
Con más de 400 participantes y bajo el lema “El esplendor de la verdad en la Ciencia y en la Bioética”, este evento reafirmó su papel como foro clave para el diálogo entre ciencia, ética y sociedad en el siglo XXI.
El 30 y 31 de mayo de 2025, se realizó en Roma, Italia, el tercer Congreso Internacional de Bioética, evento que destacó por su reflexión sobre los grandes desafíos bioéticos del siglo XXI, bajo el lema "El esplendor de la verdad en la Ciencia y en la Bioética".
Este congreso reunió a más de 400 participantes de todo el mundo, entre los que se encontraban científicos, médicos, filósofos y juristas consolidándose como un foro de referencia internacional en el ámbito bioético, impulsando el diálogo sobre la relación entre la ciencia, la ética y la dignidad humana.
La sesión inaugural estuvo a cargo del Cardenal Willem Jacobus Eijk, de los Países Bajos, quien destacó que la ciencia y la bioética deben servir a la verdad, basándose en tres principios fundamentales: la capacidad de la razón humana para alcanzar verdades metafísicas, la aceptación de la autonomía del ser humano y la afirmación de la vida como un valor intrínseco. Principios que fueron presentados como esenciales para garantizar que los avances científicos se alineen con los valores humanos.
Por su parte, Mons. Renzo Pegoraro, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, rindió homenaje a Jérôme Lejeune, pionero en la investigación genética y defensor de la vida humana desde su concepción. Durante su intervención subrayó que la figura de Lejeune todavía es una fuente de inspiración, ya que su legado unió a la ciencia y la fe en la defensa de la vida. Esta unión fue una constante durante el congreso, donde se discutió la necesidad de fortalecer el diálogo entre la ciencia, la ética y la sociedad para abordar los grandes retos de la humanidad.
Otro tema central fue la objeción de conciencia en la medicina, defendida por expertos como Grégor Puppinck y Nicolás Lafferriere, quienes resaltaron que la objeción de conciencia debe ser protegida como un derecho humano fundamental, ya que la conciencia personal es el último testigo de la verdad y del bien. Este argumento cobró relevancia al discutir intervenciones biomédicas que contravienen la dignidad humana, como la eutanasia o el aborto.
El Congreso también abordó la disforia de género, tema vigente en la bioética moderna. El profesor Emmanuel Sapin destacó que la diferencia sexual entre hombres y mujeres es una realidad objetiva, influenciada por factores hormonales y neurológicos. Asimismo, hizo un llamado a la ciencia para que reconozca la existencia de trastornos relacionados con la disforia de género y trabaje en la investigación de sus causas, incluidas las posibles influencias de los disruptores endocrinos.
Otro participante fue el profesor Bernard Schumacher, de la Universidad de Friburgo, quien realizó una crítica al reduccionismo del método científico moderno, que ha limitado el conocimiento a lo cuantificable y medible, excluyendo otros aspectos importantes que no pueden verificarse empíricamente. Destacó que esta tendencia empobrece la relación con la verdad, deshumanizando la ciencia y alejándola de su propósito fundamental: buscar la verdad en toda su complejidad.
El Congreso concluyó con la reflexión de Jean-Marie Le Méné, presidente de la Fundación Jérôme Lejeune, quien recordó que el verdadero científico es aquel que reconoce la vastedad del conocimiento por descubrir y se siente impulsado a continuar la búsqueda de lo inteligible. Le Méné citó a Jérôme Lejeune, quien afirmaba: "¿Cómo podría haber contradicción entre lo verdadero y lo verificado? Siempre es lo segundo lo que tarda", invitando a los asistentes a mantener la humildad científica y a seguir buscando la verdad.
Un momento significativo de este evento fue la lectura de un mensaje del Papa León XIV, transmitido por el Cardenal Pietro Parolin, en el que expresó su agradecimiento por la iniciativa y alentó a los participantes a seguir promoviendo una ciencia que respete la dignidad humana y que busque siempre la verdad. También subrayó que el conocimiento científico debe ser utilizado para el bienestar de las personas y en favor de la dignidad humana.
Este evento, realizado en cuatro idiomas, fue organizado por la Cátedra Internacional de Bioética Jérôme Lejeune, con el apoyo de más de 40 instituciones internacionales. Entre las que destacan la Catholic University of America, el Kennedy Institute y la Universidad de Georgetown, entre otras.
Para conocer más información del III Congreso Internacional de Bioética, consulte las Notas de Prensa en la página oficial.
Más información:
Centro Anáhuac de Desarrollo Estratégico en Bioética (CADEBI)
Dr. Alejandro Sánchez Guerrero
alejandro.sanchezg@anahuac.mx