
El informe “Salud Global 2050” no solo ofrece un diagnóstico, sino una hoja de ruta clara, basada en evidencia y con metas cuantificables, fortaleciendo los sistemas de salud mediante intervenciones costo-efectivas, asegurando una financiación sostenible y preparando al mundo para futuras amenazas sanitarias.
Por décadas, los esfuerzos globales por mejorar la salud han arrojado resultados desiguales. Si bien en muchos países la esperanza de vida ha aumentado de manera notable, millones de personas siguen muriendo antes de cumplir los 70 años, víctimas de enfermedades prevenibles y condiciones tratables. Frente a este panorama, un ambicioso informe de la Comisión The Lancet sobre la Inversión en Salud propone un nuevo objetivo: reducir en un 50% la probabilidad de muerte prematura en todo el mundo para el año 2050. Este plan, conocido como “50 para el 50”, podría marcar un antes y un después en la salud global, siempre que se traduzca en políticas públicas concretas, inversión sostenida y cooperación internacional.
El informe “Salud Global 2050” (SG2050), publicado recientemente en Salud Pública de México, surge como la tercera entrega de una serie de evaluaciones históricas impulsadas por The Lancet desde 1993. Aquel primer llamado a “invertir en salud” dirigido a ministros de finanzas y donantes internacionales subrayó el valor económico de implementar intervenciones costo-efectivas. Dos décadas más tarde, en 2013, un nuevo informe propuso el concepto de “gran convergencia” sanitaria para 2035. Ahora, SG2050 retoma ese legado y plantea una visión más realista pero igualmente urgente: reducir drásticamente la mortalidad prematura mediante intervenciones clave en 15 afecciones prioritarias y un fortalecimiento decidido de los sistemas de salud.
El informe se centra en una métrica concreta: la probabilidad de muerte prematura (PMP), definida como la probabilidad de morir antes de los 70 años con base en las tasas específicas por edad. En 2019, esa probabilidad era del 31% a nivel global. Alcanzar una reducción a la mitad implicaría que una persona nacida en 2050 tendría solo un 15% de posibilidades de morir antes de los 70. ¿Es esto factible? Los autores argumentan que sí, y lo sustentan con datos históricos y proyecciones demográficas.
Entre 1970 y 2019, la PMP global descendió de 56% a 31%. En regiones como el Atlántico Norte, que incluye a Europa Occidental y Canadá, la cifra actual es de solo 15%. Países como Bangladesh, China o Vietnam han logrado reducir su PMP a la mitad en menos de 31 años, demostrando que el objetivo “50 para el 50” es alcanzable. Incluso en África subsahariana, la región con la mayor carga de mortalidad prematura, los avances desde el año 2000 han sido notables, en especial tras la contención parcial del VIH/Sida. No obstante, el camino está lleno de obstáculos, muchos de ellos recientes.
La pandemia de Covid-19 significó un retroceso dramático. Entre enero de 2020 y mayo de 2023 se registraron 23 millones de muertes en exceso a nivel global, la mayoría atribuibles directamente al virus. El impacto fue aún más devastador en países con sistemas de salud débiles o sin acceso equitativo a vacunas. A esto se suman otros desafíos globales: guerras, tensiones geopolíticas, cambio climático, inflación y deudas externas que limitan la capacidad fiscal de muchos países para invertir en salud. En este contexto, el SG2050 no es solo un llamado técnico, sino un acto político.
La piedra angular del plan es abordar 15 condiciones de salud identificadas como prioritarias. Ocho de ellas son infecciosas o maternas: condiciones neonatales, infecciones respiratorias, diarreas, VIH/Sida, tuberculosis, malaria, enfermedades prevenibles por vacunación y causas maternas. Las otras siete son enfermedades no transmisibles y lesiones: enfermedades cardiovasculares, cánceres vinculados a infecciones o al tabaco, diabetes, accidentes de tránsito y suicidio. Estas 15 afecciones explican hasta el 86% de la diferencia en esperanza de vida entre países con alto y bajo desempeño sanitario.
