“La suerte les llega a aquellos que la buscan a través del sacrificio”, Dr. Q

El Dr. Q participó en un Meet & Greet con alumnos de la Facultad de Ciencias de la Salud, a quienes les compartió su experiencia profesional y cuyo esfuerzo le dio vida a la fundación Mission: Brain.

El doctor Alfredo Quiñones-Hinojosa, mejor conocido como Dr. Q, una de las figuras más representativas de la neurociencia a nivel mundial, visitó por segunda ocasión la Universidad Anáhuac México.

La primera vez fue en octubre de 2019 para participar en la Ceremonia de Investidura como Doctor Honoris Causa que le otorgó nuestra casa de estudios. Regresó para sumarse al Meet & Greet organizado por la Facultad de Ciencias de la Salud y por el Instituto Anáhuac de Salud Pública, espacio en donde habló sobre la fundación Mission: Brain, una red médica que beneficia a pacientes de escasos recursos que necesitan procedimientos neuroquirúrgicos avanzados.

El Dr. Q es una persona que inspira. La vida del director de Neurocirugía de la Clínica Mayo, uno de los mejores hospitales del mundo, es tan excepcional que se ha convertido en uno de los protagonistas de The Surgeon’s Cut (Ases del bisturí) de Netflix e incluso el actor Brad Pitt planea llevar su historia al cine a través de Plan B Entertainment, hecho que el doctor Quiñones-Hinojosa considera como una oportunidad para decirle al mundo que “los inmigrantes, no solo quienes dejan México, sino aquellos de cualquier parte del mundo que abandonan su ciudad y buscan un destino, una nueva vida –the pursuit of happiness, como dicen en Estados Unidos¬–, que esa gente humilde tiene algo importante para contribuir. Y todos podemos contribuir si abrimos nuestras mentes y dejamos que las neuronas empiecen a hacer más sinapsis, eso nos va a dar la oportunidad de cambiar al mundo juntos en vez de tener barreras, y formar puentes”.

En entrevista, habló de la importancia de reconocer que somos mexicanos y de sentirnos orgullosos de nuestras raíces y de nuestra cultura, aunque también pidió tomar unos minutos para pensar qué es lo que se puede hacer para que las futuras generaciones de cualquier parte del mundo no tengan que salir de sus países en busca de la fortuna, como él lo hizo a finales de la década de los años ochenta.

“Yo no quería salir de México, yo quería quedarme con mi gente, quedarme con mi familia. Fue un sacrificio enorme, pero miré la única oportunidad en aquel entonces. Ojalá que esto cambie y no tengamos que hacerlo en el futuro, por eso lo que estamos haciendo en la Universidad Anáhuac y en la fundación Mission: Brain es sembrar semillas alrededor del mundo para que la gente encuentre cómo poner sus raíces en nuestro país”.

Alfredo Quiñones dijo ser un hombre de fe, aunque también reconoció que gracias a su determinación y suerte logró construir su trayectoria. “La suerte no le llega nada más a aquellos que la quieren, les llega a aquellos que la buscan a través del sacrificio” y agregó que parte de este éxito se debe a su amor por la humanidad, por las personas que le rodean, “yo nunca he sentido algo malo en contra de un ser humano, no importa qué tan bueno o malo sea, yo siempre he sentido bondad en mi corazón y es parte de la razón que como doctor me identifico con mis pacientes”, explicó.

Lo cierto es que gracias a ese esfuerzo y dedicación logró darle vida a la fundación que ahora encabeza; sin embargo, jamás se imaginó que Mission: Brain llegaría a tener tanto éxito. Al respecto, confesó que siempre tuvo en la cabeza un mundo mejor, aunque no sabía exactamente cuál sería su camino.

“Yo sí me imagino un mundo en el cual no existe desigualdad; me imagino un mundo en el cual millones de personas tienen acceso a nivel quirúrgico; me imagino un mundo en el cual le damos esperanza y dignidad a aquellas personas que la necesitan, que son pobres y que son humildes. Mission: Brain sale de ese sueño y actualmente estoy viendo cómo está creciendo. Yo planté esa semillita con mi equipo y jamás me imaginé que iba a llegar a ser lo que es hoy, pero sí sabía que le íbamos a poner agua y que los jóvenes iban a sentirse atraídos. Ahora me doy cuenta de que esta fundación que nosotros empezamos ya no me pertenece a mí, les pertenece a ustedes, le pertenece al mundo, y eso me da una satisfacción increíble”, Dr. Q.

Por ahora, consideró que su misión está en brindar apoyo a las siguientes generaciones, crear un efecto de multiplicación, abrir más capítulos de Mission: Brain y educar a más líderes, dotándoles de las habilidades para poder cambiar el mundo. 

A pesar de ser una eminencia en la neurocirugía, el Dr. Q tiene sueños sencillos. Sueña con una vida larga, con abrazar a sus hijos y a su esposa, con apapachar a sus amigos o con cuidar de sus pacientes y de sus familias.

Para convertirse en el afamado cirujano encumbrando en el pináculo de la gloria ha tenido que sacrificar muchas cosas. “El precio del triunfo”, como él le llama, lleva consigo el sacrificio del tiempo, el cual ha tenido que dejar de compartir con sus hijos por dedicarse a la medicina.

También llamó a los jóvenes a no prestar atención a esa voz que suele decir “no lo vas a poder hacer” y, aunque aceptó que aún lidiamos con temas de racismo y discriminación, les recordó que nadie puede hacerlos sentir lo que no quieran sentir. 

Finalmente, dijo que son sus hijos quienes lo mantienen con los pies en la tierra, además de aceptar que comete errores. “La otra cosa que me mantiene en tierra firme es este hecho de que he cometido muchos más errores que las cosas que he hecho bien. Con mis pacientes a veces me siento un fracaso porque no puedo encontrar la cura contra el cáncer y a pesar de todo lo que hago en el quirófano, ellos van a salir rendidos contra él, y eso me hace sentir que tengo que estar con los pies en el suelo, caminando, corriendo y acompañado de un talento increíble, como lo son todos estos jóvenes que están aquí en la Anáhuac”. 

Este reportaje forma parte del más reciente número de la revista LOGROS.
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