Mandy Barker siempre ha tenido un interés especial por el fútbol.
De niña jugó en el equipo de su colegio y durante los fines de semana se sentaba en las gradas para ver al Hull City junto a su abuelo.
Cuando creció se dedicó a trabajar como fotógrafa y artista visual.
Esas dos pasiones las juntó en su último proyecto, Penalty, en el que hace una recopilación de imágenes de pelotas de fútbol abandonadas en el mar para resaltar la enorme cantidad de plástico que hay en los océanos.Janet
No es la primera vez que dedica su profesión al problema de los desperdicios de plástico, ya que es algo que ha estado fotografiando en los últimos nueve años, pero en su nuevo trabajo hubo un motivo más personal.
Su fuente de inspiración nació de sus viajes de regreso a Hull, ciudad cerca de la costa en el noreste de Inglaterra.
“Seguí visitando la playa a la que solía ir con mis padres y notaba cada vez más basura”, le dijo a la BBC Barker.
“Una de las veces que regresé a visitar a mis padres, y la playa, noté como había una nevera, una computadora y una televisión”.
Fue así que en los meses previos al Mundial de Rusia 2018 decidió ponerse manos a la obra un proyecto con el que cual poder concientizar sobre la grave situación que está afectando a las costas de nuestro planeta.
“Obviamente el fútbol es un deporte que la gente juega en todo el mundo y tuve la esperanza de que utilizar el balón como un único objeto podía resonar el problema de un modo global”, explicó Barker.
Para ello, la fotógrafa puso una solicitud en redes sociales invitando a la gente alrededor del mundo a que les enviaran balones de fútbol que habían sido arrojados por el mar a la orilla.
En cuatro meses logró recolectar 992 pelotas que fueron recogidas de 41 diferentes islas y países en 144 playas gracias a la colaboración de 89 personas.
Barker no ocultó su sorpresa por el nivel de respuesta que tuvo y la historia detrás de los balones, algunos todavía con agua en su interior.
En los meses previos al Mundial de Rusia 2018 decidió ponerse manos a la obra un proyecto con el que cual poder concientizar sobre la grave situación que está afectando a las costas de nuestro planeta.
Uno incluso se había convertido en un hormiguero y otra albergaba a una familia de cangrejos.
“Recibí uno que fue arrastrado en el tsunami de Japón y lo encontraron en la costa oeste de Estados Unidos”, comentó.
“El hombre que lo encontró pudo seguir su rastro hasta una persona que lo había perdido en 2011. Tenía el nombre del lugar del que venía escrito, por lo que la persona que lo encontró pudo localizar el pueblo”, contó Baker.
Ella cree que el motivar a la gente a participar en el proyecto de esta forma también contribuyó a mostrar la gravedad del problema de los desperdicios de plástico.
Algunos de los balones han estado en el mar durante años, habiendo en la colección pelotas de mundiales desde 2010 hasta 1970. Incluso hubo un Frido, que se calcula es de los años 60.
“Los años de algunas de ellas te dice de lo mucho que es capaz de resistir el plástico”, subraya Barker.
La fotógrafa británica quiso mostrar las pelotas en tres dimensiones, “como si estuvieras debajo de la superficie del océano y vieras todo este plástico ser recogido”.
Barker tiene la intención de seguir explorando las maneras de mostrar el daño que el ser humano está haciendo con los desperdicios de plástico y ya tiene planificadas exhibiciones de su trabajo en 2019 y 2020.
El número exacto de plástico en los océanos es difícil de cuantificar, pero se calcula que unas 10 millones de toneladas son arrojadas al océano cada año.
De mantenerse esta tendencia, podría haber más plástico que peces (en base al peso) en 2050.
(Agradecemos a ExpokNews el permiso para replicar este texto).