Un análisis presentado en el informe muestra que entre 2000 y 2019 la esperanza de vida global aumentó en 6.2 años, y que cerca de 86% de esa ganancia se debió a reducciones en la mortalidad por estas afecciones prioritarias. En África subsahariana, el aumento fue de 9.5 años, de los cuales 8.7 se explican por la disminución de muertes por condiciones infecciosas y maternas. En India, estas mismas afecciones representaron 6.9 de los 8.1 años ganados en esperanza de vida. Esto refuerza el argumento de que centrarse en estas 15 condiciones es una inversión inteligente y urgente.
Sin embargo, abordar estos padecimientos no es suficiente si los sistemas de salud permanecen fragmentados, desfinanciados o sin capacidad de respuesta. Por ello, el informe propone un enfoque modular para el fortalecimiento de sistemas de salud (FSS). Este modelo sugiere agrupar intervenciones costo-efectivas en 19 módulos, por ejemplo, atención materna, enfermedades cardiovasculares o salud mental, y planear su implementación según las prioridades nacionales y la disponibilidad de recursos. Así, en lugar de aplicar un enfoque uniforme, cada país podría adaptar sus intervenciones según contexto, capacidades y necesidades locales.
Este enfoque modular también permite tomar decisiones basadas en evidencia sobre dónde asignar recursos adicionales. Por ejemplo, invertir en tratamientos combinados para diabetes y enfermedades cardiovasculares puede resultar más costo-efectivo que abordarlos por separado. Además, se busca que estas intervenciones estén prepagadas y garantizadas para toda la población, lo que implica un fuerte compromiso fiscal por parte de los gobiernos.
La financiación, sin duda, es un tema central. El informe advierte que los costos de mantener e innovar en salud aumentarán debido al envejecimiento poblacional, el desarrollo tecnológico y la presión salarial del sector. A esto se suma la competencia global por profesionales sanitarios, que muchas veces migran de países con bajos ingresos hacia naciones con mayores oportunidades económicas, dejando vacíos críticos de personal. Para enfrentar esta realidad, se propone fortalecer los sistemas de formación, alinearlos con las necesidades locales y mejorar las condiciones laborales del personal sanitario.
Asimismo, se subraya la importancia de las políticas intersectoriales. Muchas determinantes de la salud, como el acceso a agua potable, la educación, la calidad del aire o la regulación del tabaco, no dependen exclusivamente del sector salud. Por eso, se requiere coordinación entre gobiernos, organismos multilaterales, sociedad civil y sector privado para abordar de manera integral los factores que inciden en la salud y la mortalidad prematura.
Finalmente, el SG2050 hace un llamado claro a prepararse para futuras pandemias. Basado en análisis de riesgo, se estima que podrían morir en promedio 2.5 millones de personas cada año a causa de nuevas pandemias si no se implementan mecanismos de prevención, respuesta rápida y distribución equitativa de insumos médicos. Este punto no es menor, pues la experiencia con el Covid-19 demostró que la falta de preparación y cooperación global puede tener consecuencias catastróficas.
En resumen, el informe “Salud Global 2050” no solo ofrece un diagnóstico, sino una hoja de ruta clara, basada en evidencia y con metas cuantificables. Propone concentrarse en 15 afecciones clave, fortalecer los sistemas de salud mediante intervenciones costo-efectivas, asegurar una financiación sostenible y preparar al mundo para futuras amenazas sanitarias. Pero, sobre todo, recuerda que invertir en salud no es un gasto, sino una herramienta poderosa para mejorar el bienestar humano, reducir la desigualdad y construir un futuro más justo y resiliente.
El desafío es enorme, pero los beneficios son incuestionables. Reducir a la mitad la muerte prematura no es solo una meta técnica; es un imperativo ético.

Referencia del artículo original:
Jamison, D. T., Summers, L. H., Chang, A. Y., Karlsson, O., Mao, W., Norheim, O. F., Ogbuoji, O., Schäferhoff, M., Watkins, D., & Yamey, G. (2025). Salud global 2050: el camino para reducir a la mitad la muerte prematura. Salud Pública De México, 67(3 (may-jun), 301-322. https://doi.org/10.21149/16963
https://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/16963
Más información:
Centro Anáhuac de Desarrollo Estratégico en Bioética (CADEBI)
Dr. Alejandro Sánchez Guerrero
alejandro.sanchezg@anahuac.mx