El profesor Anáhuac es una persona que conoce el Ideario y la Misión institucional, aprecia la identidad católica de la Universidad y sus implicaciones, y se compromete con su realización, del siguiente modo:
Posee un concepto de ser humano que valora, respeta y promueve la dignidad de la persona como valor intrínseco y fundamental desde la perspectiva individual y social.
Concibe el ejercicio de la profesión, en su sentido último, como una actividad al servicio de los demás y a favor del bien común.
Enriquece su actividad docente con referencias culturales, las cuales acercan al alumno a la herencia humana común.
Considera que la vida tiene sentido y que éste se encuentra en el espíritu de solidaridad, en la vivencia de una vida íntegra, en el ejercicio de los valores y, si es creyente, en la comunión con Dios.
Está convencido de la existencia de la verdad y de la posibilidad de alcanzarla, tanto a nivel personal como por la actividad común, por lo cual desarrolla una estrategia de enseñanza que privilegia la objetividad, la reflexión y la sistematización.
Conoce y vive su propia fe, como convicción que humaniza y enriquece su existencia. Si no es creyente, posee una visión madura, culta y positiva del fenómeno religioso.
Orienta su docencia hacia la formación personalizada de líderes de acción positiva, que humanicen la familia, la profesión, las instituciones, así como el ámbito comunitario y la sociedad.
Manifiesta una preocupación por la realización del bien en su vida y su profesión; transmite a sus alumnos parámetros éticos que se convierten en criterios de decisión.
Es un experto en su área de especialidad, se mantiene actualizado, conoce la realidad de la profesión; procura la adquisición de conocimientos y el desarrollo de habilidades que demanda el perfil profesional; es exigente en la formación propia y de sus alumnos; conoce y aplica las normas institucionales, reconociendo su sentido.
Posee una gran capacidad de comunicación y empatía con los alumnos; maneja un vocabulario amplio, correcto y preciso; estimula en sus alumnos la adquisición de buenos hábitos de lectura y de expresión oral y escrita; motiva a sus alumnos y está abierto al diálogo; ejerce su autoridad con sabiduría y justicia.