Inteligencia artificial, ¿amigo o enemigo?
La revista +Ciencia de la Facultad de Ingeniería nos trae un interesante artículo sobre los campos de crecimiento de la inteligencia artificial.
El número 25 de la revista +Ciencia de la Facultad de Ingeniería contiene interesantes artículos como el oxímetro de pulso y el COVID-19, los tubos fotomultiplicadores y uno sobre la inteligencia artificial, entre otros interesantes temas.
Inteligencia artificial, ¿amigo o enemigo?
Imaginen un mundo gobernado por máquinas, donde los únicos dos sobrevivientes humanos luchan día a día por no ser destruidos. Este es el primer pensamiento que muchas personas tienen cuando escuchan las palabras inteligencia artificial (IA). Esto se debe en parte a la imagen que nos ha dado Hollywood y sus películas: “Yo Robot” y “Ex Machina”, son dos ejemplos claros de esto. Pero ¿realmente hay que temerle tanto a la inteligencia artificial? ¿O es solo un mito que se ha planteado de un futuro distópico?
Para encontrar la respuesta, primero debemos definir lo que es el término. ¿Acaso es un cerebro digital, con cables y circuitos, en lugar de axones y neuronas? ¿O es tal vez un cuarto negro lleno de máquinas, que controlan todo lo que sucede en la red? La manera más simple de entenderla es como el intento del hombre de imitar la inteligencia humana, de imitar sus procesos lógicos.
Y, ¿cómo se ve esto? El ojo humano no es capaz de ver la inteligencia per se; pero ¿será que la inteligencia artificial sí? La realidad es que convivimos con ella día a día; está entre nosotros. La encontramos en las sugerencias de búsqueda de Google, el predictor de palabras, o las películas que Netflix nos recomienda ver (López de Mántaras, 2018).
Esta disciplina es algo que se venía imaginando desde hace mucho tiempo. Grandes sabios y científicos intentaron construir máquinas que imitan el comportamiento humano a lo largo de los años. Aristóteles, da Vinci y von Kempelen son solo algunos de los pensadores que muestran el anhelo que existía de imitar la inteligencia humana en el pasado (Pascual, 2019).
Sin embargo, la primera vez que se volvió una realidad tangible fue en 1936 con Alan Turing. El experto matemático es considerado el padre de la inteligencia artificial moderna por su concepto de “máquina universal”. Pero fue hasta 1950 que creó la prueba Turing, que se formalizó el inicio de esta. La prueba consiste en medir la capacidad de una máquina de hacerse pasar por un ser humano, por medio de una conversación con una persona. Esta prueba fue infalible hasta el 2014, cuando el bot “Eugene Goostman” logró engañar a 30 de 150 jueces, haciéndoles creer que estaban hablando con un niño ucraniano de 13 años (Warwick, 2016).
En la actualidad, la IA ha dado pasos agigantados con nuevas tecnologías; pero junto a su avance también ha incrementado el miedo. Las personas temen terminar siendo controladas, o peor, reemplazadas por ella. No obstante, esta no es la primera vez que la población se opone al avance tecnológico por miedo y se equivoca. Durante la Revolución industrial, el hombre comenzó a destruir las máquinas de las fábricas por pavor a la pérdida de sus empleos. Al final, los nuevos inventos terminaron otorgando más empleos que quitando; aunque tomó tiempo adaptarse para verlo.
La inteligencia artificial tiene muchos campos de crecimiento. Desde el ámbito legal, hasta el del entretenimiento. La IA seguirá desarrollándose con el objetivo de mejorar y facilitar la vida del hombre. Un ejemplo de esto es el abogado Ross, empleado del despacho de abogados Baker Hostertler. Ross es un robot capaz de leer cientos de bases de datos, procesar la información, y por sí mismo descartar y dar una respuesta concreta. A pesar de su increíble capacidad, Ross no busca reemplazar a ningún abogado, sino ser un auxiliar para hacer las cosas de manera más rápida y precisa (Oppenheimer, 2018).
Debemos entender que la inteligencia artificial llegó para quedarse. Está aquí para ayudarnos en el trabajo, hacer cosas que antes no podíamos, y mejorar nuestra calidad de vida. Así que no hay que temerle, al menos no todavía.
*Colaboración de Ana Paula López Huerta y Sabrina Sofía Prieto Salazar, alumnas de Ingeniería Biomédica de 4° y 6º semestre, respectivamente.
Referencias:
• López de Mántaras, R. (2018). El futuro de la IA: hacia inteligencias artificiales realmente inteligentes. ¿Hacia una nueva Ilustración? Una década trascendente.
• Oppenheimer, A. (2018). ¡Defiéndase quien pueda! El futuro de los abogados, contadores y aseguradores. En A. Oppenheimer, ¡Sálvese quien pueda! (pp. 161-163). Penguin Random House.
• Pascual, J. (2019). Inteligencia artificial: qué es, cómo funciona y para qué se está utilizando. https://computerhoy.com/reportajes/tecnologia/inteligencia-artificial-469917
• Shah, H., & Warwick, K. (2016). El futuro de la comunicación humano-máquina: el test de Turing. https://www.bbvaopenmind.com/articulos/el-futuro-de-la-comunicacion-humano-maquina-el-test-de-turing/
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Dra. María Elena Sánchez Vergara
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