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Michael J. Sandel y el llamado a la responsabilidad humana

Michael J. Sandel y el llamado a la responsabilidad humana

1 de agosto de 2024

Autor: Juan Manuel Palomares Cantero

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Introducción

Michael J. Sandel, profesor de Filosofía Política en la Universidad de Harvard, se presenta como una de las voces más influyentes en el debate sobre ética, justicia y tecnología. Reconocido por su capacidad para hacer accesible la filosofía al público general, Sandel ha capturado la atención global con sus escritos y cursos que abordan temas complejos con claridad. En 2018, fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales1 por su labor en revitalizar el debate cívico y conectar la filosofía con problemas contemporáneos.

La reflexión de Sandel sobre la tecnología y sus implicaciones éticas se alinea con la visión de formación integral que promueve la Universidad Anáhuac. Inspirada en los valores del humanismo cristiano, esta visión busca formar líderes de acción positiva comprometidos con el bien integral de la sociedad. La Universidad Anáhuac enfatiza la importancia de la honestidad, la preparación profesional y cultural, y una profunda responsabilidad ante los problemas sociales. En este contexto, Sandel desafía la tendencia a considerar la tecnología y los mercados como fuerzas autónomas que operan independientemente de nuestras elecciones éticas, subrayando la necesidad de alinear el progreso tecnológico con nuestros valores más profundos.

En su libro The case against perfection: Ethics in the age of genetic engineering2, Sandel, argumenta que convertir la procreación en una extensión del consumismo desafía el amor incondicional, fundamental en la relación entre padres e hijos. Este enfoque, advierte, corre el riesgo de erosionar valores esenciales que no pueden ser cuantificados ni comercializados. La obra de Sandel nos desafía a reconsiderar cómo y por qué adoptamos ciertas tecnologías, exhortando a un escrutinio más profundo sobre sus implicaciones morales y sociales. Su enfoque se centra no solo en lo que la tecnología puede lograr, sino en lo que debería lograr, priorizando el bien común sobre la mera eficiencia técnica. A través de esta perspectiva, Sandel subraya la importancia de mantener un debate ético sólido y reflexivo, asegurando que el progreso tecnológico esté alineado con los valores humanos y éticos más profundos, en consonancia con el lema de la Universidad Anáhuac: Vince in bono malum, "Vence al mal con el bien".

 

La tecnología como herramienta, no como destino

Michael J. Sandel, sostiene que la tecnología no debe considerarse una fuerza incontrolable que determina nuestro destino, sino más bien una herramienta que, como sociedad, podemos manejar y dirigir. Esto implica que, a pesar del rápido avance tecnológico, debemos evitar pensar que su impacto es inevitable o fuera de nuestro control. En cambio, Sandel lanza las preguntas ¿cómo queremos que la tecnología influya en nuestras vidas? y ¿qué decisiones podemos tomar para asegurar que sus efectos sean positivos?

Para entender esta idea, podemos observar ejemplos del pasado donde la tecnología fue moldeada por decisiones humanas. La energía nuclear, por ejemplo, se desarrolló inicialmente para crear armas durante la Segunda Guerra Mundial. No obstante, después de la guerra, científicos y líderes políticos decidieron utilizarla con fines pacíficos, como la generación de electricidad. Este cambio no fue casual, sino el resultado de una decisión consciente para usar el poder de la energía nuclear en beneficio de la humanidad3.

En el ámbito de la agricultura, la biotecnología ha permitido el desarrollo de organismos genéticamente modificados (OGM), que pueden resistir plagas y mejorar los rendimientos de las cosechas. Sin embargo, el uso de OGM ha sido motivo de intensos debates. En varios países, preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y la biodiversidad han llevado a implementar regulaciones estrictas, mostrando cómo las políticas y consideraciones éticas pueden guiar el uso de la tecnología4.

Otro ejemplo contemporáneo es el desarrollo de Internet y las redes sociales. Las decisiones sobre cómo se gestionan estas plataformas, como la privacidad de los usuarios y el control de contenido, han tenido un gran impacto en nuestra vida diaria. Estas plataformas no evolucionaron por casualidad; fueron diseñadas y adaptadas según decisiones específicas que afectan cómo interactuamos y compartimos información5.

A través de estos ejemplos, Sandel nos demuestra que la tecnología está en nuestras manos. Podemos decidir cómo usarla y hacia dónde queremos que nos lleve, lo cual implica participar activamente en las discusiones sobre el desarrollo tecnológico y ser conscientes de sus implicaciones éticas y sociales. La tecnología debería servir a nuestros valores y objetivos como sociedad, y no al revés, asegurando así que el progreso técnico esté alineado con nuestros ideales y el bien común. 

