Todos en algún momento de nuestra vida tenemos sueños y metas: ir a un largo viaje en el que nos podamos reencontrar con nosotros mismos, tener una casa, hacer una carrera universitaria, ser un reconocido escritor con varios best seller, montar una galería de arte en París, encontrar la cura para una enfermedad, ser un gran deportista o simplemente vivir en un país con paz.
Hace años, una de las figuras del momento soñó en grande y hoy, gracias a su esfuerzo y dedicación, está haciendo historia. Ese es Luka Modric, estrella, capitán y líder de la selección croata, que el próximo domingo disputará la final del Mundial en Rusia contra Inglaterra.
Modric es una de las personas que destacan, no sólo por su talento, sino por su historia personal, una historia cargada de retos y obstáculos vencidos.
A los seis años, Luka tuvo que huir con su familia de la guerra en la antigua Yugoslavia, su país de origen, en la que perdió a uno de sus abuelos. 10 años después, estos enfrentamientos le dieron la independencia a Croacia, a donde Modric decidió regresar para demostrar su talento, a pesar de que la situación económica de sus padres, no era la mejor.
Con solo 16 años ingresó al Dinamo Zagred y fue transferido al HŠK Zrinjski Mostar, en Bosnia y Herzegovina, donde fue nombrado el mejor jugador de la Liga Bosnia. Después de un par de años, Modric regresó al Dinamo y logró ganar dos Copas de Croacia y una Súper Copa. Para el 2008, el Tottenham Hotspur Football Club se fija en él y empieza a llevar su carrera a otro nivel.
Lesiones, faltas, minutos sin jugar, lo llevaron hasta el sueño de muchos futbolistas: el Real Madrid, en agosto del 2012, siendo partícipe de varios de los títulos del club merengue.
En sus diferentes etapas como futbolista, Modric ha dado diferentes muestras que más allá de ser el capitán y estrella de su selección es un verdadero líder. Los líderes se definen por muchos rasgos, pero ante todo los siguientes:
Buscan el beneficio común de todo el grupo. Un líder siempre buscará que los objetivos que se han planteado se logren cumplir, pero siempre cuidando la integridad y bienestar de cada uno de los miembros.
Sabe identificar las virtudes de cada miembro. Todos somos diferentes y, por tanto, tenemos talentos que nos hacen únicos. Un gran líder sabe identificar estos talentos y los canaliza con actividades que cada persona del equipo pueda desarrollar y lo haga destacarse para cumplir las metas grupales, sin olvidar los sueños individuales.
¡Apoya en todo momento a su equipo! (Y también se deja apoyar). La empatía y la solidaridad también son aptitudes que un líder tiene con cada miembro, pues no sólo se preocupa por cómo se encuentra cada una de las personas que forman parte del grupo, sino que los alienta, los anima, pero que también estará dispuesto a recibir su soporte. Porque al final del día somos seres humanos que sentimos, que a veces nos quebramos y que, por más “grandes” que podamos ser, a veces caemos y necesitamos quién nos dé una mano para levantarnos una vez más.
Es humilde. Los líderes, no importa qué tan grandes sean, son personas que nunca van a humillar a otros. Son personas que recuerdan de dónde vienen y en dónde estaban hace años, pues eso les permite entender y canalizar mejor hacia dónde van. Comparten la experiencia y el conocimiento que tienen con otros.
Ama lo que hace y se entrega a ello totalmente. Si Modric no amara su profesión de futbolista, ¿crees que estaría tan lejos? La respuesta es simple (y lógica): No. Todas las personas debemos amar lo que hacemos porque así ponemos todo nuestro corazón en cada momento. Los líderes se apasionan por su trabajo, son autocríticos y se preocupan por hacerlo cada día mejor.
Estas aptitudes que hoy reconocemos y lo están conduciendo por el camino de la historia, son las que buscamos que desarrollen todos nuestros alumno en la Red de Universidades Anáhuac, porque sabemos que, más allá de los triunfos y las medallas, existe un objetivo de convertir a cada uno de nuestros alumnos en Grandes Líderes, pero sobre todo, en Mejores Personas.