Mario Moreno “Cantinflas” nació un 12 de agosto de 1911 en CDMX, fue el sexto de 14 hijos. Desde muy pequeño realizó diversos trabajos —bolero, mandadero, cartero, taxista, empleado de billar, boxeador y hasta torero—, algunos de los cuales posteriormente interpretó en sus películas. Su salto a la pantalla grande lo hizo gracias a su personalidad divertida que lo enroló en una compañía de cómicos ambulantes, la cual le dio popularidad y las bases para lanzarse al estrellato. Aquí tres de sus películas más emblemáticas.
El Patrullero 777
Fue el penúltimo trabajo del comediante. En ella hace una crítica de la policía y la sociedad mexicana de la época de los setenta. El Sr. Diógenes Bravo (Cantinflas), es el Patrullero 777, miembro destacado de la policía capitalina, ya que es uno de esos elementos que no está contaminado por la corrupción que impera a su alrededor. Una de las frases más recordadas de esta cinta es “A sus órdenes, jefe”.
El bolero de Raquel
Es la primera película a color en la que participó el comediante mexicano. La trama gira en torno a un bolero (Cantinflas) y Chavita, su ahijado, de quien tiene que hacerse cargo luego de la muerte de su padre. Para darle una mejor calidad de vida decide ir a la escuela con Chavita y ahí se enamora de Raquel, una de sus profesoras. En esta cinta se muestra un Cantinflas que sacrifica todo por amor, hasta el punto de dejar “volar” solo a su ahijado.
El analfabeto
Inocencio Prieto y Calvo (Cantinflas) es un hombre analfabeta, lo cual le ha traído problemas en todo su entorno. Su interés por aprender a leer comienza cuando recibe una carta de un Notario en donde se le comunica que es heredero de la fortuna de su recién fallecido tío y no puede leerla.
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