En esta sesión, Mauricio López Oropeza presentó los nuevos desafíos a los que se enfrenta la Iglesia en este tiempo.
Mauricio López Oropeza, colaborador de las comisiones pastorales del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), participó en la sesión de Querida Amazonía Ministerios “Asamblea Eclesial Latinoamericana: ¿qué sigue?”, en la que compartió la importancia de profundizar en la sinodalidad como método esencial de nuestra Iglesia, entendida como pueblo de Dios y que, si bien no es una novedad de este Pontificado, sino que ha constituido el modo de ser y caminar a lo largo de los siglos de la Iglesia, sí ha sido fuertemente impulsada por el Papa Francisco con dos sínodos previos, como el de la familia y los jóvenes, y ahora el llamado “Sínodo de la Sinodalidad”, cuyo nombre oficial es el sínodo de los Obispos que comenzó en octubre de 2021 y que se espera concluya en el mismo mes del año 2023.
El también exsecretario ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), habló de la importancia de profundizar en la sinodalidad y recordó que una etapa significativa de este sínodo ha sido la Asamblea Eclesial Latinoamericana, apenas clausurada el 28 de noviembre y en la cual se atendió especialmente a un proceso de escucha del pueblo conformado en su mayoría por voces provenientes de laicos y laicas, de tal manera que se fortalezca la reforma del Papa Francisco de tener y ser una Iglesia fincada en el cuerpo místico de Cristo que, a su vez, se entiende como pueblo y estructura.
“Tan importante es el sentir y el vivir como pueblo de Dios, como el insertarse dentro de las estructuras eclesiales conformadas para el servicio de este pueblo”, agregó.
Así, en este proceso de aprender a vivir la sinodalidad, se estableció que un punto clave del proceso de escucha es el protagonismo de la comunidad y de la acción del Espíritu Santo en ella, que en esta Asamblea Latinoamericana se tradujo en 12 desafíos primordiales que cada comunidad y cada parroquia deberán discernir en su quehacer y en su práctica mediante la colaboración de fieles religiosos y laicos que lo lleven a la práctica.
Aunque se reconoció que los desafíos son grandes, la invitación generosa, es decir, “caminar como Iglesia que se atreve a ir a las periferias porque, como afirma el Papa Francisco: periferia es el centro”, aseveró.
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MPSS Ignacio Ricaud Vélez
Facultad de Bioética
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