¿Adaptarse o Morir?
El mundo de los negocios está en una completa transformación. Y existen muchas razones que explican este fenómeno, pero ciertamente la disrupción tecnológica, se encuentra al principio de la lista.
Las empresas que verdaderamente no emprendan un cambio a lo digital se estarán volviendo obsoletas rápidamente y comenzarán a desaparecer como muchas, de hecho, ya lo han hecho. La Inteligencia Artificial, Robótica, Internet de las Cosas, Blockchain, entre otras, son parte del vocabulario tecnológico, que con más frecuencia es utilizado, en el mundo de los negocios.
Lo anterior -simplemente- porque estas tecnologías de la cuarta revolución industrial, abrieron magníficas posibilidades para las empresas de obtener ganancias en productividad y hacerse más competitivas. Así, por ejemplo, Blockchain está haciendo el seguimiento “del último tramo del proceso” en papel, burocrático e ineficiente; la comercialización del 5G (en telecomunicaciones se refiere, a la quinta generación de telefonía móvil) terminará por eliminar los cuellos de botella en la conectividad; la aplicación de la Inteligencia Artificial representa grandes ganancias en materia de productividad; el Internet de las Cosas, puede perfilar un ambiente de colaboración “entre todo y todos”; es decir la gama de posibilidades es infinita con estas tecnologías que posibilitan al empresario/emprendedor crecer su negocio y acceder a un vehículo inagotable para la innovación.
En realidad, no existe industria, “trátese de la que se trate”: alimentaria, financiera, de salud, trasporte, infraestructura, educativa, que escape a esta tendencia; es inevitable. Ahora bien, si está claro que la transformación digital y las aplicaciones inteligentes se hacen vitales y urgentes, su implementación no es sencilla, debido sobre todo a que las empresas no están preparadas, principalmente las que no “son nativas”, digitalmente hablando.
Otro factor muy importante es la falta de profesionales en la materia, capaz de llevar a cabo la transformación digital que es idónea, en cada caso. Sin embargo, otros factores juegan. Las empresas no pueden moverse tan rápido, por temas de “compliance”, ya que tienen que ajustarse al proveedor autorizado y no pueden optar, al menos de forma rápida, por el más innovador o el que trae la solución más adecuada. Aún más, cada proveedor tiene su interfase tecnológica y hacerla funcionar con diferentes ambientes, puede no ser compatible o ser muy costosa. Esto genera una especie de “silos” en las empresas, que definitivamente no es lo mejor para un ambiente integrado de producción.
La infraestructura también puede ser un “dolor de cabeza”. Muchas empresas adolecen de la adecuada, que se suma a baja acumulación de datos y digitalización. Disminuir estas brechas requieren de planeación, inversión y tiempo. Otros tienen infraestructura, pero puede resultar obsoleta para la aplicación de inteligencia artificial u otras soluciones, lo que también implica inversión. No es tan sencillo argumentar un menor ROI, o que las empresas lo soporten, aún más, cuando hay cierta incertidumbre o complejidad en la solución.
No resulta entonces tan difícil comprender por qué algunas empresas han decidido comprar Start-ups (de base tecnológica e innovación), para ingresar a esta transformación de una manera más rápida, que incluso le dan posibilidad a los corporativos de incursionar a nuevas líneas de negocio. De hecho, han establecido áreas de incubación (intraemprendimiento) para ofrecer capacitación y financiación a agentes de cambio.
Existen otras posibilidades de encarar un camino más rápido a la digitalización, como lo son la búsqueda de soluciones sencillas, más amigables presupuestalmente, más fáciles de adaptar o desarrollar “ad hoc”.
La economía por muchos años atestiguó el poder de la producción en masa, de la globalización, del Internet. Ahora la transformación digital representa la nueva etapa que verdaderamente está reconfigurando a las empresas y la forma de hacer negocios.