac, integrado por la Clínica Anáhuac Cenyeliztli, la Coordinación de Orientación Vocacional Anáhuac y el Programa de Apoyo al Estudiante (PAE) de nuestra Universidad, tiene como misión atender y mejorar la salud mental de alumnos, profesores, personal administrativo, egresados y público en general. Trabaja en favor de la salud y del bienestar de las personas y familias mexicanas en proyectos formativos, de intervención y de servicio a la sociedad.
Más información:
Centro Psicopedagógico Anáhuac
Mtro. José María López Landiribar
jmlopez@anahuac.mx