Autor Dr. Ruy R. Gabarrón Hernández
Director de la Maestría en Administración Pública
La administración pública ha sido la forma en la que los seres humanos hemos podido instrumentar los servicios del Gobierno. China, hace 3 500 años, ya contaba con instituciones gubernamentales que llevaba a cabo esta función. La Administración Pública y la institucionalización del poder han evolucionado hasta nuestros días, se trata de un proceso –generalmente– lento y de ninguna forma lineal. Cuando las sociedades se hacen más complejas (principalmente por el número de habitantes, pero también por el cambio de valores sociales), también obligan a sus instituciones a cambiar. Este proceso es interminable. La capacidad de adecuación a entornos nuevos -en este caso, a las exigencias de la población- es la mejor virtud de un Gobierno. Sin embargo, generalmente, el Poder escucha poco a sus gobernados, creando un déficit democrático, una brecha entre lo que espera la gente y lo que ofrece el Estado. Un resultado de este problema es la generación del malestar social frente a sus autoridades: el valor social antisistema que se traduce en votos masivos en contra de todo lo que represente al Gobierno o al sistema establecido. El Estado Nación como lo conocemos empieza a agrietarse, requiere de mayores recursos y cumple cada vez menos con sus objetivos. Es una época de transformación a nivel mundial condimentado con las tecnologías de la información, la desigualdad económico-social, y la gobernanza ineficiente –agravada por la corrupción, la falta del Estado de Derecho, y la desconfianza en las instituciones.
Como resultado de lo anterior, la figura de la democracia se tambalea. Hay que aclarar: la idea de la democracia es cambiante en el tiempo y en el espacio. Actualmente tenemos la idea de la democracia electoral (heredada desde hace siglos a través de la lucha social por hacerse escuchar y poder ser votados) es la visión estrecha, mientras tanto, la visión amplia es la nueva idea de la democracia, donde la democracia pasa de ser una forma de organización política a una forma de vida social. Estamos en ese puente, un fenómeno global, una aspiración humana de buscar la libertad y la igualdad y –por consiguiente- su institucionalización. ¿Cuántos Gobiernos se encuentran planificando el futuro para que esto ocurra? La respuesta es: pocos. La administración pública es importante en este proceso, estudiarla desde enfoques multi y transdiciplinarios es perentorio, aprender de casos de éxito de otros países amplía horizontes a los servidores y funcionarios públicos; ejercerla con humanismo y honestidad es algo que no puede esperar.
La Universidad Anáhuac Xalapa, a través de nuestro nuevo programa de Maestría en Administración Pública, contribuye con la formación de especialistas interesados en avanzar hacia sistemas gubernamentales más eficientes y eficaces. Es un programa profesionalizante, orientado al servicio público, al análisis de los problemas y las necesidades, a la toma de decisiones y a estructurar políticas básicas para coadyuvar con el progreso de nuestro país. La Maestría en Administración Pública dará inicio el 31 de mayo del 2019 y la convocatoria de ingreso se encuentra abierta.