Alumnos del tercer semestre de la materia de Corredores biológicos de la Licenciatura en Responsabilidad Social y Desarrollo Sustentable de nuestra Facultad de Responsabilidad Social realizaron una práctica en el municipio de Temoaya, Estado de México.
El municipio de Temoaya cuenta con una variedad de atributos ecológicos y culturales que lo hacen especialmente interesante, ya que algunas poblaciones de la cultura Otomí se desarrollaron en esta zona por lo que algunos miembros de esta etnia intentan mantener vivas sus tradiciones.
Es por ello que en algunas localidades de la región se intenta, además de conservar los rasgos espirituales, mantener la estrecha relación del hombre con el medioambiente, por lo que podemos encontrar ejidos que promueven la conservación a través de diferentes actividades económicas, entre las que se encuentran la gastronomía, la elaboración de textiles de lana y el ecoturismo.
Sin embargo, debemos considerar que para el mantenimiento de la gastronomía y los textiles hay que generar un sistema sostenible de conservación ambiental, por lo que las actividades ecoturísticas y el esfuerzo constante por remediar el ecosistema para mantener su funcionalidad es una tarea constante y llena de contrastes sociales.
Debido a que muchas de las actividades de recuperación ambiental chocan con el paradigma social y económico actual, existe en esta zona una crisis en la gobernanza local, ya que los integrantes de los ejidos no pueden conciliar las actividades económicas en la zona, por lo cual el deterioro ambiental sigue su marcha y los esfuerzos de los ejidatarios ambientalistas no parecen ser suficientes.
Por ejemplo, en la localidad del Rayo se encuentra el Parque Ecoturístico Temoaya, el cual es administrado por una familia de ejidatarios y en este se han generado actividades para ayudar a la recuperación de la zona, por un lado, así como actividades ecológicas, como reforestación, senderismo para el monitoreo de la naturaleza y la gestión de una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) de venado cola blanca.
Entre las actividades culturales se encuentran la experiencia del temazcal; charlas sobre la importancia de los elementos naturales como cuidadores del bosque; experiencias gastronómicas, como la elaboración de comida tradicional, recolección de hongos y elaboración de pulque, y actividades regenerativas a través de la medicina tradicional y la herbolaria.
De esta manera, todas las actividades en conjunto intentan, a través del ecoturismo, que se valore la herencia genética Otomí, así como la relación de su gente con el cosmos y la naturaleza.
Para los alumnos que asistieron a este evento fue importante observar y analizar cómo, a través de diferentes propuestas sostenibles, se puede frenar el deterioro de los servicios ambientales y a través de la organización y el esfuerzo social se puede revertir el efecto de la urbanización para lograr, con mucho esfuerzo y responsabilidad social, un medio que busque trasformar el mundo.
Más información:
Facultad de Responsabilidad Social
Mtro. Héctor E. Hernández Vázquez
hector.hernandezva@anahuac.mx