 

Diseño genético y la noción de perfección

Sandel analiza cómo el diseño genético tiene el potencial de transformar profundamente la relación entre padres e hijos. Plantea la preocupación de que esta tecnología podría convertir la paternidad en una forma de consumismo, donde los niños sean tratados como productos diseñados para satisfacer las expectativas de sus padres. Esto podría llevar a la selección de características específicas como la inteligencia o la apariencia física, similar a cómo se eligen atributos de un producto en el mercado. Argumenta que esta intervención en la genética de los niños no solo es éticamente problemática, sino que también desafía el concepto de amor incondicional. Este amor debería ser fundamental en la relación entre padres e hijos, implicando aceptar y amar a los hijos por quienes son, independientemente de sus talentos o defectos. La capacidad de los padres para seleccionar y diseñar a sus hijos corre el riesgo de condicionar el amor a la medida en que los hijos cumplan con las expectativas preestablecidas, erosionando así el respeto por la individualidad y la autonomía de los niños.

Además, advierte que la búsqueda de la perfección a través del diseño genético podría intensificar las desigualdades sociales. Si solo algunos padres pueden permitirse seleccionar características específicas para sus hijos, las desigualdades existentes podrían profundizarse aún más. Esto plantea cuestiones importantes sobre la justicia y la equidad en el acceso a estas tecnologías. Sandel nos invita a reflexionar sobre los valores fundamentales que deberían guiar nuestras decisiones sobre el uso del diseño genético, promoviendo el amor incondicional y la aceptación de la diversidad humana para alinear el progreso tecnológico con principios éticos profundos. 

 

Implicaciones éticas y sociales

Las implicaciones éticas y sociales del uso de tecnologías avanzadas, como el diseño genético, son complejas y requieren una consideración cuidadosa. Sandel advierte que, sin regulaciones adecuadas, estas tecnologías pueden exacerbar las desigualdades existentes y crear nuevas formas de discriminación. El acceso desigual al diseño genético podría llevar a que solo aquellos con recursos económicos puedan "mejorar" a sus hijos, lo que generaría una sociedad más dividida y desigual, con privilegios heredados no solo socialmente, sino también genéticamente. También destaca que permitir un diseño genético sin restricciones puede fomentar una competencia extrema, donde el valor de un individuo se mida por sus características genéticas en lugar de su humanidad intrínseca. Esto socava el principio de igualdad y amenaza con deshumanizar las relaciones sociales al priorizar ciertos rasgos por encima de otros. En una sociedad donde las características genéticas pueden ser seleccionadas, quienes no tienen acceso a estas tecnologías podrían ser vistos como "menos", intensificando las desigualdades.

A través de su obra, Sandel nos exhorta a considerar no solo las capacidades de la tecnología, sino también sus implicaciones éticas y morales. Propone que el debate sobre su uso debe ir más allá de lo técnico para abordar cuestiones sobre el bien común, la justicia y la dignidad humana. Enfatiza la importancia de integrar la ética en el desarrollo tecnológico, asegurando que el progreso no solo se mida por las innovaciones logradas, sino por su capacidad para mejorar la calidad de vida, respetando la diversidad y promoviendo la igualdad.

 

Reflexión biojurídica y de derechos humanos

En el contexto de los avances tecnológicos y el diseño genético, es esencial considerar las implicaciones biojurídicas y los derechos humanos asociados a estas innovaciones. Michael J. Sandel nos alerta sobre los riesgos de ver la tecnología como una fuerza incontrolable, subrayando la importancia de un marco regulador que respete la dignidad humana y promueva la equidad. Desde una perspectiva biojurídica, es esencial establecer regulaciones que limiten el uso de la tecnología de maneras que puedan comprometer la autonomía individual y la igualdad social. 

El diseño genético, en particular, plantea preguntas críticas sobre los derechos humanos. Según Sandel, permitir que los padres seleccionen características específicas para sus hijos no solo transforma la paternidad en una extensión del consumismo, sino que también amenaza con crear nuevas formas de discriminación y desigualdad. Desde un punto de vista legal, es importante proteger el derecho de los niños a nacer con igualdad de oportunidades, independientemente de las capacidades económicas de sus padres para acceder a tecnologías avanzadas.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros tratados internacionales subrayan el derecho a la dignidad y a la no discriminación. En el marco del diseño genético, estos principios se convierten en guías cruciales para regular prácticas que podrían derivar en desigualdades biológicas. Es necesario que las leyes no solo regulen el acceso a estas tecnologías, sino que también aseguren que su uso no socave los derechos fundamentales de ninguna persona.

