Imaginen visitar un lugar rodeado de espacios llenos de historia, en donde cada esquina respira un aire nostálgico, pero lleno de vida y actividad, y que nos ofrece actividades como conocer un templo que data del siglo XVI, una antigua construcción que visitara largo tiempo uno de nuestros más grandes literatos, y un centro de investigación con una bullente vida académica y cultural. Es espacio se encuentra en el corazón del barrio de Mixcoac, en donde podemos encontrar construcciones que datan del siglo XVI, conviviendo con la modernidad propia de nuestra época.
La plaza Valentín Gómez Farías se encuentra en el sur de la Ciudad de México, exactamente entre las avenidas Insurgentes Sur y Patriotismo, a espaldas del Parque Hundido. Un rincón escondido, que protege joyas arquitectónicas y una floreciente vida vecinal, en unos cuantos metros cuadrados. Para llegar, podemos acceder por medio de la calle Porfirio Díaz, Augusto Rodin o Irineo Paz, que nos llevan a encontrarnos con esta pequeña plaza, llena de vegetación, hermosas bancas que recuerdan su origen decimonónico, y una extensa variedad de actividades en los edificios que la rodean.
Este es un espacio rodeado por la historia, un pequeño oasis en medio de nuestra gran ciudad que vale la pena conocer y visitar de forma frecuente.
En primer lugar nos vamos a encontrar con el Templo de San Juan Evangelista, una hermosa edificación que data del siglo XVI, y que se encuentra activa para los feligreses. Un hermoso atrio da la bienvenida a los visitantes, dando paso al edificio principal, en donde, además, podemos visitar un pequeño tianguis de panes artesanales los fines de semana. Un verdadera delicia para pasar las horas de ocio dominicales. Al otro lado de la plaza encontramos la antigua casa de Ireneo Paz, quien fuera abuelo de nuestro insigne Premio Nobel, casa donde Octavio Paz pasaba sus horas de juventud y reflexión. Este edifico es hoy el Monasterio de Dominicas de la Orden de Predicadores Santa Catalina, quienes reciben gustosas a los curiosos en visitas guiadas, a lo largo del año. Además, en ciertas temporadas del año, abren sus puertas para ofrecer productos gastronómicos creados directamente en sus cocinas, desde Rosca de Reyes, panes de muerto, chiles en vinagre o unos deliciosos Chiles en Nogada que nadie debería perderse.
Al costado del monasterio encontramos la que fuera la vivienda de don Valentín Gómez Farías, ilustre político liberal del siglo XIX, quien ocupara el edificio construido en el siglo XVIII como su vivienda de descanso, en lo que entonces era el retirado pueblo de Mixcoac. Este edificio alberga hoy al Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, un centro de investigación Conacyt especializado en historia, ciencias sociales y cooperación internacional, lo que hace que un gran número de estudiantes e investigadores crucen sus puertas para vivir en carne propia la historia de nuestra nación. El Instituto Mora es también sede de diversos eventos académicos, culturales y artísticos, todos de entrada libre, en donde podemos platicar directamente con los grandes investigadores de las ciencias sociales de nuestro país, e incluso de nivel internacional, que visitan sus instalaciones. En este reciento encontramos también una bella librería del Fondo de Cultura Económica, ubicada en lo que fuera el salón principal de la casa de don Valentín, además de una hermosa biblioteca con un acervo tanto bibliográfico como documental, referente obligado de cualquier investigador de la historia de nuestro país.
Además de todo lo que podemos visitar en esta pequeña plaza de mármol blanco, rehabilitada en el año 2012, podemos simplemente sentarnos y relajarnos en una de las bancas de la misma plaza, observar la fuente que data del siglo XVII, observar a las juguetonas de ardillas que pasean por sus árboles, o convivir con los perros que salen con los vecinos, mientras disfrutamos de los restaurantes y fondas que rodean el lugar, y que por cierto, tienen un muy buen gusto a la hora de elegir los platillos para sus comensales.
Sin duda, este es un espacio rodeado por la historia, un pequeño oasis en medio de nuestra gran ciudad que vale la pena conocer y visitar de forma frecuente, ya sea asistiendo a las actividades del Instituto Mora, celebrando una ceremonia religiosa en el Templo de San Juan Evangelista, o adquiriendo uno de los muchos productos gastronómicos que podemos encontrar en el Monasterio de Predicadoras Dominicas. O simplemente tomarnos unos minutos para descansar, relajarnos en la plaza y ver el tiempo pasar, sin las presiones de la vida cotidiana, disfrutando la belleza que los rincones de nuestra ciudad nos brinda, sin tener que ir muy lejos.