Por Doctor Antonio Alejandro Arriaga Martínez y Doctora Argentina Soto Maciel
A la fecha, no existe consenso sobre su definición. Sin embargo, su naturaleza se representa con la sobreposición de tres círculos o sistemas: la empresa, la familia y la propiedad. Esto significa que miembros familiares o grupos familiares deciden, administran, trabajan o son accionistas de la empresa. En consecuencia, la participación familiar tanto en su gestión como en su estrategia impacta al desempeño económico, pero su mayor originalidad reside en que su lógica no obedece a intereses puramente económicos.
La importancia de la empresa familiar es invariable en todo el mundo. En Europa, la proporción de empresas familiares representa 89 % del total de las empresas: en España y Alemania, 82 %; en Reino Unido, 76 %, y 60 % en Francia. En España, por ejemplo, las empresas familiares producen 57 % del valor agregado censal bruto y generan 67% del total del empleo. En el resto del continente se estima su contribución entre 35 % y 65 % del producto interno bruto (PIB). En Asia, esta misma oscila entre 65 % y 82 % del PIB. En cuanto a Estados Unidos, las empresas familiares pueden llegar a representar hasta 90 % del total de las empresas, producir entre 50 % y 70 % del PIB y generar más de 75 % de los empleos. Mientras que en América Latina se calcula que las empresas familiares representan 70 % del total de las empresas, producen cerca de 40 % del PIB y generan 50% de los empleos.
En México contamos con alrededor de 5.6 millones de empresas, de las cuales, las empresas familiares representan 83 %, lo que equivale a 4.6 millones de empresas. Por su tamaño, las empresas se clasifican en 94.3 % microempresas (hasta 10 empleados), 4.7 % empresas pequeñas (entre 11 y 50 empleados), 0.9% empresas medianas (entre 51 y 250 empleados) y sólo 0.2 % empresas grandes (251 empleados y más). De este total, las empresas familiares representan 7 % de microempresas, 29 % de pequeñas empresas, 11 % de medianas empresas y 3% de empresas grandes. Y del total de 29.6 millones de empleos generados por las empresas en el país, las empresas familiares generaron 67 % de ellos y 53 % del PIB.
Pareciera que la importancia económica y social de las empresas familiares y la relevancia de la participación familiar en su desempeño impulsan el interés por conocerla más para acompañarla mejor en su permanencia y desarrollo. En este caso, a través de la innovación.
La innovación dentro de las organizaciones
Una de las primeras definiciones de innovación la aporta el economista austriaco Joseph Schumpeter: el establecimiento de una nueva función de producción. La economía y la sociedad cambian cuando los factores de producción se combinan de una manera novedosa; dicho autor sugiere que invenciones e innovaciones son la clave del crecimiento económico y quienes implementan ese cambio de manera práctica son los emprendedores. Si bien dicha definición se ha ido modificando, sentó las bases para poder estudiar más a fondo el concepto de innovación. Mucho más reciente el modelo de Sawhney, Wolcott & Arroniz, donde se tipifican 12 dimensiones de innovación, se analizan con más detalle las formas en que una organización puede realizar la innovación:
Innovación y la empresa familiar
Considerando las 12 dimensiones anteriores, es fundamental que la empresa familiar revise a la competencia y las capacidades que posee, para después someter a evaluación, a partir de un presupuesto dado (puede ser poco o mucho), y así decidir el tipo de innovación para el cual el negocio es apto. Se debe señalar que no existe una innovación que sea mejor que otra, lo importante es identificar qué tan diferente soy de mis competidores y si los clientes lo perciben en el mercado.
En la medida en que la empresa familiar integre en sus procesos una evaluación formal y rutinaria de las opciones de innovación, tendrá más posibilidades de seguir vigente en el mercado sin importar el tamaño de sus competidores, ya que los clientes verán atendidas sus necesidades actuales y futuras de manera más ágil.
Barreras y retos para la innovación en la empresa familiar
La innovación se ha convertido en poco tiempo en una estrategia clave para las empresas en su búsqueda por la permanencia y desarrollo. Aunado a ello, las empresas deben familiarizarse con el cambio, profesionalizarse lo antes posible, así como involucrar y motivar a su personal.
Entre los principales desafíos para la innovación podemos mencionar:
- Recabar y sistematizar la información proveniente de clientes y proveedores.
- Asegurar la flexibilidad y el aprendizaje organizacional para ofrecer soluciones diferentes.
- Ofrecer servicios integrales (incorporar en su oferta servicios adicionales).
- Crear redes de colaboración en diferentes proyectos (productivos, comerciales, financieros…) con empresas complementarias, equipos de investigación, universidades, OTT (Oficinas de Transferencia de Tecnología), etcétera.
- Integrar la opinión de un experto (externo) en la toma de decisiones.
- Explorar nuevas formas de capitalización.
En las últimas décadas, se ha hecho mucho énfasis a nivel mundial en la necesidad de brindarles a los clientes nuevos productos y servicios que permitan a las organizaciones diferenciarse de su competencia. Sin embargo, existe renuencia por parte de los directivos y dueños de empresas familiares con respecto al tema de la innovación, debido a que regularmente ésta es asociada con un desembolso económico sustancial.
Debido a lo anterior, es importante conocer que la innovación contiene 12 dimensiones, con la finalidad de encontrar aquella que sea acorde con las capacidades económicas, humanas y tecnológicas de cada empresa familiar para la búsqueda no sólo de la permanencia en el mercado, sino de incrementar las ventas y, por ende, la participación de mercado.