Además, desde una perspectiva biojurídica, se debe considerar el consentimiento informado y la autonomía personal como pilares del uso ético de la biotecnología. Los individuos deben tener la capacidad de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y genética sin coerción ni manipulación, asegurando que las tecnologías no se utilicen para imponer estándares de perfección socialmente construidos.

Sandel nos recuerda que la tecnología debe ser guiada por principios éticos y de derechos humanos, priorizando el bienestar de todos los miembros de la sociedad sobre las posibilidades técnicas que puedan ofrecer. Al integrar consideraciones biojurídicas y de derechos humanos, podemos garantizar que el progreso tecnológico no solo sea eficiente, sino también justo y respetuoso con la dignidad humana. Este enfoque nos invita a reflexionar sobre las implicaciones legales y morales de nuestras decisiones tecnológicas, asegurando que el desarrollo científico se alinee con los valores fundamentales que nos definen como sociedad.

 

Conclusiones

La obra de Michael J. Sandel sirve como un llamado a la responsabilidad humana en la era de la tecnología avanzada. Nos invita a no sucumbir a la percepción de la tecnología como una fuerza inevitable que opera fuera de nuestro control, sino a reconocerla como una herramienta que debemos manejar con ética y cuidado. Al explorar las implicaciones del diseño genético, Sandel advierte sobre el peligro de convertir a los seres humanos en productos del consumismo, erosionando valores fundamentales como el amor incondicional y la equidad. En un contexto más amplio, destaca la importancia de un debate ético y biojurídico que priorice los derechos humanos y la dignidad sobre las capacidades técnicas. Al considerar la formación integral y el bien común como guías para el progreso, Sandel resalta la necesidad de decisiones conscientes y responsables que aseguren que el desarrollo tecnológico mejore la vida de todos, promoviendo la justicia, la igualdad y el respeto por la diversidad. Esta perspectiva nos desafía a integrar principios éticos y valores humanos en cada elección tecnológica, asegurando que el avance científico esté alineado con lo que verdaderamente nos define como sociedad.

  

Juan Manuel Palomares Cantero es abogado, maestro y doctor en Bioética por la Universidad Anáhuac, México. Fue director de Capital Humano, director y coordinador general en la Facultad de Bioética. Actualmente se desempeña como investigador en la Dirección Académica de Formación Integral de la misma Universidad. Es miembro de la Academia Nacional Mexicana de Bioética y de la Federación Latinoamericana y del Caribe de Instituciones de Bioética. Este artículo fue asistido en su redacción por el uso de ChatGPT, una herramienta de inteligencia artificial desarrollada por OpenAI.

 


Las opiniones compartidas en este blog son de total responsabilidad de sus respectivos autores y no representan necesariamente una opinión unánime de los seminarios, ni tampoco reflejan una posición oficial por parte del CADEBI. Valoramos y alentamos cualquier comentario, respuesta o crítica constructiva que deseen compartir.


 

1Fundación Princesa de Asturias. (2018). Michael J. Sandel: Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2018.  

2 Sandel Michael J. (2007). The Case Against Perfection: Ethics in the Age of Genetic Engineering. Cambrige: Harvard University Press. 

3Organismo Internacional de Energía Atómica. (1968). El OIEA y el Tratado sobre la No Proliferación. IAEA. 

4Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica. (2000). Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología al Convenio sobre la Diversidad Biológica; Organización Mundial del Comercio. (1995). Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias; Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea. (2001). Directiva 2001/18/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de marzo de 2001, sobre la liberación intencional en el medio ambiente de organismos modificados genéticamente; Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea. (2003). Reglamento (CE) No 1829/2003 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de septiembre de 2003, sobre alimentos y piensos modificados genéticamente; Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. (1992). Convención sobre la Diversidad Biológica.

5Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea. (2016). Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos (Reglamento general de protección de datos); Consejo de Europa. (2001). Convenio sobre la Ciberdelincuencia; Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). (2013). Directrices de la OCDE sobre la protección de la privacidad y el flujo transfronterizo de datos personales; Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. (2016). Resolución 32/13: La promoción, protección y disfrute de los derechos humanos en Internet.

 


Más información:
Centro Anáhuac de Desarrollo Estratégico en Bioética (CADEBI)
Dr. David Cerdio Domínguez
david.cerdio@anahuac.mx