La bella ciudad de Puebla de los Ángeles es la cuna culinaria de algunos de los platillos más exquisitos de México. Sin embargo, el mole, los chiles en nogada y las chalupas comparten algo en común: la mejor manera de servirlos es en una vajilla de talavera poblana.
Desde hace 400 años, gastronomía y alfarería se han combinado en las mesas y cocinas de todo el país dando vida a la famosa talavera mexicana, la cerámica que se ha utilizado en la fabricación de utensilios, vajillas y ornamentos.
Antecedentes de la talavera poblana
El hoy estado de Puebla fue anteriormente territorio de los cholutecas, tlaxcaltecas y mixtecos, y uno de los centros alfareros más importantes del continente. Ahí se producía la “loza colorada” que se empleaba como utensilio de uso diario y con fines religiosos.
Después de la conquista española, los artesanos europeos introdujeron en el continente la producción de la cerámica de mayólica, quienes a su vez la aprendieron de los musulmanes en la antigua península de Al-Ándalus.
La disponibilidad previa de materiales de alfarería en Puebla facilitó el establecimiento de grupos de artesanos provenientes de los talleres de Talavera de la Reina y, con el paso de los años, se transformaría en el centro de producción alfarero más importante de la Nueva España.
A mediados del siglo XVII, los gremios alfareros homologaron la producción de talavera poblana mediante los siguientes lineamientos:
- Uso de azul cobalto y estaño para una mejor textura.
- Firma para garantizar originalidad de las piezas.
- Niveles de calidad, desde uso diario hasta loza fina.
- Inspecciones anuales.
Para el siglo XVIII, la popularidad de la talavera mexicana era tal que llegó a comerciarse en Guatemala, Santo Domingo y Venezuela.
La talavera y su denominación de origen
Por tratarse de una de las piezas de artesanía más deseadas del país, la talavera cuenta con denominación de origen, un reconocimiento que otorga el estado mexicano a los productos originarios de una región geográfica específica y cuya calidad se debe a la misma.
En otras palabras, la denominación de origen es la ratificación de los elementos y condiciones que garantizan la producción de un producto autóctono, único en el mundo, y de una larga historia y tradición.
México cuenta con 14 productos con denominación de origen, como el arroz de Morelos, los cafés de Chiapas y Veracruz, el tequila de Jalisco y, desde luego, la talavera poblana.
La denominación de origen de la talavera mexicana ampara a toda aquella que se fabrica en los municipios de San Pablo del Monte, Atlixco, Puebla, Cholula y Tecali de Herrera.
Aunque la talavera se emplea en utensilios de cocina, floreros y figuras decorativas, también se puede encontrar como decoración de las fachadas de edificios en las ciudades de Puebla o México. Sin embargo, el mejor uso que se le puede dar a esta bella cerámica es para servir los platillos tradicionales de la gastronomía de México.