“El Mundial ya empezó”, aseguran en el evento de lanzamiento del álbum Panini del Mundial, porque, dicen, la gran fiesta futbolística no arranca con el partido de inauguración, sino cuando los aficionados empiezan a llenar su libro de cromos.
Para este 2018, la marca italiana llega a su edición mundialista número 13, una tradición que nació en el contexto de la Copa Mundial de México 70.
Sin embargo, Panini es más que un exitoso álbum que regresa cada cuatro años para quedarse, en su gran mayoría, a medio llenar; Panini es la historia de una gran visión de negocios.
Todo empezó cuando los hermanos Benito, Giusseppe, Umberto y Franco Panini lanzaron el primer álbum en 1961, un número dedicado a los equipos y jugadores del Calcio (la liga de futbol italiana).
Nueve años después llegó la mítica edición mundialista, que surgió gracias a una alianza con FIFA, la cual se mantiene hasta estos días.
“La sede principal está en Módena, Italia, pero tenemos presencia en 110 países; México cuenta con un centro operativo desde hace 13 años”, resume Marilú Vargas, gerente de Marketing para Panini México.
El álbum de cromos más famoso del mundo se ha rodeado, desde entonces, de mitos y leyendas.
Se dice que hay estampas imposibles de conseguir, que la maquinaria que produce los cromos es el secreto mejor guardado de su éxito y que un niño italiano posee el álbum más valioso, uno del Mundial del ’70, firmado por el mismísimo Pelé.
Incluso la ciencia se ha subido al tren de Panini: en 2014, los matemáticos Sylvain Sardy e Yvan Velenik buscaron una fórmula para saber cuántos sobres se necesitaban comprar para completar el librito. La conclusión reconfirmó lo que muchos no querían aceptar: el gasto era tanto que el álbum se tendría que quedar incompleto.
Pero el mayor de los mitos es el valor real de la marca, pues la cifra no es fácil de rastrear, ni en Módena ni en ninguna de sus 12 sedes operativas alrededor del mundo.
Se calcula que la casa editorial vende 6 mil millones de sobres cada año, debido a su presencia constante que no se limita al terreno del futbol, sino que llega a todo tipo de industrias y pasiones.
“Tenemos 30 colecciones al año, que incluyen las licencias de la NBA, de la NFL, de la Lucha Libre Mexicana, películas de moda y muchos productos. El Mundial y la Eurocopa, en cuanto a futbol, siguen siendo los más buscados”, comparte Vargas.
Se dice que hay estampas imposibles de conseguir, que la maquinaria que produce los cromos es el secreto mejor guardado de su éxito y que un niño italiano posee el álbum más valioso, uno del Mundial del ’70, firmado por el mismísimo Pelé.
En el evento de lanzamiento del álbum mundialista desfilan figuras del balompié mexicano, prensa deportiva, distribuidores socios y otros auspiciantes de la FIFA, con los que se generan alianzas.
La parroquia es fiel, porque la deuda con Panini es evidente: la marca abrió la puerta para que los directores técnicos de sofá y los pequeños que sueñan con ser el próximo Messi o el nuevo Cristiano se sientan parte del evento que detiene el planeta por un mes.
“Lo fuerte de Panini es ese proceso de llenar el álbum y el recuerdo que queda después del mundial. La gente disfruta ir a comprar el sobre, abrirlo, llenarlo con sus amigos, o los niños con sus papás. Es algo que se comparte”, dice Unai Álvarez, director de marca de Coca Cola México, refresquera que se une como patrocinador del álbum mundialista.
Además de la Copa del Mundo y de la gran cantidad de licencias que acumula la marca, la editorial ha apostado por publicar en español una gran diversidad de títulos Manga (historietas japonesas) que llegan al mercado mexicano.
Panini no traiciona esa herencia italiana editorial, a la que también pertenecen inmortales como Calasso, Doni o Galignani, y ha sabido mantener el éxito de los materiales impresos, sean cromos o no, en la época de la marea digital.
“La magia de (el álbum) Panini es que lo digital no logra sustituir la parte física. Sí nos hemos actualizado, con estampas que tienen códigos canjeables por apps y otros productos digitales, pero nada se compara a la sensación de abrir un sobre, de pegar la estampa o de pasar las páginas del álbum”, asegura Vargas.
El álbum Panini de este mundial se llenará con 682 estampas y cada sobre de cinco cromos tendrá un costo de 14 pesos. No importa quién se lleve el Mundial de Rusia, el gigante de los cromos está listo para levantar su Copa.
(Agradecemos a Alto Nivel la autorización para publicar este artículo).