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¿Realmente estamos satisfechos con la democracia?

¿Realmente estamos satisfechos con la democracia?

Curioseando en X (antes Twitter), hace un par de días me topé con un índice que me llamó la atención. El Global Satisfaction with Democracy Index es un sondeo realizado por el Pew Research Center ubicado en Washington D.C., que forma parte de un estudio de mayor envergadura titulado Spring 2024 Global Attitudes Survey. El capítulo detalla el grado de satisfacción de la ciudadanía de distintos países acerca de la forma en la cual perciben a la democracia que se implementa en sus respectivas naciones. El listado divide los resultados por regiones del mundo, a continuación, presentamos algunos de los datos referidos en dicho sondeo. Sin sorpresas, en el caso de Europa, tenemos en primer lugar a Suecia, con un 75 por ciento de la población satisfecha con la manera en la cual trabaja la democracia en su contexto, seguida de los Países Bajos con un 58 y Alemania con un 55 por ciento. En la parte media de la tabla europea llaman la atención los casos de Reino Unido, con un 39 por ciento y de Francia con un 35 por ciento de satisfacción, contra un 60 y 65 por ciento de insatisfacción respectivamente. En este caso, es importante destacar que a pesar de que la mayoría se encuentra insatisfecha, dicho sistema les ha permitido revocar a gobiernos deficientes encabezados por los conservadores, en el caso de Reino Unido; así como frenar la ola de extrema derecha que pretendía empoderarse ampliamente en el caso de Francia. En la parte baja de la tabla se encuentra irónicamente, la conocida como la “cuna de la democracia” Grecia, con tan solo un 22 por ciento de la población satisfecha con el modelo actual del gobierno ateniense.  

En el caso de Sudamérica, llama la atención que el grado más alto de satisfacción lo comparten Brasil y Argentina con un 44 por ciento, seguidos por Chile con 30 por ciento y Colombia con un 21 por ciento. Al fondo de la tabla aparece Perú con un 11 por ciento. Es interesante destacar que las instituciones democráticas de las dos naciones encabezando la tabla sudamericana han resistido cambios drásticos de partidos políticos de izquierda y derecha, hasta el caso de Milei, quien se define como un libertario.  

En Asia, encabeza la lista Singapur, que para muchos analistas y estudiosos no cuenta con un sistema plenamente democrático; sin embargo, el 80 por ciento de la población participante en el sondeo manifestó su agrado por la democracia instrumentada en la ciudad-país. El segundo lugar en la tabla lo ocupa la India, la denominada “democracia más grande del mundo” con un padrón de votantes equivalente a casi un billón de habitantes y quienes acaban de reelegir por un tercer periodo como Primer Ministro a Narendra Modi, quien desde 2014 dirige los destinos del país más poblado del orbe. En esta región llaman la atención los casos de Corea del Sur y Japón, países que se pudiera pensar que poseen una vocación democrática más arraigada, pero que se encuentran al fondo de la tabla con un grado de satisfacción del 36 y 31 por ciento correspondientemente, contra un 63 y 67 por ciento de insatisfacción.  

Finalmente, en la región de América del Norte, destaca en primer lugar de satisfacción, con un 52 por ciento Canadá, seguido de México, con un 50 por ciento. En un nada honroso tercer lugar aparecen los Estados Unidos, con un 31 por ciento de satisfacción. Podemos inferir que los resultados de México y los Estados Unidos se encuentran estrechamente vinculados con la situación política prevaleciente, ya que en ambos casos se vive una polarización política que ha generado escozor en distintos sectores de la población.   

Es transcendental enfatizar que el estudio de referencia se centra principalmente en determinar el grado de satisfacción de la ciudadanía con respecto a la democracia representativa, es decir de la democracia vinculada a los procesos electorales, dejando de lado otros aspectos de la democracia que también valdría la pena considerar, como el respeto de los derechos humanos, por mencionar un ejemplo. Es sugestivo apreciar el grado de insatisfacción que experimentan algunos países considerados como desarrollados o ricos; ya que quizá se tenga la percepción que debido a dicha condición (de ser países desarrollados) estarían más satisfechos con la forma en la cual operan sus democracias. Quizá valdría la pena replantear la forma en la cual la democracia representativa está siendo ejercida a nivel global, ya que en algunos casos no está otorgando necesariamente los resultados esperados. 

Por: Arturo Flores López (Coordinador del centro Anáhuac de Investigación en Relaciones Internacionales de la Facultad de Estudios Globales).