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Autonomía y capacidad de decisión

Autonomía y capacidad de decisión

El principio de respeto de autonomía exige la valoración de la capacidad para tomar decisiones de los pacientes.

Si bien autonomía no es lo mismo que capacidad, ambas están en estrecha relación. La autonomía se refiere al autogobierno y autogestión y puede referirse al ámbito físico y de movimiento o bien a la libre elección de valores y conductas que conformen la personalidad de cada individuo. Por su parte, la capacidad se refiere a la posibilidad de tomar decisiones basada en ciertas habilidades e incluye, la ponderación, análisis y comunicación de las propias elecciones. De igual modo, la capacidad se diferencia de la competencia y aunque no hay un consenso universal sobre los términos, la mayoría de las veces la competencia es un término con connotación más legal que ética y/o médica y se refiere a las condiciones que posibilitan tomar decisiones ante la ley.

Como dijimos anteriormente, la capacidad de decisión fundamenta el principio de autonomía y fortalece la relación médico-paciente, en esto radica la necesidad de contar con instrumentos para su medición puesto que, si una persona carece de capacidad, difícilmente se obtendrá un consentimiento informado y, quizá, hasta un apego al tratamiento indicado. Por otra parte, si se mide y se determina que la persona se encuentra disminuida en su capacidad se puede proceder analizar las causas de este resultado y erradicarlas para dotar de mayores elementos al paciente para una toma de decisiones libre, consciente y ponderada.

Hay que mencionar también que, a pesar de la necesidad de contar con instrumentos de medición de la capacidad para la toma de decisiones ésta va directamente relacionada con el tipo de tratamiento o intervención al que va a ser sometido el paciente, es decir, no es la misma capacidad la que se requiere para decidir una transfusión sanguínea de bajo riesgo que una cirugía de bypass coronario donde el riesgo es mucho mayor y también las implicaciones a corto, mediano y largo plazo. Esto resulta de especial interés por lo 

complejo que resulta entonces utilizar un único instrumento de medición para todos los pacientes y para todo tipo de tratamiento médico.

Establecer, por ende, mediciones objetivas y válidas de estándares para la toma de decisiones reforzará la decisión libre y responsable de los pacientes frente a sus tratamientos. Es tarea de la Bioética Clínica y de los consultores en Bioética adoptar escalas de medición internacionales adaptadas a los contextos locales y favorecer, siempre que sea posible, que el paciente, en conjunto con el médico, tomen decisiones que representen un bien para ambos.

 

Consultoría


Autor:
Dra. María Elizabeth de los Rios Uriarte
Profesora Investigadora y Coordinadora del Instituto de Humanismo en Ciencias de la Salud
Facultad de Bioética
elizabeth.delosrios@anahuac.mx