La innovación, condición para la evolución.
Por: DOCTORA MARISA RAMOS ABASCAL
Investigadora y catedrática
Universidad Anáhuac México mramos@anahuac.mx
LA INCONFORMIDAD DEL SER HUMANO ES ENTRE OTROS UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS QUE NOS HA IMPULSADO A CONSTRUIR LAS DIVERSAS CIVILIZACIONES, LA INNOVACIÓN ES CONDICIÓN PARA LA EVOLUCIÓN; ASÍ ES COMO NUESTRA ESPECIE A DIFERENCIA DE LOS DEMÁS SERES VIVOS SOFISTICAMOS NUESTRA DIETA, DÍA TRAS DÍA, GENERACIÓN TRAS GENERACIÓN, EN UNA BÚSQUEDA -HABRÁ QUE RECONOCER- MÁS HEDÓNICA QUE NUTRICIA.
Sinn embargo, hay hechos disruptivos, audacias del ingenio que han transformado el acto de alimentarse, acciones significativas encaminadas a satisfacer apetito que bien vale la pena rememorar.
Algunas de las innovaciones más significativas tienen la particularidad de haber surgido como una solución para resolver circunstancias similares, ideas producto de conclusiones universales que cambiaron para siempre nuestra forma de comer, desenlaces análogos manifestados en distintos espacios geográficos, en distintas épocas y por grupos sociales distantes.
El primero, cuando el ser humano usó su libre albedrío para elegir qué comer, buscando deliberadamente lo que le place sobre lo que le nutre, el inicio de un vertiginoso viaje en la búsqueda infinita por mejores sabores, transformando el ingrediente como lo ofrece la naturaleza, para qué a través de alguna intervención, por mínima que sea, ese ingrediente se transforme en un producto cocinado. Cocinar nos hizo humanos, dice Faustino Cordon.
Sí, el hombre cocinó mucho incluso antes de capturar el fuego que se calcula hace unos 130,000 años aproximadamente, pues transformar el alimento no requiere siempre del fuego, tal vez el encuentro con este se pudo dar a partir de un bosque incendiado o un rayo en un arbusto, encontramos la forma de acotarlo resguardarlo entre círculos de piedras y alimentarlo para evitar su extinción, pues la incapacidad de crearlo obligó a preservarlo e incluso venerarlo, nueve siglos antes de Cristo ya el zoroastrismo lo procuraba en templos en la antigua Persia. El fuego no solo nos brindó la oportunidad de hacer más fácil el proceso de conservación y digestión, creando lapsos de tiempo libre para olvidarse de la preocupación de buscar y consumir comida, el fuego también nos dio la posibilidad de calentarnos en las noches, iluminar las horas oscuras, protegernos de bestias hambrientas e iniciar un camino de cambios anatómicos que nos distinguirían para siempre de otros homínidos, cocinar también influyó en la ingesta de nutrientes que ayudaron a desarrollar el cerebro y consecuentemente los procesos cognitivos.
Aclarando que estos momentos clave de innovación en la alimentación humana no han sido acomodados de manera cronológica, pues hay excepciones, hechos extraordinarios que se escapan aislados que pondrían en duda el real y verdadero orden cronológico; destacamos entre estos hechos el que ante la necesidad de hacer digerible lo indigerible, se trituraran granos entre dos rocas, hasta que una cede y se forma por insistencia un cuenco, así la humanidad casi de manera fortuita diseña los morteros, hecho que se sitúa más o menos apenas 12,000 años atrás.
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